Capitulo 38: Guerra (II)

464 41 21
                                    

*Elizabeth*

Me tiemblan las piernas. ¿Por qué ha tenido que pasar todo esto? Ahora sí que la hemos hecho buena. Mi madre la Deidad Suprema y el padre de Meliodas el Rey Demonio han venido hasta la Tierra. Esto es grave. Dos entes como ellos no se molestarían en moverse por algo tonto. Tengo miedo, pero veo que Meliodas está muy seguro de sí mismo. Me coge de la mano y me mira, para transmitirme confianza. Yo cierro los ojos y trato de respirar con calma y le aprieto la mano. Nos acercamos a ellos. Nos quedamos a cierta distancia. Mi madre es tan grandiosa que no se le ve la cara. No hace falta, su postura me indica que está cabreada hasta la médula. El padre de Meliodas parece hasta más tranquilo, así que no sé qué pensar.

Luci: Vaya, hijo... así que al final has decidido traicionarme. Mira que eres patético. No sabes el enfado que tienen todos ahí abajo.
Meliodas: Me importa una mierda, vejestorio.

Le miro alarmada. Le acaba de insultar y no es precisamente una buena situación.

Luci: Este vejestorio lleva reinando desde que el mundo es mundo con mucho aplomo, deja de comportarte como un niñato y sé el Líder que eras, hijo. Sabes que no te conviene enfadarme.
DS: No te molestes, Demonio,no te va a hacer caso. Lo mejor es que terminemos con esto de una vez.
Luci: No me digas lo que tengo que hacer, señorita María Magdalena.
DS: Idiota, sabes que no me llamo así, eres un cretino.
Luci: Tú también me caes mal, pero por una vez, podríamos ponernos de acuerdo en algo.

Miro de uno a otro. Si no fuese porque es imposible, sería como ver a un matrimonio senil. Meliodas también está algo sorprendido.

Meliodas: ¿Oye, estos de qué se conocen?
Eli: Ni idea...

Nuestros padres nos miran, antes siquiera de poder sacar alguna teoría descabellada y me entra un escalofrío.

DS: Elizabeth, dime niña, ¿Qué demonios se te ha pasado por la cabeza para enredarte con ese niñato?
Meliodas: Un respeto, señora. Soy mucho más maduro que usted.
DS: Tú te callas, nadie te ha dado vela en esto. Te has atrevido a seducir a mi hija, ¿Qué malas artes has usado? ¿Sabes lo que me va a costar casarla ahora?
Eli: Mamá, eres ridícula.

Meliodas abre los ojos como platos y me mira sorprendido para luego sonreír con malicia.

Eli: Yo no te importo lo más mínimo, sólo te preocupa tener más poder. Que sea feliz no te interesa, ¿Me equivoco?
DS: La felicidad no existe niña, que se te clave en esa cabeza.
Eli: Papá te dió los mejores años de tu vida.
DS: Tú padre era un cretino inútil que se dejó matar por estos desalmados. Los inútiles están mejor enterrados.
Eli: ¿Acaso no lo querías? No te atrevas a manchar su nombre!
DS: Nena, yo sólo me casé con tu padre porque necesitaba descendencia. Qué mala suerte que salieras tú.

Mi cara es un poema. Mi propia madre me odia.

DS: No te odio, cielo. Eres mi hija, has salido de mi vientre y esa relación era sólida...pero te has descarriado. Puedo ayudarte, ven a casa, te lo pido por las buenas.
Meliodas: No se va a ir contigo, maldita zorra degenerada.
Eli: Meliodas!

No me da tiempo a pararlo. Se lanza hacia ella para atacarla y mi madre le lanza un Ark. Ella es la más poderosa del Clan, así que me espero lo peor. Sin embargo, él lo esquiva y se vuelve a mi lado.

Meliodas: Creo que tu madre se ha enfadado.
Eli: No me digas! ¿Y quién tiene la culpa, tonto?
Meliodas: Eli, hablar con ellos es inútil. O hacemos algo o estamos muertos.
Eli: Nos matarán de todas maneras!
Meliodas: Al menos moriré a tu lado.
Luci: Oh, vaya, qué bonito, mi hijo es un blando. Tenías que salir a tu madre.

Meliodas mira a su padre con cierta duda.

