El Vampiro Que Duerme Bajo Mi Cama [Kihyun]

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Después de entregarme su virgininad me he sentido muy diferente, siento que tengo la capacidad para derrotar a Wonho. Estaba debajo de su cama, ella seguía dormida arriba. Al parecer la dejé algo agotada, escuchaba su respiración tranquila y me puse a pensar sobre el otro impertinente que ahora se dedica a husmear lo que pasa con mi humana.

—Tendré que enfrentarlo de una vez por todas.

Salí debajo de su cama, la miré por unos instantes y le di un beso en su frente.

De su closet busqué ropa que ella me había comprado, el abrigo que tomé era oscuro.

Cerré la puerta sin hacer ruido, cuando volteo me encontré con el pequeño demonio de la casa.

—¡Papi! —Agh dios no.

—Escucha pequeñita cosa, ¿podrías dejarme ir? Tengo cosas que hacer. —Intento quitarla de mi agarre.

—No papi. —Miro hacia arriba cansado.

—Escucha soy un hombre muy pero muy malo, y puede sonar esto pervertido pero, me gustan comerme a las niñas. —Le muestro mi verdadera apariencia. Me puse a su altura.

—Papi te ves muy gracioso —Se pone a reír, genial una niña sin miedo a nada.

—Ohh July estás aquí... —Al escuchar la voz de la madre de ella volví a mi forma normal.

—Madam... Yo.

—Ohh Kihyun... ¿Ya te vas? —El gesto de esta señora me daba cosquilleos.

—Sí. Ya regreso pronto, tengo algo que hacer.

—Está bien, con cuidado guapo. —Volteo y me guiña el ojo.

Diablos madam.

[...]

Caminé por las calles, estaba haciendo un poco de frío.
Lo único que pasaba por mi mente era en cómo encontrar a mi mesías y el cómo eliminar a Wonho de mi vista.

A medida que iba caminando pasé por un lugar donde habían muchos niños. Entre risas corrían y brincaban. Hasta que una niña que iba detrás de todos ellos cae. Empezó a llorar y me acerqué.

—¿Te... Encuentras bien? —Sus pequeños ojos rasgados me daban un sentimiento de ternura, ayudé a levantarse.

—¿Mmm? —Le acaricié la cabeza.

—Ten... Más cuidado pequeña —Dije, por un momento mi corazón se sintió afligido.

De la nada me dio un abrazo y sorprendido respondí. Dejó de llorar y siguió corriendo.

Solté una leve risa. Me levanté y seguí con mi camino a la nada.

El viento empezó a correr, crucé a otro lado donde parecía un pequeño bosque seco. Las hojas de los árboles empezaron a caer levemente por el aire, mientras miraba tal escena bajé mi vista encontrándome con una extraña sensación y sí, a quien quería encontrar.