열일곱 | 17

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–No puedes ir.

–¿Qué?.–preguntó sorprendido.–¿No puedo ir?.

–Exacto, no puedes.–respondió con los brazos cruzados a la altura de su pecho.–Te lo prohíbo.

Yoongi estaba confundido y molesto, más que nada, molesto. ¿Quién se creía aquél chico para darle órdenes, pero sobre todo, para prohibirle hacer algo?.

–Lo siento, pero tú no eres nadie para mandarme.–dijo.–Aquí tu único deber es cuidarme durante un mes. Y mi único deber es vivir normalmente hasta que encuentre el amor ¿No es así?.–tomó las llaves y su billetera de la pequeña mesa de centro y se dirigió a abrir la puerta de la entrada. Al abrirla, una mano sujeto su brazo, impidiéndole seguir.–Jimin, suéltame. No quiero enojarme contigo.

–Yoongi, te lo pido, no vayas con él.

–¿Por qué te molesta tanto el que vaya con Jackson?.–cuestionó.–Desde el día en el que lo conociste has estado actuando raro ¿Tanto es tu odio por ese chico? Ni siquiera lo conoces bien.

–No es que lo odie.–mordió su labio, lo odiaba demasiado.–Es solo que no me inspira confianza...no confío en él.

–Obviamente no lo haces.–dijo con ironía.–Si tan solo dejaras de lado esa actitud infantil tuya, estoy seguro de que no pensarías de esa manera. Ahora si me disculpas, tengo una cita.

–Yoongi, por favor escúchame.–suplicó como último recurso, logrando solamente la molestia de el pálido chico.

–¡Suéltame, joder! ¿¡Por qué no solo te desapareces y me dejas en paz de una jodida vez!?.–soltó con enojo.–Es mas, lárgate, no te necesito. Estaría jodidamente mejor sin tí.

Una mirada triste se apoderó de los ojos del ángel. La fuerza de la mano la cual sostenía el blanquecino brazo, se debilitó.–Si eso es lo que quieres, lo haré. Lamento haber sido una molestia todo este tiempo, no me dí cuenta.–dijo decaído.–Espero que te vaya bien, en serio. Adiós.

El par de alas negras aparecieron nuevamente en la espalda del chico, al igual que las antiguas prendas que traía consigo los primeros días.

Cruzó la puerta por la cual el otro chico quiso pasar anteriormente, y emprendió vuelo, alejándose del pálido chico finalmente.

El blanquecino apretó sus ahora frías manos, reprimiendo aquél sentimiento de arrepentimiento que comenzaba a aparecer dentro de él.

Salió finalmente de su casa, había quedado con Jackson y ya iba veinte minutos tarde. Apretó los dientes y aceleró su paso, sino es que empezó a correr. Tardó alrededor de quince minutos, sino es que más, en llegar al lugar citado en el cual vio a su amigo sentado en una de las bancas que adornaban la acera de las calles.

Al acercarse lo vio mejor, estaba bien arreglado y sostenía un libro en las manos, el cual suponía recién había comprado ya que el envoltorio estaba a un lado.

–Hola Jackson.–saludó.–Lo siento ¿Esperaste mucho?.

–Hola Yoongi.–saludó igualmente, aunque dio un abrazo el cual el chico correspondió.–Para nada.–dijo simple.–Acabo de llegar, no te preocupes.

Mentira, era una mentira tan obvia que hizo sentir a Yoongi avergonzado.

–¿Por qué no vamos a comer?.–sugirió recogiendo sus cosas de la banca.–Tengo un poco de hambre y estoy casi seguro de que tú también.–dijo con una sonrisa, Yoongi sonrió de igual manera.

–Claro.

Caminaron mientras hablaban de temas al azar. Buscaban un buen restaurante al que llegar. Estaban hambrientos, sí, pero eso no significaba que llegarían a cualquier lugar.

«Death Angel».-«Jimsu».#Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora