Capitulo 2: Elizabeth

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*Contado desde el punto de vista de Elizabeth*

-"Papá, perdóname, te juro que no te había oído".

Elizabeth, qué listilla eres. Sé que mi padre no me reñirá por ignorarle, pero estaba tan cómoda en el agua, tan calentita y en mi mundo, que no quería que me molestaran. Sin embargo, hace rato que siento una presencia que no es de nadie que yo conozca, de hecho es de alguien contrario, alguien más oscuro y parece que me estaba espiando. Me sonrojo. Dios mio, ¿Me habrá visto desnuda? ¡Qué vergüenza! Miro hacia el árbol en el que parece que ha estado alguien mientras mi padre se acerca.
Mi padre nota enseguida que estoy preocupada por algo.

-"Elizabeth,¿ te encuentras bien?"
-"Eh? Si, si... perdona papi, ¿Qué decías?"
-"Decia que te vistas rápido, ya sabes que hoy es el cumpleaños de tu madre y vamos a llegar tarde, lo cual no es digno de una princesa".
-" Ahora mismo voy".

Me visto rápidamente con mis mallas negras, mi vestido blanco y mis botas ( vaya, quizá debería renovar mi armario) y me agarro a mi padre. Me gusta mucho dar paseos con mi padre, él es el único que me entiende, ya que su personalidad es igual a la mia. Mi madre sólo quiere guerras y masacrar a gente y eso a mí no me va. He tratado de convencerla de que no haga esas cosas, pero ella es la que manda en el Clan y hay que cumplir a rajatabla. Mientras iba pensando en mis cosas, me ha parecido ver algo o alguien por el rabillo del ojo, pero he ladeado la cabeza y no le he dado importancia. Últimamente duermo muy poco. Estoy nerviosa por mi boda, ya que a mi madre se le ha ocurrido la maravillosa idea de casarme con el Arcángel Mael. No me cae mal, de hecho, somos buenos amigos, pero nunca lo he visto como un marido. Los matrimonios concertados son otra cosa que detesto pero claro, no puedo protestar a la gran Reina. Aunque sólo faltan un par de meses para el gran día, estoy demasiado nerviosa y por eso cuando se me presenta la ocasión, me escapo al lago en el que me baño y me olvido un rato de todo lo que se me viene encima. De repente, sin venir a cuento, mi padre se pone en alerta.

-"¿ Qué ocurre, Papá?".
-" Huele a Demonio desde hace un rato, creo que alguien te ha estado espiando".

¡Oh no! Mis sospechas han sido confirmadas. Ahora que lo pienso, ¿desde cuándo los Demonios espían a las Diosas? Que yo sepa, actúan sin pensar, matan porque les da la gana. Parece que hay un mirón en el Clan. Seguramente, os preguntaréis qué pienso de ese Clan.

Sorprendentemente, no los odio, aún habiendo matado a muchos de los nuestros. Siento total indiferencia. Yo no participo en las misiones, soy una simple curandera ( bueno, más bien, tengo el rango de Healer Suprema, soy la Jefa de esa orden), pero no me gusta ver heridos, me cabrea. Pero no porque el Clan de los Demonios tenga la culpa, sino porque todos la tenemos en verdad. Si uno no provoca al otro, no pasa nada. Pero si mi Madre entra en acción, eso ya es otra historia.

Me agarro de mi Padre e intentamos salir de allí a toda prisa. Mi padre es el que intenta evitar a toda costa enfrentarse a alguien sin necesidad. Mientras volábamos, me ha parecido ver a alguien rubio, pero rápidamente, cambio la mirada hacia el frente.

-"No te preocupes cariño, sea quien fuere no nos sigue, ni parece que tenga intención de hacernos algo. Pero quiero advertirte algo, será mejor que no vuelvas por esta zona, podría ser peligroso".

Genial, mi época de escapadas se ha terminado, voy a tener que lidiar con mi nerviosismo de otra manera sin salir de casa. La princesa encerrada en su torre, parece casi un cuento. Suspiro profundamente e intento pensar en el vestuario que me pondré para el cumpleaños de mi madre, mientras sonrió a mi padre.

Seguro que mi día se pone aún más interesante. Cuando algo raro pasa conmigo, siempre va seguido de algo malo, espero equivocarme.

*Nanatsu No Taizai : El preludio de una tragedia* (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora