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Charlotte y yo volvimos antes a Boston; nuestros planes eran quedarnos hasta el treinta y uno de agosto en la increíble playa de Monte Carlo, tirados al sol, riendo y tomando mojitos y piñas coladas sin alcohol porque "baby on board" pero después de mi celebración de cumpleaños los chicos nos hicieron reflexionar sobre cuándo tiempo guardaríamos el secreto de la boda y los bebés a nuestros padres lo cual nos hizo sentir culpables así que llame a mi madre y a Aiden para que se subieran a un avión y volaran a la costa Este para las noticias.

-Estoy nerviosa, Jack -dijo Charlie mientras bajaba su vestido azul de lentejuelas por su cadera. -¿cómo les vamos a decir? Además, pensarán que nos casamos por los bebés.
-Bombón, cuando sepan que les daremos los nietos más lindos del mundo se les va a olvidar todo -aseguré frente a ella, pero realmente tenía un poco de pánico por sus padres.

Ella asintió y aceptó que le ayudara a abrochar las correas de sus tacones, bajamos y ya estaba el taxi esperándonos para llevarnos al centro para reunirnos con el arquitecto que estaría a cargo del proyecto de nuestra casa.
Durante el camino no dijimos nada, cada uno estaba sumergido en sus propios pensamientos; yo, personalmente, estaba muy feliz con mi decisión de pasar toda mi vida con la rubia a mi lado, pero tal vez no había sido la forma más inteligente de hacerlo, le había robado la oportunidad a sus padres de verla en el día de su boda y estaba seguro que eso no era algo fácil de perdonar.
Nos reunimos con el arquitecto en las oficinas de su estudio. Abrí la puerta para que pasara primero y tomé su mano. Entramos al elevador, estábamos solos.

-¿Cómo te sientes? -pregunté.
-Emocionada, nerviosa, feliz, a punto de tener un ataque de pánico -se encogió de hombros.
-¿Por qué? -
-Creo que esto ha sido como un espiral de cambios, primero la boda porque ahí no sabía que estaba embarazada, después la casa, la luna de miel, los niños, justo cuando creo que son todos los cambios por los que pasaremos llega otra oleada -escondió su rostro en mi pecho. -No sé cómo hacer para dejar de sentir como que estoy acelerando mi vida y que esto está muy mal.
-¿Qué es lo que crees que está mal? -pregunté con pánico en mi voz.
-El hecho de que hace dos semanas apretamos un acelerador en la vida y comenzamos a avanzar a doscientas millas por hora y no lo hemos dejado de hacer, de repente estábamos casados, con una casa y dos bebés -

Las puertas del elevador se abrieron.

-¿Quieres hacer esto? -pregunté en un tono de voz muy bajo.
-Tenemos que hacerlo, no es opción, no podemos acostar a los gemelos de cuatro o cinco años en la cocina de un apartamento de ochenta metros cuadrados -negó con la cabeza. -necesitamos la casa.
-Necesitamos una casa pero si no quieres comenzar a construirla ahora podemos irnos a vivir con mi abuelo cuando los gemelos comiencen a ser demasiado para el apartamento -
-No, esta bien, ya me hice a la idea de tener que recortar los gastos por un tiempo -
-A ver, Charlie, no tienes porque recortar gastos de nada, tenemos que hablar de todo esto amor mío porque necesitas darte cuenta de todo lo que ahora tienes -
-Si, tenemos que hablar de muchas cosas -

Caminamos hasta la sala de conferencias donde nos estaban esperando dos personas, una chica pelirroja y un hombre castaño.

-Buenas tardes -saludamos Charlie y yo.
-Señor y señora Scriver, buenas tardes -respondió el hombre. -siéntense por favor.
-Tenemos dos proyectos que podrían interesarles -dijo la chica pelirroja.
-Comencemos -pedí mientras recorría una silla para Charlie.
-Esta es la primera casa que diseñamos para ustedes, el plano original lo tiene Jack -volteó a verme de una forma coqueta y yo rodé los ojos. -la casa abarca dos mil trescientos metros cuadrados y tiene tres pisos y el sótano, estacionamiento para doce autos...
-¿Doce? -la interrumpió Charlie. -¿quien tendría tantos autos?
-Amor, tendremos todo lo que tú quieras -besé su cabello.
-Jack, no estoy cómoda -
-Podemos realizar las modificaciones que ustedes necesiten, quitar lugar y no sé, poner una cancha de fútbol americano u otra cancha de tenis -
-¿Otra? -volteó a verme. Su cara estaba un poco verde. -Jack, creo que voy a vomitar.
-¿Nos pueden disculpar unos minutos? -pedí y ellos asintieron antes de salir de la sala. -Charlotte, mírame.
-Amor no sé si pueda hacer esto -sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Babygirl -besé su frente. -mírame, por favor.
-¿Que pasa? -
-Cuando te dije quien era me dijiste que sabías que mi abuelo era el dueño de la compañía de energía más importante de la costa este, lo que no sabes y la mayoría de las personas tampoco es que es también dueño de medio Boston, casi todos los edificios del centro son de él o bueno, en parte porque una parte ya me la dio a mi -me encogí de hombros y tomé sus manos entre las mías. -Charlie, ¿te das una idea de cuánto es mi valor neto?
-No sé, unos quinientos mil dólares -
-Nena, no tienes ni idea -negué con la cabeza. -con todo lo que tengo y la cantidad de dinero que hago por hora mi valor neto es de, aproximadamente, uno punto cinco billones de dólares.
-¿Estas loco? Ni siquiera sé poner tantos ceros juntos -
-El dinero no es problema, nunca vas a tener que recortar gastos por hacer una casa, mis ganancias de un día normal, en el que yo no hago absolutamente nada, son de aproximadamente medio millón de dólares -dije y ella no podía dar crédito a lo que sus oídos escuchaban. -y aún no comienzo a hacer dinero como jugador profesional.
-Jack, es demasiado -
-Tenemos un montón de cosas que firmar, amor mío, porque ahora la mitad de todo lo que tengo es tuyo -
-No, no quiero tener la mitad de tu dinero -
-Eres mi esposa, Charlie, tú y los bebés ahora tienen todo -
-Jack, pero yo no quiero tener doce coches o dos canchas de tenis -sus ojos derramaron unas lágrimas que rápidamente limpie con mis pulgares. -yo creía que una casa con lujo era aquella que podía pagar una alberca.
-Oh nena -la abracé. -déjame mostrarte mi estilo de vida, por favor.

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⏰ Última actualización: Sep 24 ⏰

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