9. La aldea Arkadia

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Aquellas mañanas eran bastantes frías, días muy soleados y sin muchas nubes pero frías al fin y al cabo; eso podría deberse a la época del año o por la cercanía que teníamos con el mar.

Por esa razón, lo más normal era amanecer acurrucado sobe sí mismo o abrazando mucho el cobertor o la almohada; pero esa mañana, lo que estaba a mi lado, no era nada de lo anterior pues tenía más volumen, más peso y estaba sujetándose de mi brazo derecho.

Al despertar por la luz del exterior y abrir los ojos, pude ver a una chica muy hermosa. Era Apaya aun dormida, sujetada a mi brazo y con su cuerpo en general muy pegado al mío. Parecía que estaba en completa paz, su respiración era casi inaudible, su cabello suelto le cubría muy grácilmente su cabeza y podía sentir su calor por la sola cercanía.

Podía sentir mi propio corazón latir por el solo hecho de verla, de esa forma, tan cerca de mí. Esos latidos eran propios debido a la gran felicidad que sentía a su lado y dibujaban una pequeña sonrisa en mi rostro. No tenía ganas de despertarla, no quería perturbar esa paz o sacarla de la placidez de sus sueños.

Sin duda, era agradable la idea de despertar cada mañana así.

Pero el momento no duró mucho precisamente pues, luego de algunos minutos, ella abrió los ojos; siendo yo lo primero que vio esa mañana. Por supuesto, hubo una clara reacción de sorpresa, aunque no violenta, más bien, una que complementó el momento. Apaya se sorprendió un poco y luego me sonrió poniéndose un tanto roja.

-Buenos días...- me dijo ella tranquilamente.

-Buenos días, Apaya.

Y después no dijimos nada más por un buen rato, tan solo nos limitamos a vernos a los ojos. Desde mi punto de vista, sus ojos eran bastante hipnóticos y no podía dejar de verlos; quizá era igual para ella, pero no podía afirmarlo con seguridad. Además de que era bastante cómodo e intimo el estar compartiendo calor debajo del cobertor.

-D-Deberíamos... levantarnos.- me dijo por fin.

-Sí... por supuesto, ¿tienes... hambre?- ella ríe cuando se lo digo.

-Sí.

-Perfecto, puedo prepararte algo.

Pasó un buen rato antes de que Apaya saliera del interior del rancho, pues comenzaría a vestirse y peinarse como todos los días; mientras que yo comenzaría a cocinar algo afuera. Luego de pedirle permiso al granjero, utilicé la cacerola que estaba próxima a la entrada y ahí comencé a cocinar un poco de Arroz frito especiado con un par de ingredientes que ya tenía empacados; arroz de Hyrule, mantequilla de cabra y especias Goron.

Hace ya algún buen rato que había amanecido, pues el sol ya estaba más arriba del mar. El cielo estaba casi despejado, pero corría un fuerte viento del oeste y eso provocaba el frio.

Al poco rato, Apaya salió del rancho ya vestida y peinada, y aunque sigo pensando que su cabello es un tanto gracioso, me gusta verla así; pero no puedo negar que su otro aspecto también me atrae.

Al salir, ella se le quedo viendo al horizonte, a aquella área donde estaba el mar Akkala. Y aunque no podía verse mucho de aquel mar, debido a la zona para caballos, ella se veía muy maravillada mientras caminaba hacia mí.

-Este arroz ya se coció.- dije al dejar de verla y fijarme en la cacerola.

-Huele muy bien.- dijo mientras sonreía y se sentaba en un banquillo junto al mío.

-Y espera a probarlo.

Le serví una ración del arroz en un plato y otra para mí. Ella lo tomó, dio gracias a Hylia por la comida y le dio un bocado, reaccionando gustosamente al sabor.

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora