*Nanatsu No Taizai : El preludio de una tragedia* (Libro I)

Capítulo 25: Stigma

*Elizabeth*

Mientras observo cómo Merlín experimenta con un hada del Clan, me paro a pensar en lo que se avecina. No puedo ignorar el hecho de que tenemos que luchar contra el Clan de los Demonios. Mi madre me tiene harta, en serio.

Sariel: Ey, Eli, ¿En qué piensas?
Yo: Que no quiero luchar, Sariel, es una pérdida de tiempo.
Sariel: Me dijeron que el otro día, Meliodas se rindió ante tu poder, ¿Es cierto?
Yo: Fue una retirada, no una rendición. Meliodas no es tonto, Sariel.
Sariel: Ni que lo conocieras...

Le miro fijamente y entonces su cara cambia rápidamente de felicidad a espanto.

Sariel: Oye Eli, no me digas que tú y Meliodas...
Yo: Somos amigos.
Sariel: ¿Estás compinchada con ese enano?
Yo: Y con Gloxinia y Drole...
Sariel: ¿Cómo? Entonces eres...una traidora!!!!
Yo: No te alteres, no me voy a poner de ningún bando, tranquilo.
Sariel:¿ Y Meliodas de qué bando está?
Yo: Meliodas está conmigo. Con eso vale.
Sariel: ¿Has colado a un Demonio, que por cierto, es el Líder del grupo enemigo y príncipe heredero del Clan de los demonios, en nuestro grupo?
Yo: Si.

Sariel me mira. Por fuera estoy seria, pero por dentro estoy muy asustada, porque le acabo de confesar un gran secreto sin vacilar. Pero entonces, se parte de risa. En mi cara.

Sariel: Oh Dios mío, Eli, como tu padre se entere, ya la tenemos hecha.
Yo: Me da más miedo Ludociel que mi padre.
Sariel: No te preocupes, no le diré nada. Pero se acabará enterando, tarde o temprano.

El grupo Stigma se inventó para dar lucha a los 10 Mandamientos, que sería como un equivalente. Lo dirige el propio Ludociel, junto con Sariel y Tarmiel. Yo también estoy en el grupo, al igual que el Rey Gloxinia de las Hadas y el Rey Drole de los Gigantes. Mael digamos que es más independiente ahora y sólo se mete cuando es necesario, ya que es más poderoso que Ludociel actualmente.

Merlín: Elizabeth, necesito tu ayuda.
Yo: Voyyyy
Sariel: Eso otra, encima escondemos a la niña que engañó a la Reina. ¿Hay algo más que quieras contar o...?
Yo: Deja de agobiarte. No es para tanto.

Acompaño a Merlín hasta su zona de experimentación y veo que tiene maniatada al hada objeto de experimentación.

Yo: Pero bueno, Merlín, deja a la pobre hada. Está muy asustada.
Merlín: No te preocupes, no la he atado demasiado fuerte...
Yo: No lo digo por eso. Seguro que te ayuda sin falta de hacer eso.
Merlín: Sólo era para saber si existe el polvo de hadas... creía que salía de las alas, pero me equivocaba.

Por dios, está niña puede llegar a ser muy cruel...

Merlín: Sé lo que estás pensando. Crees que no tengo sentimientos, ¿Verdad? Pues efectivamente. Sólo vivo para y por el conocimiento.
Yo: Eso es...muy triste...

Me mira con cara de sorpresa, pero vuelve a su trabajo. ¿Cómo una niña tan pequeña puede ser así?

Yo: ¿Para qué me necesitabas?
Merlín: Para que le cures el brazo. Creo que se lo he torcido al atarla.

Pero bueno...

Yo: Se ha acabado Merlín, a partir de ahora pienso educarte en valores. No puede ser que trates así a la gente!
Merlín: Haz lo que quieras. Pienso ir a mi bola.
Yo: Seguro que a tu padre no le haría tanta gracia...

Oh, oh, me he pasado.

Merlín: Mi padre era igual que yo, no tenía sentimientos. Me he criado entre cacharritos de experimentación, ¿Qué esperabas? A una niña dulce y buena que complaciese a todo el mundo? Pues lo siento, yo no soy una niñata, por mucho aspecto de enana que tenga.

Ahí ha acertado. Me ha caído como un balde de agua fría, pero tiene razón. No en vano ella ha sido la niña que ha engañado a dos de los Clanes más poderosos.

Yo: Vale, pero...desatala, por favor.

Merlín desata al hada y está se pone a llorar. Lo que me faltaba, un trauma emocional. La curo y le digo que se tranquilice, que Merlín no tiene tacto, pero que sabe lo que hace.

Me voy del lugar mientras oigo como Merlín le ofrece un asiento al hada para preguntarle la cosas con menos saña. Gracias al cielo que ha recapacitado.

Gloxinia: ¿Ejem...Elizabeth? Tienes visita.
Yo: ¿Visita...?

Miro a lo lejos y veo cabello rubio. Mi corazón palpita a mil por hora y me pongo colorada. Tiemblo como una hoja, soy una idiota enamorada.

Yo: Hola, Meliodas.
Meliodas: ¿Podemos hablar a solas?

A solas...no es que me centre mucho cuando estamos a solas pero acepto igualmente.

Nos vamos a un lugar apartado dentro del bosque para que nadie nos moleste.

Yo: Tú dirás...
Meliodas: Mi padre va a declarar la guerra, inminentemente. Y eso significa que tengo que fingir un poco más dentro del Clan. No sé cuánto aguantaré.
Yo: Meliodas...
Meliodas: Mi padre ha encerrado a Gowther sólo porque el muy imbécil le ha dicho en la cara que no tiene intención de luchar. Es un maldito bocazas. Me ha pedido que proteja a la enana, pero no puedo, tienes que ser tú quien la esconda. No quiero más problemas.
Yo: Está bien, lo haré. No te preocupes, todo saldrá bien.

Me mira y me sonríe con esa sonrisa de lado que hace que mi corazón salga de mi pecho directamente. Estoy un poco asustada y creo que me lo nota en la cara.

Meliodas: Eli...tranquila. Yo te protegeré. Te quiero, no pienso traicionarte. Si todo sale bien, huiremos juntos con la enana y viviremos en paz en algún lugar.

Meliodas y yo tenemos planeado el huir juntos a un sitio donde nunca nos encuentren, junto con Merlín. Digamos que es como que queremos formar una familia, algo así. Pero la idea es sólo eso, una idea. No sé dónde vamos a poder ir. Pero veo a Meliodas demasiado tranquilo en ese aspecto. Parece que sabe más que yo.
Se acerca a mí y me coge de la barbilla. Yo me tiro en sus brazos, porque necesito algo de cariño ahora mismo. Me acaricia el pelo y me besa en la oreja.

Yo:¿ Podremos al fin ser felices, sin guerras y sin cosas crueles a nuestro alrededor?
Meliodas: Te lo juro, mi amor. No voy a descansar hasta que así sea.

Pero las promesas a veces, se rompen involuntariamente. Y por desgracia, eso fue lo que nos pasó a Meliodas y a mí.