Euforia (Vhope/Hopemin, Yoonkook, Namjin)

40. Encuentro (Final)

[Namjoon]

Faltaban algunos días para que fuera nochebuena, pero mi madre y los padres de Jin habían anunciado que llegarían hoy a Seúl, por lo que me encontraba un poco nervioso. Si ellos no veían que yo lo tenía todo controlado, quizás hasta consideraría apartarlo de mi lado por el momento y odiaría que eso pasara. Las cosas no habían estado mal, pero mientras los días pasaban y Jin perdía más y más cabello, parecía que la histeria lo pudiera controlar en cualquier momento. Sabía que las cosas podían ponerse mal de verdad si ellos lo miraran así.

Por lo menos no tendría que preocuparme por mi padre, a quien no le había hablado desde que había vuelto de América, y estaba seguro de que él sabía mi rechazo hacia la universidad de Harvard, motivo por el cual había mantenido sus distancias conmigo también. Él estaba realmente molesto conmigo, de eso estaba seguro, y mi madre no había hecho más que confirmármelo cuando hablé con ella hace una semana al decirme que papá no vendría a festejar las fiestas este año. No le pregunté el por qué, y ella tampoco me dio ninguna explicación. Era mejor así.

Acerca de Baek, él se notaba bastante tranquilo, lo cual me alegraba. La decisión de no darle la carta que Tae me había pedido que le entregara había sido acertada, puesto que estaba seguro de que si hubiera llegado a sus manos, él no estaría tan feliz como se le veía estos días, sino todo lo contrario. Apreciaba a Tae, pero no pensaba permitir que siguiera lastimando a Baek, incluso si decía que quería que él fuera feliz. Tan sólo tomé la carta y la puse en uno de los libros del estudio de mi padre, donde él no solía entrar nunca. Seguro de que jamás lo descubriría.

Lo cierto es que eso no era algo que me preocupara. Lo que realmente me preocupaba estaba dentro del baño desde hace una hora, y no había salido todavía. Nuestros padres no tardarían en llegar y Jin ni siquiera parecía dignarse en salir del baño. Yo ya hasta estaba listo para recibirlos, vestido de una manera casual, aunque con cierto ápice de formalidad.

Sin querer esperar más, me acerqué a la puerta del baño y toqué la puerta.

—¿Jin? ¿Cariño? —cuestioné, pegando mi oreja a la puerta, esperando escuchar algo —. Ya casi es hora.

—No puedo salir —escuché que dijo de manera débil.

Intenté abrir la puerta. Creí que no cedería, pero el pomo se giró sin dificultad, dejándome entrar. Si lo hubiera sabido, hubiera entrado antes. Sin pensarlo, entré al cuarto de baño, buscándolo con mi mirada, y finalmente lo encontré en el suelo, abrazando sus rodillas, con una bata de baño puesta y su cabeza cubierta por una toalla. Había charcos de agua en el suelo y alguno que otro mechón de cabellos por ahí. Creía saber qué era todo esto.

Me acerqué a él y me puse en cuclillas, frente a él, pero no pude verle la cara, puesto que la tenía hundida en sus rodillas.

—¿No puedes levantarte? —le pregunté, levantando la toalla para verlo, pero aún así no podía ver su rostro.

—No quiero —murmuró.

—Tus padres casi están aquí. ¿Les diré que su hijo no quiere salir del baño? —cuestioné, poniendo una mano en sus manos, intentando hacer que me mirara.

Él no contestó de inmediato, sino que se quedó callado, y tampoco me miró.

—Jin...

—Estoy feo —me interrumpió.

—¿Qué?

—Ya no puedo... no puedo...

Hasta ese momento no me había dado cuenta de que realmente estaba llorando hasta que escuché su voz quebrarse, y fue cuando lo rodeé con mis brazos de manera protectora.