«Death Angel».-«Jimsu».#Wattys2019

열아홉 | 19

Especial de navidad 1/3

Se removió entre las sedosas sábanas de su cama, su mano se estiró a lo ancho y largo de esta, esperando encontrar algo con su toque.

Pero ese algo no estaba.

Soltó un grave gruñido y se irguió, dejando que la pesadez y el sueño se desvanecieran poco a poco.

Talló uno de sus ojos y recorrió con su mirada cada una de las esquinas de aquella habitación.

Vacía.

Se levantó con pesadez de su cálida cama, dirigiéndose a la sala del lugar.

–¿Jimin?.–habló con la voz un tanto alta para que pudiera ser escuchado en alguna otra habitación.

Nadie contestó.

Caminó por la cocina, sus pasos cada vez eran más rápidos. Con desespero buscó y abrió cada una de las habitaciones, gritó aquél nombre a cada paso que daba. Pero por más que lo hacía, por más que gritaba, no servía de nada.

Estaba solo.

–Mierda.–se dejó caer de rodillas al suelo mientras con sus manos cubría sus ojos que comenzaban a lagrimear.–¿Por qué? ¿Por qué te fuiste Jimin? ¿Por qué me dejaste solo?.

–¿Yoongi?.

Levantó su vista de inmediato, buscando con sus ojos aquella voz que le había llamado.–¿Jimin?.

–No.–dijo entrando a la sala donde se encontraba el chico pálido.–Soy yo, Taehyung...por Dios ¿Te pasa algo? ¿Qué sucede?.–pregunta preocupado.

El chico no responde, en cambio su llanto comienza a hacerse más fuerte, alarmando al de sonrisa cuadrada.–¡Hoseok! ¡Ven acá!.

El nombrado entró a pasos lentos.–¿Qué pasa Tae? ¿Por qué tantos gritos?.–se queja al entrar a la sala, pero las detiene al ver al pequeño chico en el suelo junto a su pareja.–¿Yoongi, qué tienes?.

El cuestionado no respondía, solo soltaba pequeños hipidos, haciendo a los otros chicos mirarlo con más preocupación que antes.

–Jimin...–dijo bajo.

–¿Jimin? ¿Qué pasa con Jimin?.–cuestionó el más alto de todos.

–Jimin...él y-ya no está...

–¿Ya no está? ¿Murió?.–preguntó el chico sol, recibiendo un golpe en la nuca por parte de su novio.–Yo sólo preguntaba.

–¿Qué quieres decir con que ya no está, Yoongi?.–preguntó el chico más calmado.

–Él se fué...se fué, Tae.–dijo con el llanto comenzando nuevamente, abrazándose a su amigo.

El chico comenzó a dejar suaves caricias sobre el cabello del pálido chico en un intento de reconfortarlo.–Tranquilo Yoongi, estoy seguro de que volverá.

–¿T-tú crees? ¿En serio lo crees Tae?.–preguntó con los ojos brillosos.

–Sí.–no.–Estoy muy seguro de que volverá.–dijo con una pequeña sonrisa.

–Yo también lo creo Yoongi.–dijo Hoseok con una sonrisa en su rostro.

El chico asintió no muy seguro, confiando en sus amigos.

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–¿Qué haremos?.–preguntó al cerrar la puerta de la habitación, en la cual el pequeño chico ya se encontraba dormido.

–¿Qué quieres decir con "qué haremos"?.–dijo molesto.–Obviamente le diremos a padre ahora que no tenemos al estorbo de Jimin aquí.–el chico contrario mordió su labio nerviosamente.–¿Qué? Tumael, no.

–Vamos Basasael, ya no quiero hacer esto.

–Te has encariñado del chico.–soltó un profundo suspiro.–Eso es justo lo que padre nos ordenó que no hiciéramos.–dijo.–Especificamente nos dijo que no sintieramos ningún tipo de afecto hacia ese ex-ángel-humano.

–Lo sé, pero...

–¡No! ¡Basta! Me niego, haremos lo que se nos ha ordenado, sin remordimientos.–dijo.–Somos demonios Tumael, se supone que no debemos tener ninguno de esos sentimientos.

–Pero no siempre lo fuimos...y yo ya no quiero serlo.

De nuevo un suspiro se escapó de los labios del demonio más bajo.–Ya sé...pero no podemos cambiarlo.

–Pero podemos intentarlo...cambiar nosotros.–dijo.–Vamos Basasael, no quiero que nada le pase a ese chico.

El nombrado apretó los labios, inseguro pero aún así aceptando al final.–Bien, no le diremos nada a padre. Debemos de impedir que lo sepa, aún queda poco menos de dos semanas.–dijo.–Sabes el riesgo que corremos al hacer esto ¿Cierto.–el chico asintió.–¿Aún así quieres hacer esto?.–otro asentimiento.–¿Estás seguro?.

–Lo estoy, Hoseok.–dijo con una sonrisa.–¿Tú lo estás?.

Tomó unos segundos en soltar una respuesta, poniendo nuevamente nervioso al otro.–Lo estoy, Taehyung.

Una sonrisa nuevamente se formó en sus labios.–Ya no hay marcha atrás.