Meliodas: Ahora que lo pienso...¿Dónde está?
Luci: ¿Tú madre? Pues...creo que la mate el otro día.

La cara de Meliodas pasa del asombro al enfado y no tarda ni dos segundos en lanzarse hacia su padre, lo que hace que yo me decida a enfrentarme a mi madre. A estos dos egoístas sólo les importan las guerras, que muera gente inocente les da mucho por dónde les cabe. Es alucinante. Pero yo dimito. Ya no pienso ser la chica buena. Se van a enterar.

Eli: Meliodas!! Al revés!!

Cambiamos las posiciones. Yo contra la oscuridad. Él contra la luz. La batalla final estalla.

*Meliodas vs DS*

Esa zorra inmunda. Ojalá se pudra.
Me lanzo hacia ella con mi espada y lanzo una serie de estocadas, que claramente, esquiva sin problema. Decido sacar mi máximo poder. Modo asalto. Se lo va a comer entero y sin vaselina.

DS: Ira Divinaaa!!!!

Oh mierda, todo menos eso. Una serie de sellos aparecen encima de la Deidad y surgen rayos de luz sin parar. Me defiendo cómo puedo pero es muy poderosa. Muerdo el polvo varias veces, pero no pienso rendirme. Aunque estoy ensangrentado y muy cansado, hago lo imposible para intentar noquearla, pero llega un punto en que veo que es imposible.

En ese preciso instante sé que voy a morir...y la idea no me gusta un pelo.

Estoy en el suelo, agarrado de Elizabeth. Los dos estamos completamente destrozados, en el límite, ya no hay nada que hacer. Ya no miro a esos dos egoístas, sólo a Elizabeth y me ahogo en sus preciosos ojos azules, ahora llenos de lágrimas y de miedo. Le aprieto la mano, para transmitirle confianza. Ojalá...pudiera...besarla, sentirla...por última vez...

La oscuridad se cierne sobre mí y pierdo el sentido.

*Elizabeth vs Lucifer (RD o DK)*

Me lanzo hacia el grandullón con toda la rabia contenida. Han estado jugando con nosotros, lo sabían todo y nosotros tan inocentes. Tiro Arks sin parar, incluso Omega Arks, pero ni de lejos soy tan poderosa como mi madre. Maldición, esto no puede estar pasando, no puede ser tan complicado, tienen que tener algún punto débil. Pero no hay tiempo para descubrirlo. Meliodas cae. Yo caigo. Pero nos levantamos hasta llegar al límite, físico y mental. Nuestros padres están bastante sorprendidos con nuestra determinación, e incluso, puedo llegar a ver algo de orgullo saliendo de sus ojos, además de un profundo rencor y decepción por lo que hemos hecho.
Me vale madres. Yo amo a Meliodas y lo amaré siempre. Si tenemos que morir juntos, que así sea.

Pero no todo es tan sencillo.

Ahora estoy en el suelo. Me duele todo y no puedo levantarme. Prácticamente no puedo mantener los ojos abiertos. Meliodas me mira y yo sólo puedo llorar de miedo. No por morir, sino porque quiero morir junto a él, que nuestras almas se vuelvan a encontrar, no quedarme sola. Pero mi madre es capaz de joderlo todo. Y no me equivocaba.

La oigo hablar conmigo. Cada palabra que suelta me horroriza y entonces me doy cuenta de lo que van a hacer. Meliodas cierra los ojos y sus corazones se van parando uno a uno. Yo empiezo a llorar. El amor de mi vida acaba de morir delante de mis ojos y lo peor es que no puedo hacer nada por evitar lo que está por venir. No sé si resistirá cuando se entere de todo. La tristeza da paso al cansancio y del cansancio a la rendición más absoluta. Siento cómo floto. Estoy fuera de mi cuerpo, como encerrada en una burbuja. Me doy cuenta de que estoy muerta. Y no siento a Meliodas. Algo me arrastra y me aleja y me dejo llevar, puesto que no puedo hacer otra cosa. Cierro los ojos y empiezo a rezar y a suplicar:

"Meliodas, mi amado Meliodas. Búscame, ayúdame, por favor, no quiero estar sola."

Abro los ojos...¿Quién...soy?

*Nanatsu No Taizai : El preludio de una tragedia* (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora