Capítulo 7.

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Zachary.

No sé bien cómo definir nuestro primer encuentro para hacer el proyecto.

Cuando llegué, estaba tieso como una cuerda de violín y la idea de estar solo con él, que es tan malditamente perfecto, me ponía nervioso. Cuando no había llegado y pensé que me había dejado "embarcado", me sentí aún más nervioso. Por suerte, al final llegó y no empezamos precisamente con el pie correcto. Más adelante, la atmósfera se calmó y quedamos de vernos mañana en su casa después de clases para terminar lo que habíamos empezamos.

Tengo que, sea como sea, compartir esta gran noticia con alguien.

Saco inmediatamente el teléfono del bolsillo y presiono la tecla de marcado rápido número dos y escucho el inquietante tono de espera de llamada de Aspyn por varios segundos.

-¿Qué pasó? ¿Todo está bien?- hay un ligero tono de pánico en su voz.

-¿Por qué no tendría que estar bien?- pregunto divertido.

-Nunca me vuelvas a llamar a esta hora. Pensaba que había pasado algo malo.

-Tranquila.

-¿Entonces? ¿Por qué llamas?

-No sé si me creerás...

-¡Puah! Zachary Raynolds, escupe rápido- está realmente indignada. Adoro cuando se pone así porque creo en ella, aunque sean idioteces. Le confiaría mi vida a ella sin dudarlo siquiera un segundo.

-No vas a creer a dónde iré mañana...- me gusta tenerla en suspenso.

-¡Zachary!- pero a ella le gustan las cosas directas y al parecer se está enfureciendo ¡Aaaahhh! ¡Como amo a mi florecilla!

-¡Noah Ferraro me ha invitado mañana en la tarde a su casa para terminar el proyecto de Historia del Arte después de que me estrechó fuerte la mano para presentarse usando sólo su nombre!- grito. Me gustaría parecer menos gay, pero no puedo. A veces esta parte de mí, un poco más "alegre" que el resto, me supera.

-¡¡¿QUÉEEEEEE?!!- su grito casi me revienta los tímpanos y me veo forzado a alejar el teléfono de la oreja para no quedarme sordo.

-¿Por qué gritas, loca?- me altero.

-CUÉNTAME TODO, DETALLE POR DETALLE- grita ella amenazante y emocionada a la vez.

Con un suspiro, mientras camino lentamente hacia casa, le cuento cómo me fue, escuchando de fondo los suspiros y sus preguntas graciosas: "¿Qué tan cerca estuvo de ti?" "¿Cómo es su mano? ¿Cálida? ¿Áspera? ¿Suave? Es gigante, ¿cierto?", hasta llegar a la que me hace justo cuando abro la puerta de mi casa y entro- ¿Le apesta el aliento?

Me quito el teléfono de la oreja y lo observo, como si fuese Aspyn en persona y ella pudiera ver que pienso que está loca.

-¡No! ¿Qué diablos piensas?

-¿Entonces las axilas?- añade.

Yo río- ¡Tampoco eso!

Ella resopla, alterada- ¡Pero no es posible que no tenga algún defecto!

Amor es Amor ® [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora