*Nanatsu No Taizai : El preludio de una tragedia* (Libro I)

Capítulo 23: La misión

*Merlín*

Estoy tan emocionada que me la sopla un rato que Meliodas se esté burlando, riéndose a cada rato. Voy a ver a los 10 Mandamientos, eso es lo mejor que me va a pasar en mi vida. He leído que son los 10 soldados de Élite del Rey Demonio y que sus poderes son prodigiosos. Aunque es irónico que los 10 Mandamientos sean algo malo y no bueno. Parece que vivimos en el mundo al revés.

Meliodas: Hemos llegado los primeros. Ahora tengo que esconderte.
Gowther: Yo he llegado primero, no te equivoques Meliodas.
Meliodas: Ah, hola Gowther.

Vaya...parece que a Meliodas no le molesta que Gowther lo trate de tú. Elizabeth le está haciendo perder la poca maldad que le queda.

Yo: Maestro, deberíais respetar al señor Meliodas. No en vano, él es vuestro Líder y vuestro príncipe.

Gowther se me queda mirando, asombrado por lo que acabo de decir, igual que Meliodas.

Meliodas: Anda...¿Has visto eso? Ahora la enana me respeta.
Merlín: No he dicho que yo lo haga, he dicho que ÉL debe hacerlo.

Meliodas frunce la nariz.

Meliodas: Al menos podrías tratarme como...tu capitán o algo así. Sigo siendo superior a tí aunque tengas todas las bendiciones del mundo.

Capitán...no suena mal del todo.

Yo: Está bien... capitán.

Meliodas me dedica una sonrisa y se dedica a buscarme un escondite.

Gowther: Señorita Merlín, recuerde desactivar su poder mágico, si no, es probable que la perciban.
Yo: Ya lo hice nada más llegar.
Gowther: Pues claro que sí, no se le escapa una jajajajajajaja.
Meliodas: He encontrado el sitio perfecto.

Miro hacia Meliodas y lo sigo. Es una especie de arbustos que tienen forma como de burbuja y tiene un hueco para meterme dentro. Lo hago y me cubro bien. Estoy sentada dentro y entonces hago aparecer mi cuaderno y mi lápiz. Un pequeño hechizo no hace daño a nadie. Entonces siento un escalofrío en la espalda. Son ellos, seguro. Es un poder inmenso. No tanto como el del capitán, pero no es para nada infravalorable.

Meliodas: Ah, Zeldris. Hola.
Zeldris: Ey.

Zeldris de la Piedad. El ejecutor. Su poder es anular la voluntad y hacerlos sus siervos. Buena habilidad para tomar reinos, pero una nimiedad para mí.
Luego llegan dos más.

Meliodas: Monspeet, Derieri.

Aaaa, la parejita feliz. Monspeet siempre va con Derieri como su perrito faldero. Hasta un Demonio tiene sentimientos, como que tienen 7 corazones.
Derieri tiene una manía de pegar a la gente. Debe ser un fetiche o algo. Qué poca paciencia. Monspeet es más calmado y razonable, menos cuando intentas meterte con la rubia, ahí ya puedes echarte a correr.

Meliodas: ¿Y los demás?
Zeldris: No creo que vengan, ya sabes que están a su bola.
Melascula: Zeldris, querido, no des cosas por sentado. Lo siento, estaba comiendo, no me di cuenta de la hora.

Melascula de la fe. Cara de niña buena. Monstruo por dentro. De ésta sí que no te puedes fiar lo más mínimo. Cuando te das cuenta, ya te ha comido el alma. Asqueroso, pero efectivo.

Meliodas: Muy bien, pues si no va a venir nadie más... vayamos directamente al grano...Su Majestad el Rey quiere que encontremos al Rey Hada, Gloxinia para hacer que se rinda y se una a nuestra causa. No quiero que nadie ataque a nadie. Primero a las buenas...si no...ya sabéis lo que hay...

Así que la misión es básicamente, apoderarse de los Clanes. Porque ya me dirás tú cómo se van a enfrentar a estos soldados de Élite. Se ponen en marcha, pero yo sigo escondida. No sé en qué momento podré salir, porque no me quiero perder detalle, pero en fin...
Gowther está el último en la fila y mira hacia atrás para indicarme el cuándo y el dónde, para que simplemente me desaparezca y aparezca en el momento justo. Lanza un hechizo de anulación de percepción para que yo pueda hacer lo mío sin que me pillen.

Zeldris: Gowther, ¿Qué haces?
Gowther: Estaba probando un hechizo nuevo jejeje. Ya sabéis lo raro que soy. Mis disculpas, alteza.

Me he aparecido en un árbol de la entrada principal al Reino de las Hadas. Huele a azúcar por todas partes. Es...agradable. Me recuerda a algo...
Entonces, aparece Gloxinia de la nada. Él es el Rey de las Hadas, elegido por el propio árbol sagrado, como tantos otros Reyes y Reinas. Tiene su lanza espiritual Basquias junto a él.

Gloxinia: ¿Qué estáis haciendo aquí? Largaos inmediatamente!
Meliodas: Majestad...venimos por las buenas...
Gloxinia: No me hagas reír Meliodas. Venís a conquistar mi Reino. No pienso permitirlo. Sea lo que sea que queréis es un no rotundo.

No se puede ser más testarudo...tienes ante tí a la Élite del Rey Demonio. Cállate la boca y sigueles la corriente.
Derieri se pone fiera pero Meliodas llama a la calma extendiendo un brazo.

Meliodas: Gloxinia, hagamos esto por las buenas.
Gloxinia: Lanza espiritual Basquias...

Gloxinia no razona y lanza un ataque con su lanza espiritual al propio Meliodas, quien lo esquiva sin problemas. Ya la ha liado. Derieri se lanza hacia él, pero está dentro de un escudo y se pone a darle golpes, uno tras otro.

Monspeet: Derieriiii. Paraaa.

Los soldados féericos aparecen para proteger a su Rey y entonces, sucumbe el caos. Todos empiezan a luchar...menos Meliodas y mi Maestro.

Meliodas: Ya basta, panda de imbéciles!!!

Todo miran hacia él y se asustan un poquillo. Hasta yo he sentido el poder de Meliodas. Se ha transformado y ahora está en su Modo Asalto.

Meliodas: Rey Gloxinia, rindete, no tienes escapatoria. En serio, no me hagas hacerlo por las malas.

Una luz celestial ilumina todo el bosque. Hace bastante calor ahora. Meliodas frunce el ceño, decepcionado.
Huele bien. Es algo femenino, divino, acorde a lo celestial. La alegría se apodera de los presentes. Es como una guía, un espíritu bueno que te calma el alma y el corazón.
Sí, la princesa Elizabeth hace acto de presencia. No me lo esperaba para nada. Qué interesante.

Elizabeth: Debería darte vergüenza el enfrentarte con rivales que no son acordes a tu nivel de poder. Largaos ahora mismo. No me hagáis enfadar, os lo advierto.

Melascula sonríe despiadadamente y se acerca a ella.

Melascula: ¿Y quién es esta delicia?
Eli: Soy Elizabeth, hija de la Deidad Suprema, Princesa heredera y apóstol de las Diosas. No te conviene meterte conmigo.
Meliodas: Melascula, aparta.

Melascula mira a Meliodas con cara de indignación, pero le hace caso.

Zeldris: No nos iremos, maldita diosucha. Ya que estás aquí, podríamos quedarnos con tu cabeza. Ahora te vas a enterar.
Eli: ¡¡¡Omega Ark!!!

Tres arks aparecen de la nada, formando precisamente la letra Omega y se juntan en uno solo, creando un Ark gigantesco, algo que nunca había visto. Ni siquiera estoy demasiado cerca, pero su luz me deja medio ciega. Casi no puedo abrir los ojos. Oigo voces, pero no se distingue nada, hasta que el hechizo acaba. Cuando miro hacia la zona, veo que los Mandamientos están en el suelo, inconscientes...menos Meliodas y mi Maestro.

Eli: Meliodas, vete, por favor. Ya. Y llévate a esos idiotas.
Gloxinia: Tener que fingir que soy tu enemigo, no me gusta un pelo. Pero si Eli confía en tí, yo también. Si tu Padre se entera de que eres nuestro aliado, creariamos un caos.
Meliodas: Sí, ya sé. Gowther, llévatelos e intenta ser lo más convincente posible con mi padre.
Gowther: ¿Y qué pasa con la señorita Merlín?
Merlín: Eres un tramposo, Meliodas.¿ O sea que estabais fingiendo? ¿Los cuatro?
Eli: Obviamente. Ya sabíamos que venían. Meliodas me lo contó todo antes de que vinieses a hablar conmigo.
Merlín: ¿Y por qué no me lo dijisteis?
Eli: Si llegamos a decírtelo, no te hubieses divertido nada, ¿a que no?

Pues sí. Tiene razón. Menuda actuación. Digna de premio. Sonrío pícaramente y Eli suelta una carcajada.

Meliodas: Bueno Merlín, nos vamos. Te quedas a cargo de Eli y Gloxinia. No puedo llevarte de vuelta a casa conmigo, dejemos que las cosas se calmen. Vámonos Gowther.
Gowther: Sí, señor. Hasta pronto, señorita Merlín, practique mucho, aquí tiene mucho espacio y no tiene de qué preocuparse con su magia. Eli le ayudará a controlarse.

Me quedo en el Bosque de las Hadas. Es agradable cambiar de ambiente de vez en cuando. Meliodas y Gowther desaparecen y yo suspiro, dejándome caer hacia atrás, sobre la suave hierba y cierro los ojos.

Qué agradable sensación...