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Pasamos toda la mañana bajo una sombrilla y en la alberca, ella siempre tenía sus lentes de sol en la mochila y yo siempre cargaba con unos en el coche así que pasamos nuestra primera mañana como una pareja oficial tirados en dos camastros; yo tenía mi cabeza en su abdomen y ella acariciaba mi cabello. En una bocina teníamos música y en ratos nos dormíamos y otros hablábamos.

-¿Tienes hambre? -pregunté, eran casi las once y ella solo había desayunado un smoothie cuando yo me serví seis hot cakes de proteína y una malteada de fresas.
-No, ¿por que? -
-Nena, no comiste casi nada -siempre había notado que comía poco pero esto era demasiado.
-No tengo hambre, igual cuando lleguen los chicos comemos algo -sonrió.

Me levante sobre un codo y puse una mano en su abdomen, la piel era suave, mucho más de lo que había imaginado, seguro la sensación no era tan correspondida pues mis manos estaban callosas por el fútbol y el gimnasio. Ella se acomodó para quedar a mi altura y yo me acerqué a besarla, sabía que no importaba cuánto la besara siempre querría más, sus labios eran una droga embriagante que había probado y nunca dejaría, además me llenaban de paz, sentía que podía respirar tranquilo siempre y cuando la tuviera a mi lado.
Sentí como Emma empujó mi hombro y me dejó acostado completamente, ella se puso a hojarcadas sobre mi cadera y se agachó para seguir besándome pero ahora era algo diferente pues sus labios descendían por mi mandíbula y subían hasta el lóbulo de mi oreja. Parecía que en lugar de sangre corría fuego por mis venas, la temperatura había subido quinientos grados en dos segundos; mis manos estaban en sus muslos y trasero, siempre había querido tocar su trasero porque, honestamente, era hermoso y ahora que lo había hecho supe que era tan bueno como siempre imaginé. Apliqué un poco de fuerza para que todo su pequeña figura quedara pegada a mi cuerpo y rodé para ahora yo estar arriba, tenía experiencia en los preliminares del sexo pero nunca me molestaba en hacerlos porque a las chicas no les importaba con tal de acostarse conmigo, pero aquí estaba Emma debajo de mi cuerpo y sabía que tenía que darle solo lo mejor.
Sentí sus manos en mi espalda pero tenía otros planes; bajé mi cabeza hasta que quedó en la altura de su abdomen para comenzar a dejar besos en él, Emma enredó las manos en mi cabello, subí un poco a la altura de sus costillas y las dibujé con mis labios, mis manos acomodaron sus piernas alrededor de mi cuerpo.

-J, J -me detuvo con voz entrecortada. Me separé de su cuerpo y levanté la cabeza. -aún no.
-Lo que me digas, princesa -sonreí. Besé sus manos y me senté.
-Pero no te separes, -me jaló de la mano para acostarme con ella. -ven aquí.

La tenía sobre mi cuerpo, su brazo estaba alrededor de mi torso y sus piernas enredadas con las mías.

-¿Qué canción describiría este momento? -preguntó ella.
-Tengo una perfecta -sonreí y tomé mi teléfono.

Busque la lista que había hecho con todas las canciones que me recordaban a Emma, la versión acústica de Wild love de James Bay era una de mis canciones soñadas para ella, más por que nunca sabía realmente que decir cuando estaba con ella, me sentía inseguro junto a ella pero ahora todo cambiaría.

Don't know what to say to you now
Standing right in front of you
Don't know how to fade in and out
Don't know how to play it cool
Losing a little guard, let it down
We don't have to think it through
We've got to let go.

I wanna give you wild love
The kind that never slows down
I wanna take you high up
Let our hearts be the only sound
I wanna go where the lights burn low and you're only mine
I wanna give you wild love.

Ella sonrió dulcemente y me besó.

-Eres un sueño, Jack -repitió mis palabras de el día anterior.

Boys like me. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora