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{EPÍLOGO}

{EPÍLOGO}

Justin despertó, tomándonos a todos por sorpresa, porque la verdad médica era que no tenía muchas probabilidades de hacerlo. Supuestamente golpeó una parte muy peligrosa de su cráneo y lastimo su cerebro cerca del centro, donde no podían hacer nada más que esperar a que sanara, o algo bastante complicado para mí como eso. De todos modos, lo hizo, demostrando lo cabeza dura que era. Despertó en exactamente 347 días y lo sé porque los estuve contando. Estuvo fuera de combate casi un año completo. Un año que se sintió como si fueran veinte.

Yo había pasado ese año estudiando psicología, porque todos estuvieron de acuerdo en que tenía que mantener mi mente ocupada en algo que no fuera Justin porque si lo hacía podría volverme loca y, bueno, sin duda me ayudó. Me mudé al nuevo apartamento de las gemelas porque estar en mi habitación me hacía caer en depresión al recordar todas las noches ahí con Justin, pero terminó siendo igual estar en el apartamento, porque Kyle y Fred nos visitaban mucho. Kyle casi vivía ahí, y él era exactamente como un Justin más viejo, o sea que me lo recordaba a cada segundo de su existencia.

Cuando Justin despertó por completo yo no estaba a su lado, sosteniendo su mano como en las películas y declarándole mi amor infinito. Yo estaba en clases, platicando con Marve, un compañero de la mayoría de mis clases quien simplemente no comprendía lo que "no estoy disponible" significaba. Joshua me llamó y me dio la noticia de que había abierto los ojos por fin, entonces yo me fui de mi salón sin pensarlo dos veces y sin pedir disculpas a mi profesora, sólo salí de ahí corriendo, llamando la atención de Big Kanye con mis manos para que se apurará a a llegar al auto. Cuando llegué al hospital un doctor estaba dentro con Justin y tuve que esperar casi una hora para que me dejaran entrar, como si no hubiera esperado ya lo suficiente.

Justin estaba demasiado delgado y sus ojos tenían grandes bolsas moradas bajo ellos. Afeitaban su barba y bigote cada semana, así que su cara estaba completamente limpia de pelo facial y cuando me miró sólo hizo una mueca, como si no entendiera que estaba ahí con él. Solté un sollozo después de quedarme sólo mirándolo por unos segundos y me tiré hacia él, abrazándolo lo más fuerte que pude, teniendo cuidado de no lastimarlo y llenando su cuello de lagrimas.

Había empezado a mover sus manos y pies unos días atrás, pero los doctores dijeron que aun no estaba despierto, así que tuve que tragarme las ilusiones y esperar más tiempo, lo cual fue tan, tan horrible.

-_______ -gruñó bajo, con su voz sonando extremadamente ronca, dura y seca, exactamente como si llevara un año sin hablar. Él se veía enfermo, completamente pálido, la piel de su espalda estaba algo chamuscada aun y él probablemente tendría un grandísimo trauma después de saber lo que le sucedió, pero estaba vivo. Estaba vivo, diciendo mi nombre y poniendo sus débiles manos en mi espalda para intentar devolverme el abrazo con muy poca fuerza- me siento muy mareado... ¿Qué pasó? Quiero decir, sé qué pasó, pero...

-No llegaste al parque a tiempo, gatito. Diez segundos más y lo hubieras logrado. Me dejaste sola por un maldito año -anuncié, con nuevas calientes, dolorosas y pesadas lagrimas en mis ojos, acariciando su largo cabello lacio y sorbiendo mis mocos sin poderlos controlar. Extrañaba tanto tener mis manos sobre él, ya sabes, mientras estaba despierto.

-Sí. Lo siento mucho -respondió pesadamente, cerrando los ojos- ¿estoy todo quemado?

-No. Sólo tu espalda, un poco. El impulso te tiró lejos, pero el fuego todavía te alcanzó y caíste con tu cabeza. De todos modos tu espalda no se ve muy mal, se ve sólo como una gran cicatriz roja.

-Mierda... me siento como si mi cuerpo fuera de plomo, y la medicina que me dieron hizo que mi cabeza empezara a doler mucho -susurró, respirando profundamente por unos segundos- ¿Qué día es?