BTT

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Qué pasaría si...

~•Hace mucho tiempo•~

Era un día como cualquier otro, (T/n) o mejor conocida cómo La Orden del Temple estaba en el campo pero algo llamó rápido su atención,y ese algo era una escena que parecía sacada de Romeo y Julieta.

¿Por qué digo que sacada de Romeo y Julieta?

Bueno, es porque arriba de un balcón estaba “una niña” rubia (muy bonita, incluso más que ella) mientras debajo del mismo se encontraban dos niños uno tenía el cabello platinado y sus ojos eran de una color rojo, mientras que el segundo era castaño y de ojos verdes; al parecer los dos niños estaban tratando de conquistar a la niña rubia.

(T/n) no entendía porqué los niños le estaban dando regalos a la niña rubia, es decir, ¿Por qué regalarle flores que después se marchitarían? ¡No tenía sentido! Sus “hermanos” le enseñaron que el corazón de una mujer era débil, era muy frágil y los hombres tratarían de herirla. Era una completa estupidez.

¡(T/n)! ¡Es hora de irnos! — gritó el Maestre llamando la atención de la pequeña.

— Maestre... ¿Por qué no puedo recibir Flores? — preguntó en un susurro cuando el maestre llegó a su lado mientras seguía viendo a los niños de forma fija.

— Porque no las necesitas, solo necesitas tu espada y al señor. Se nos ha encomendado una misión y tenemos que sacrificar cosas para ello. — y con esa respuesta dió por terminada la conversación. Tal vez el maestre tenía razón, ella no necesitaba eso, no necesitaba que la amaran, solo necesitaba el amor del Señor... O eso creía...

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Ya habían pasado varios años, (T/n) regresaba de una cruzada, el maestre le dijo que por su arduo trabajo podía descansar un tiempo y que él se encargaría de el resto de la misión. Ella estaba por la ciudad, para ser más específico en las afueras Francia, las personas le veían desconfiada mente, es decir, nunca habían visto de cerca a un caballero templario por esos rumbos.
Ella solamente seguía caminando, la verdad sólo quería llegar a una posada y descansar. Pero, sus planes se vieron arruinados ya que una chica rubia se interpuso en su camino.

— Espero que no estés aquí para empezar a cazar herejes de nuevo, mi casa es un lugar devoto — dijo la rubia mientras la miraba con el seño fruncido.

— No se preocupe señorita, mi intención no es esa — respondió la chica, (T/n) no tenía la voz más dulce del mundo cuando quería hablar de manera seria, podría ser un poco masculina...

— ¿S-Señorita? — Francia se preguntó a sí mismo... Sí, tal vez su ropa era algo fina y delicada, sí, tal vez su cabello estaba mejor cuidado que el de las doncellas mejor posicionadas de su casa, ¡pero eso no significaba que era una chica!

¡Kesesesesese~! ¡Sí señorita, no debe preocuparse por nada! — comentó con burla un albino.

— Aveces pienso que deberías cambiar tu forma de vestir Francia... — dijo un castaño.

Ella instintivamente volteó a ver a los recién llegados, no quería relacionarse con ninguna persona, así que optó por irse de ese lugar.

— ¡Ah! ¡Espera! No creo que debas entrar así en este territorio, recientemente el jefe de la señorita está muy al pendiente de los cabellos templarios cómo tú, lo mejor es llevarte a otro lugar... — advirtió el albino.

— ¡Deja de llamarme señorita! ¡Hermano mayor Francia se siente muy ofendido por eso! — lloriqueó el francés.

— N-No creo que eso sea una buena idea — dijo nerviosamente la chica.

— Vamos! No será tan malo. — el castaño tomó su brazo y la guío.

— Esperen! — exclamó mientras era arrastrada por el trío.

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— Ja! ¡Que buenos recuerdos! — dijo el español

— Sí, ella era muy tímida — asintió repetidas veces el francés con una sonrisa.

— Es una pena que ya no esté aquí para ver el jardín repleto de flores para ella, aun que conociéndola nos hubiera dicho que no las necesitaba kesesese~ — mencionó el albino.

La Orden de los caballeros templarios vió su fin años más tarde, su último maestre fue ejecutado en Francia.

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