{capitulo treinta y cuatro} parte II
Lo primero que noté cuando desperté fue el punzante dolor en mi cabeza. Era tan fuerte que no fui capaz de pensar en otra cosa mientras llevaba mis manos a mis sienes y dejaba caer mi frente a algo tibio. Después pensé en qué demonios podría ser esa cosa tibia y porqué mi cama se sentía tan irregular y alta, pero aun no podía lograr hacer pensamientos coherentes. Me moví un milímetro, el dolor de mi cuerpo punzó y sentí algo raro en mí, como algo que no debía estar ahí y que definitivamente nunca había estado ahí antes pero que me hacía sentir bien. Y luego, mientras abría mis ojos y notaba que estaba sobre un cuerpo con un aroma muy conocido, me di cuenta de qué era exactamente lo que estaba en mí y no debía estar ahí y me hacia sentir bien.
Me guardé un grito de horror y, como cuando recuerdas un sueño, los recuerdos de la noche anterior llegaron a mí, primero distorsionados pero después más vívidos. Todo.
Por favor, por favor, por favor, alguien máteme aquí mismo y en este momento.
Tomé una fuerte respiración y traté de controlarme, traté de hacerle frente a los recuerdos y a todo poco a poco, sin perder la cabeza y sin entrar en pánico. Me masturbé descaradamente frente a Justin en su auto, luego él me lo hizo cuando me quejé de que no había sido suficiente, después llegamos a su casa y me tiré sobre él; me dio mucha comida y mucha agua y me llevó a su habitación, insistiendo que comiera más, pero no, no, yo estaba hecha toda una loca. Le rogué por sexo.
Le. Rogué. A. Justin. Por. Sexo. Jamás lo voy a superar en la vida. Ya no soy virgen. Adiós, Tesoro De Una Señorita, te voy a extrañar.
Estábamos en su habitación y él me estaba ordenando que comiera una cosa que traía en la mano, era un tipo de pan del cual ya estaba harta y asqueada. Lo ignoré regañándome por no ponerle atención, me quité el vestido, actuando como toda una puta ansiosa y me quedé en mi ropa interior frente a él. Estaba llorando, mis pezones estaban tan duros que sentí alivio cuando me quité el sostén. Estaba tan, pero tan mal que mis muslos estaban mojados y pegajosos por mis propios fluidos naturales. Ni siquiera sentí vergüenza en ese momento, me tiré desnuda sobre Justin. Y él no estaba actuando como yo, en lo absoluto. Él había estado excitado también, lo había sentido, pero de todos modos ¿qué hombre normal no estaría excitado en esta situación? Siendo sincera, cualquiera. Pero lo admito, me dolió cuando recordé lo renuente que estaba a acostarse conmigo. Dijo: "no, ____, para" como mil veces, su cara no reflejaba mucha pasión ni felicidad. Y al final aceptó luciendo derrotado y sólo si tomaba otro galón de agua y me comía otro maldito pan.
Se puso sobre mí después de buscar un condón en su escritorio y, en mi locura, ni siquiera me acuerdo como fue quitándose la ropa. Lo único de lo que soy consciente es lo mucho que estuve malditamente rogando y llorando por mi necesidad y lo mucho que me gustó cuando él se meció contra mí por primera vez y lo fuerte que gemí y enterré mis uñas en su espalda. Recuerdo también como Justin dijo: "estás tan preparada que ni siquiera te va a doler" lo cual me gustó en ese momento. En ese momento en el cual estaba drogada, obviamente. Y después, cuando terminó, yo todavía seguía queriendo más. Por favor, Dios, al menos has que se me olvide todo eso. Soy una maldita loca asquerosa. Seguía excitada, ¿como puede ser eso posible? Le pregunte a Justin si podíamos hacerlo otra vez y él dijo que yo tenía que estar arriba esta vez, porque estaba muy cansado. Querido Dios, al menos hubieras echo que él estuviera tan loco por mí como yo. Esto es traumatizante. Mi autoestima acaba de caer cinco metros.
Después de que aceptó con un bufido hacerlo de nuevo, me bajé en su cuerpo y le puse el condón. Yo se lo puse. Yo. El condón. Se lo puse. Voy a morir. Luego me subí en el y lo monté por horas. Mátenme, por favor. Tuve dos orgasmos más mientras estaba encima de Justin. O sea que en total fueron cinco orgasmos los que tuve esa noche ¿puede ser incluso posible? Justin sólo tuvo dos. Y luego se quedó dormido, casi en coma. Seguro le dañé algo.
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ρeω, ρeω
Novela JuvenilJusto cuando pensé que mi vida no podía ser más malditamente complicada, llegó él a poner todo de cabeza. Aun más de lo que ya estaba. ¿Quien lo iba a decir? Me enamoré del tipo menos... Menos como yo. "Quizás tú estás deseando un cuento de hadas...