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El rojo los invadía por completo aquellos lindos ojos, siendo casi imposible distinguir ese hermoso color esmeralda

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El rojo los invadía por completo aquellos lindos ojos, siendo casi imposible distinguir
ese hermoso color esmeralda.



Varias lágrimas de dolor se deslizaban por sus mejillas hasta caer en el abdomen de Louis. Acariciaba suavemente la zona.



El diagnóstico estaba dado, y por más que lo deseara no podía cambiarlo. Tenía que aceptarlo, pero... ¿cómo? Su cuerpo, mente, corazón y alma, estaban aferrados a la idea de tenerlo.



"No pudimos hacer nada. Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos."



Esas palabras rondaban en su mente. Su mente le decía que sí, que sí se pudo haber hecho algo. Culpaba a los doctores. Pudieron haberlo logrado. Después de todo son doctores, ¿no es a salvar vidas a lo que se dedican? Entonces, ¿porqué se había ido?



- Él despertará en unas dos horas. - el doctor suspiró pesadamente - ¿Quiere ser usted quién se lo diga? Sí es así, usted tiene que estar preparado.



Harry se había mantenido en silencio, y es que, no sabía cómo hacerlo.



- Y-yo... quiero pensarlo. - dijo suavemente. El doctor asintió. - Yo quiero hacerle una pregunta... - no esperó la respuesta del doctor - ¿Porqué pasó esto?



- Básicamente todo sé debió al estrés. Y cuando se trata de embarazasos masculinos el cuidado debe ser mayor y Louis no sé estaba cuidando como debía. - explicó brevemente y luego se retiró de la habitación.



[...]



Con una mano acaricia el vientre de Louis y con la otra sostenía fuertemente la mano de Louis. La sostenía fuertemente, tratando de reconfortarlo y darle calor. Su mano estaba helada, y esa no era algo que caracterizara al castaño. El siempre estaba cálido, y siempre los hacía sentir cálidos. Necesitaba que Louis despertara y le diera un poco de calidez y felicidad.



Continuaba pasando suavemente su mano por sobre el abdomen de Louis, deseando de ésta manera que todavía se encontrara ahí. Imposible. Lo sabía, pero no había otra cosa que deseara más que eso. El quería que estuviera ahí.



- Mi hijo. - susurró al vientre de Louis. - Te amo. - dijo con lágrimas cayendo de sus ojos.



Él quería verlo crecer al igual que lo hizo con Payton y Austin. Quería saber cómo era su rostro. Sí se parecería a él o a Louis. Quería ver el color de sus ojos... ¿Azul o verde? Quería escuchar el sonido de su risa. Su primera palabra dicha con dificultad. Sus primeros torpes pasos. Quería vivir todo eso. Pero, nuevamente, eso era imposible.



Decidió que llamaría a su madre para contarle todo y, de paso, preguntarle por Payton y Austin.



- ¿Mamá...?



- ¿Bebé? ¿Qué pasó, cariño?



Harry se permitió ser débil. Estaba hablando con su madre, y era la única con podría permitirse sentirse así. El tenía que ser fuerte por Louis y por sus hijos, pero a ella no podía mentirle.



- Él... - suspiró para tratar de tranquilizarse. - Mamá... Louis estaba esperando un bebé... - sollozó fuertemente. - Tenía dos meses. Él iba a darme a mi tercer hijo.



Anne podía percibir el dolor de su hijo a través de la llamada.



- Amor, tranquilízate. Sé que estás destrozado y si te soy sincera no tengo palabras para decirte en este momento. No hay nada que pueda darte consuelo, lo sé. Pero piensa que esto pasó por algo, quizá no era el mejor momento para que tuvieran un niño. Amor, realmente no sé que más decirte.



- Era mi hijo, mamá. Yo quería verlo crecer... Quería oírlo decirme papá. - las lágrimas caían sin control de sus ojos.



Anne no sabía que más decirle. Y es que, cómo consuelas a alguien que pasa por segunda vez una pérdida tan grande.



- Tú eres fuerte. Se que podrás salir adelante, como lo hiciste cuando Sienna nos dejó. Te amo, bebé.



[...]



Sus ojos trataban de adaptarse a la luz de la habitación. Sentía que en cualquier momento su cabeza, explotaría. Cada músculo de su cuerpo dolía.



Cuando por fin pudo abrir sus ojos sin que la luz los molestara logró divisar en el lugar que estaba. Era, obviamente, una habitación de hospital. Un quejido de asombro salió de su boca al ver el estado en que se encontraban sus extremidades. No quería saber cómo estaba su cara.



Sus ojos se dirigieron al lado derecho de la habitación, donde su lindo novio dormía plácidamente. Sonrió enternecido. Cuando despertara seguramente tendría un grave dolor en su cuello.



El doctor entró a la habitación. Al ver a Louis despierto comenzó con los chequeos de rutina.



- Quitando el hecho de que tu brazo está enyesado y hay varios hematomas en tu cuerpo, puedo decir que estas en buen estado. Te recetaré algunos analgésicos para el dolor.



- Gracias, doctor. - agradeció con una de las sonrisas que lo caracterizaban.



- Louis, tengo que hablar de algo sumamente importante contigo. Tu novio ya lo sabe, y quiero decirte que no ha tomado nada bien la noticia.



Louis estaba comenzando a hiperventilar.



- ¿Qué sucede, doctor? - preguntó ansioso, pero más qué nada preocupado.



[...]



Dos semanas después Louis estaba saliendo del hospital. Se dirigían a la casa de Harry. En su estado era mejor que no estuviera sólo.



Louis no había dicho ni una sola palabra desde que salió del hospital. Pero sus ojos gritaban los triste y destrozado que estaba.



Harry lo observaba con una expresión triste. Su Louis había perdido todo rastro de alegría que sus ojos siempre reflejaban.



Sabía que su Lou tardaría mucho en recuperarse o, tal vez, nunca lo haría. Y lo entendía. Había perdido a su bebé.



Deseaba y rogaba por que su novio volviera a ser el mismo de siempre.



- Te amo. - dijo Harry, aferrándose a la pequeña mano de su novio. Louis sonrió a duras penas, mientras lágrimas caían de sus ojos.



- No deberías... Lo maté.



- No, amor. Tú no hiciste nada. Escuchaste lo que dijo el doctor, los embarazos en hombres son muy difíciles.



- Sí yo me hubiera cuidado mejor tal vez esto no estuviera pasando. - sollozó fuertemente - Y ahora ya nunca tendré la posibilidad de embarazarme otra vez.



El doctor le explicó que después de lo que había pasado y el hecho de que Louis fuera hombre. Sería imposible volver a concebir otro bebé. Y Louis, se culpaba por ello.



-Eso no es problema, bebé. Podemos adoptar. ¿Sabes? Hay muchos niños esperando para tener una familia que les brinde amor y estabilidad.



Louis ya había pensado en esa posibilidad antes de saber que podía embarazarse, pero la idea de poder cargar un bebé durante nueve meses en su cuerpo ya le había hecho ilusión.



Simplemente... Louis |l.s| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora