Euforia (Vhope/Hopemin, Yoonkook, Namjin)

7. Secuelas

[Hoseok]

A la mañana siguiente, después de desayunar, Jin y Namjoon me insistieron en llevarme con el doctor de Jin, ya que mi pie se había hinchado mucho y no tenía muy buena pinta. Se veía terrible, y además, podía caminar mucho menos que la noche anterior. Jin me dijo que eso era porque mi tobillo se había enfriado. Dado que no sabía demasiado acerca de ello, no le repliqué nada, y tampoco es como si pudiera hacer algo ante tanta amabilidad, por lo que me dejé llevar por ellos.

Baek también fue con nosotros, pero simplemente no podía olvidar la llamada de la noche anterior. No sabía qué significaba eso, pero no lo encararía, especialmente porque había borrado el historial de llamadas una vez que le colgué a Tae. No sabía por qué lo había hecho, pero entendía que había sido más como un impulso, así que tampoco pensaba tanto en mi propia acción.

Sin embargo, aún pensaba en las palabras de Tae; resonaban en mi cabeza, y me pregunté si de verdad se había equivocado de número o si había querido decirle todas esas cosas a Baek. Además, estaba borracho, y tenía claro que cuando una persona se emborrachaba podía hacer una locura, como llamar a tu mejor amigo para decirle lo que sientes.

Decidí no decir nada por el momento, porque no quería problemas, y si Tae sentía algo por Baek, entonces los dos teníamos algo de culpa. También era porque quería cumplir mi promesa a pesar de todo.

La sesión con el doctor de Jin, quien por cierto me atendió bastante bien, no duró más de una hora. Él me puso una férula y me dijo que en dos semanas mi pie estaría como nuevo, y me dio algunas pastillas para el tema de la inflamación y el dolor. Después los chicos me llevaron hasta mi casa e, incluso, aunque llevaba muletas que el doctor me había prestado, Namjoon me ayudó a llegar hasta la puerta de mi casa.

Les agradecí por todo y le dije a Baek que lo vería en clases el día siguiente, a lo que él contestó con un asentimiento de cabeza y una sonrisa. Nos despedimos y fue cuando ellos se fueron, deseándome mejorarme pronto.

—Estoy en casa —grité una vez que cerré la puerta detrás de mí.

Escuché que mamá y Jiwoo me saludaban desde la cocina, así que fui a su encuentro. Al verme, ambas se acercaron a mí y se pusieron un poco histéricas por mi tobillo.

—Oh, Hoseoki, dijiste que no era nada grave, cariño; ven siéntate, siéntate —me decía mi madre, arrastrándome hacia una silla de la mesa.

—No es nada grave, mi pie estará como nuevo en dos semanas —le dije yo, intentando tranquilizarla.

—Tendré que decirle a tu padre que desde mañana te lleve a la escuela —dijo ella, ayudándome a sentarme, sentándose a mi lado; mientras tanto, Jiwoo me abrazó por los hombros y recargó su mentón en uno de ellos cariñosamente. No recordaba la última vez que se habían portado de aquella manera conmigo.

—Pobre Seoki, no podrá bailar en un tiempo —dijo mi hermana, en tono desdichado.

—Claro que bailaré, no puedo dejar de ir al orfanato —les dije, moviéndome de manera que mi hermana me soltara. Tanta muestra de cariño muchas veces era abrumador.

—No, debes cuidar muy bien de tu pie. Supongo que podrás ir al orfanato, por lo menos para jugar con los niños, pero no para bailar; eso va a hacer que te lastimes mucho —me dijo ella, con excesiva preocupación.

Yo suspiré, no porque no tuviera razón, sino porque yo no consideraba que fuera la gran cosa. No es como si me hubiera roto la pierna, tan sólo había sido una torcedura, y me pondría bien.

Después de aquella pequeña charla, le dije a mamá que quería ir a mi habitación a hacer algo de tarea, así que le pidió a Jiwoo que me ayudara a subir, a pesar de que yo dije que no era necesario. Cuando me dejó sobre mi cama, mi hermana me dijo que podía llamarla si necesitaba algo y se fue, cerrando la puerta y dejándome solo.