Noah.
Ahora que por fin las cosas con Zach están resueltas, me siento más tranquilo. Es realmente un chico interesante y en su compañía estoy muy bien. No quiero perder un buen amigo por estúpidos prejuicios sin sentido y estoy feliz de la elección que hice. Con un espíritu reanimado entro en el gimnasio para el partido dominical. Me impongo no mirar a las graderías pero sé que entre todas esas personas alegres y gritonas, están también los dos cazatalentos.
Afortunadamente, entre el drive-in y el trabajo de Historia del Arte sobre Miguel Ángel, alcancé a distraerme y no pensar ni en Mallory ni en el partido.
Me crucé con Mal en el corredor y ella me ignoró completamente, no sin antes tomarse el tiempo de fulminarme con la mirada. Tenía los ojos machacados y estaba un poco despeinada y desarreglada, clara señal de que está sufriendo. Nunca la había visto sin todo perfectamente planchado y emparejado e incluso ahora vino un día a la escuela con overol.
Obviamente estamos en boca de todos y los comentarios se esparcen.
Hasta el entrenador debe haber escuchado porque poco antes de entrar al campo me dio una enérgica palmada en la espalda y me dijo- Te lo aconsejo, chico. Recuerda quién eres y olvida todos los problemas del corazón ¡Esta ocasión se presenta sólo una vez en la vida!
-Entrenador, fui yo quien la dejó. Todo está bien- replico hablando bajo, porque Mallory está en los alrededores para hacer el número con las otras animadores. Está baja de tono y la hilera está algo desalineada, pero es valiente como siempre.
Mi hermana quería destapar la champaña cuando descubrió que la había dejado. Terminamos peleándonos sobre la cama, cogiéndonos a almohadazos, con mi madre que gritaba: "¡Volarán plumas por todas partes, niños!" (Mi madre es totalmente incapaz de insultar a alguien).
-Mucho mejor ¡Revienta a todos, Ferraro!- y con el pitido del árbitro corremos en el campo, aclamados por el público y cargados de la gritería de los aficionados.
Hoy es mi momento y no lo desperdiciaré por nada en el mundo. Como siempre me repito: los problemas están fuera del campo ¡En el campo se juega y se vence!
Cuando el encuentro acaba y nosotros ganamos 89 a 78, los gritos del público son tan fuertes que me parece casi que escucho temblar los vidrios. Con esta victoria, hemos ganado también el campeonato escolar.
Alzo las manos al cielo y grito de felicidad mientras mis compañeros me saltan encima, celebrando conmigo. Las animadoras entonan su lema mientras brincan y lanzan los pompones rojos y blancos como sus uniformes al aire. El entrenador Martin tiene el rostro completamente rojo y está tan alegre que creo le dará un infarto.
-¡Estuviste excelente, Ferraro! ¡La Universidad de Deportes de Los Ángeles está asegurada!- mientras lo dice, el entrenador me abraza fuerte.
-Lo espero de corazón, entrenador- respondo, sintiendo una avalancha de orgullo hacia mí mismo subiendo por mi pecho. He jugado bien, estuve concentrado y atento y he puesto muy buenos pases a mis compañeros, demostrando que también sé jugar en equipo. Incluso cumplí con las acciones en solitario para demostrar que me las puedo arreglar solo, de igual forma. Fue excelente y emocionante y me sentí ligero y despreocupado. Cada gota de sudor era un poco de fuerza que se escapaba de mí, descargada, lista para ser sustituida por una nueva y cargada al cien por ciento.
Levanto la mirada hacia las graderías y veo a mis padres que festejan, con mi madre hecha un mar de lágrimas. También mi hermana está feliz y sigue saltando aún cuando la coreografía de las porristas ya acabó.
Cuando corre hacia mí y me salta encima, me enrolla las piernas en la cintura y los brazos por el cuello y me aprieta muy fuerte- ¡Estoy muy orgullosa de ti! Fue, sin duda, uno de tus mejores partidos.
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Amor es Amor ® [COMPLETA]
Teen FictionZachary Raynolds es un estudiante de último grado de la secundaria con amor por la Historia del Arte. Su mejor amiga es Aspyn, todos creen que es su novia porque nadie sabe la verdad. Noah Ferraro es el campeón y capitán del equipo de basquet de la...