capítulo 1

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Correr, sentir el aire golpear tu rostro, escuchar la calma que hay a tu alrededor. No había nada mejor que esa sensación de libertad que el correr por el bosque te da.

Papá me había prohibído salir, no entiendo por qué siempre trata de ocultarme, es como si estuviese temiendo por algo.

Regresé a casa, ya era tarde y lo que menos quería era escuchar los sermones de mamá.

-Kate, ¿En donde estabas?
-Por ahí.
-Nadie te vio, ¿Verdad?
-No, papá.
-Sabes los peligros que hay fuera de casa, no debes estar tanto tiempo fuera y menos estando sola.
-Puedo cuidarme sola por si lo olvidaste, no soy una débil humana.
-No del todo, lo sé. Lo hago para protegerte.
-¿De que? ¿De algún animal? ¿De algún humano? No creo que puedan siquiera acercarse a mí.
-Hay peligros fuera que tu desconoces.
-Me protegerías más si me lo dijeras en lugar de ocultarmelo.
-No es el tiempo, hija, trata de entender a tu padre.

Relajé mi semblante al ver a mamá. Amaba a mis padres pero no los entendía ni ellos a mi. Es como si estuviesen con una desconocida todo el tiempo.

-Esta bien papá, iré a cazar.

No dijo nada pero sabía que le molestaba. El había decidido alimentarse de sangre de animales, pero esa era decisión suya, no mía.

Sin decir más salí en búsqueda de algún humano. Para mi suerte había heredado la belleza de mamá, eso me daba una ventaja a la hora de cazar.

Seducía a algún humano y era ahí cuando aprovechaba. Claro que no me importaba si tenían familia o si eran asesinos, pero no debían ser buenos sujetos si se enredaban con quien se les pusiera en frente.

Los veía como lo que eran, simples personas que servían de alimento para seres mucho más poderosos que ellos. Además no mataba a personas buenas, no siempre.

Claro que era irónico por que yo tenía una parte humana.

Buscaba a mis víctimas en uno que otro bar.

Entré y pedí algo de beber. Un sujeto me miró y me sonrió. "Que tonto" pensé. Pero le devolví la sonrisa sabiendo que más tarde él moriría.

Se acercó a mi con un toque de deseo en su mirada.

-No entiendo que hace una mujer hermosa como tú en un lugar como este.
-Buscando algo de diversión por una noche.

Una sonrisa se le dibujó en el rostro a aquel hombre y con eso sabía que había caído en mi juego.

-Bueno, yo podría enseñarte como divertirte.
-¿Estas solo?-pregunté sabiendo que no lo estaba, quería que me mintiera.
-Claro, pero tu puedes arreglar eso.
-Estoy deseando hacerlo.

El hombre me miró analizandome una vez más. Lo tomé de la mano y salimos de ahí.

Caminamos hasta llegar a un callejón algo obscuro. Me tomó de la cintura y me acercó hasta el para besarme, pero antes de que siquiera pudiese hacerlo lo tomé del cuello recargandolo en la pared detrás de él.

Podía ver la mirada de terror que tenía, como suplicaba que no le hiciera nada, el miedo de no saber lo que sucedía.

-¿Sabes? Los hombres como tu me dan asco. Le haré un favor al mundo.
-Tengo hijos.
-Claro, ahora resulta que los tienes. Dime, ¿Pensaste en ellos cuando decidiste enrollarte con la primera que se cruzó en tu camino? Por eso los humanos son tan tontos y débiles. Se dejan llevar por sus deseos sin pensar en lo que les importa y nesecitan estar al borde de la muerte para recordar lo que aman. Almenos agradeceme eso.

El terror se veía en su mirada, ya me había divertido con eso. Sin mas le rompí el cuello y me alimenté de el. No me gustaba sentir a los humanos retorciéndose mientras me alimentaba.

Cuando solté el cuerpo de ese hombre vi a alguien observandome. Di un paso hacia el y desapareció. Era un vampiro.

Regresé a casa y papá me estaba esperando.

-Tardaste más de lo usual.
-Creo que encontré a un amigo tuyo, papá.
-¿Amigo mío? No tengo amigos por esta zona.
-Entonces seguro era algún neófito.
-Hija, ¿Recuerdas por que me alejé de los Vulturies?
-Por su obsesión al poder y controlarlo todo.
-Pero también influyó el que se negarán a alimentarse de sangre humana.
-No tendremos esta conversación otra vez papá.
-No sabes si a los humanos que asesinas tienen una vida, si dejan familia.
-Eso no me importa en lo absoluto. Son solo humanos. Los humanos son alimento nuestro, nada mas que eso.
-Recuerda la parte humana que tienes hija.
-Lo recuerdo, eso me hace débil.

Negaba mirando al suelo, no me iba hacer cambiar de  pensar.

-No te hace débil, te hace tener sentimientos.
-Los únicos que me hacen sentir son mamá y tú.

Papá me abrazó. Lo amaba, a el y a mamá, pero no quería que decidieran por mi, ya no. Habían decidido por mi el que no pudiese ser ni humana ni vampiro. Estoy en un punto intermedio en el cual no se a donde pertenezco.

Me solté de su abrazo y salí. Edward estaba sentado en los escalones de la entrada. Andaba pensativo a mi parecer.

Prefería preguntarle que entrometerse en sus pensamientos.

-Viéndote parece que estas pensando.

Una sonrisa algo apagada amenazaba con asomarse.

-Carlisline convirtió a Rosaline por que pensó que podía hacerme compañía. Pero no puede obligarme a quererle.
-No puede decidir por nosotros.
-Sigue insistiendo, ¿no es asi?
-Sus intentos son en vano.
-Quiere lo mejor para ti, pero eso ya lo sabes.
-Lo sé. Al igual que intenta protegerme de los Vulturies.
-No debes meterte en su mente.
-Debo hacerlo cuando decide ocultarme cosas que son importantes.
-Eso no te justifica, Kate. Debes controlarte, confiar en los demás.
-No puedo confiar en alguien que me oculta las cosas. Si no hiciera lo que hago nunca sabría que es lo que me ocultan. Detesto las mentiras.
-Al igual que yo, por eso prefiero decirte las cosas de frente. Deberías escuchar a Carlisline.
-Te lo e dicho siempre, los humanos...
-Solo sirven para alimentarnos, lo has dicho siempre. Deberías valorar más la vida de cada ser.
-¿Por que debería?  Mamá y papá no lo hicieron cuando decidieron convertirme en un monstruo.

Edward bajó la mirada. El sabía lo que eramos, también se sentía como si fuese un monstruo y eso es lo que somos. Para los humanos somos personajes que encabezan sus cuentos de terror, siempre somos los malos.

Me levanté y deje a Edward pensando en lo que dije...

~*~

EmaDeAllen

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