(NARRADOR)El viento chocaba contra el rostro de la pequeña quien entre lagrima corría lo más que podían sus piernas sosteniendo entre sus manos un pedazo de papel arrugado.
La noche no ayudaba para nada, ya que la única luz que podía ver la niña era la poca luz que caía de la luna. El sentimiento de culpa y soledad que atormentaban a la niña estaban presentes a cada momento soltando miles de lágrimas.
Una pequeña cabaña a lo lejos con pinta caricaturesca se asomaba entre las ramas de los árboles lo cual no dudó en entrar para pasar la noche. Como puede abre la puerta pasando sin miedo alguno.
— Lo siento... — susurra esta extendiendo el papel mientras se dejaba caer por la puerta.
— Lo siento... — coloca el papel sobre su pecho rompiendo en llanto.
Una serie de ruidos de cadena siendo azotados asustan a la niña quien se levanta del suelo más que alarmada. Las cadenas no sonaban tan lejos como la niña pensaba pero si lo suficientemente cerca para pensar en salir corriendo.
— ¿Hola? — exclamó la niña caminando por el pasillo oscuro haciendo el más mínimo ruido al caminar.
Las cadenas se callaron de golpe al igual que el andar de la pequeña.
— Lo siento si moleste — pudo pronunciar con voz temblorosa al llegar a la última puerta del pasillo donde se escuchaba más fuerte las cadenas.
Las cadenas volvieron a sonar ahora como si trataran de quitárselas. La niña vio esto como un gesto de ayuda por lo cual no dudo en abrir la puerta percatándose de que había una escalera de caracol que parecía no tener un fin.
La pequeña tragó en seco comenzando a bajar las escaleras con un mal sabor de boca, pero la idea de ayudar a la persona la tranquilizaba. Pasaron varios minutos en donde parecía que las escaleras eran eternas.
Hasta que sin pensarlo cayó al suelo al pensar que habían más escaleras. La chica se levantó aturdida viendo como la única luz que había era un pequeño agujero que se colaba la luz de la luna.
— ¿Hola? — volvió a preguntar la pequeña.
Las cadenas sonaron fuerte asustando a la niña retrocediendo.
— Mira... mira ¿a quien tenemos aquí? — mencionó una voz distorsionada donde la pequeña niña reacciona mirando a todos lados.
— ¿Señor? — la niña junta sus manos asustada.
— No tengas miedo pequeña niña... ha pasado mucho desde que alguien nuevo entra a este lugar — mencionó la voz distorsionada soltando una risa que hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de la pequeña.
— ¿Quien eres? — con voz temblorosa hablo.
— ¿Yo? Verás no soy algo existente para la mayoría pero yo soy más que cualquier otra cosa... soy capaz de darte cualquier cosa.
— Soy el... ser que vive en esta casa encerrado en estas cadenas — hace sonar unas cadenas —. Soy el que una vez fui la estrella del estudio.
— ¿E-Estrella?
— Y no me gustan las personas que no me reconocen — se vuelven a sonar las cadenas de fondo a alarmando a la niña que lágrimas comenzaban a caer.
— ¿Puedes ayudarme a salir pequeña niña? — la niña se asombra —. Oh qué descortés soy.
La niña mira asustada a la única luz del lugar.
— Acércate a la luz para poder verte bien — la chica se queda quita —. No te haré nada te lo prometo.
La pequeña un tanto insegura se acerca a la luz poniéndose abajo de esta escuchándose unas cadenas.
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Una oportunidad para amarla
Romantizm> Historia corta ESTADO DE LA HISTORIA: FINALIZADA<