Capítulo 5

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NARRA KATE
~*~

Creí que con el paso de los meses el dolor iría pasando pero no fue así. Me sentía peor cada día que transcurría y eso que Jasper me ayudaba mucho con ello.

Un golpe, el cual me hizo terminar en el suelo, me sacó de mis pensamientos.

-Dios Edward, ¿Ni siquiera te puedes compadecer de mi?
-Debes estar concentrada. Los neófitos que venían o vienen tras de ti no van a compadecerse.
-Gracias por hacerme recordar eso. Buena forma de hacerlo.

Un sonrisa estaba en su rostro. Aproveché esa oportunidad para derribar a Edward y ponerme sobre él.

-Vaya, aun sabiendo lo que tu oponente piensa y no anticipas su ataque.
-Eso es trampa.
-Claro que lo es.

Me encontraba sobre él y la cercanía era peligrosa para ambos. De un momento a otro acortamos la distancia que había entre nosotros.

Al principio había duda entre los besos pero después estaban cargados con algo más que deseo.

Edward me sujetaba de la cintura acercándome más hacia él mientras yo rodeaba con mis brazos su cuello y lo acercaba más hacia mi.

No sé en qué punto ambos comenzamos a hacernos caricias. Comencé a sentir algo de calor y fue ahí cuando Edward se detuvo.

-Lo siento Kate, no debí dejarme llevar por el momento y debes controlar tu don.
-Vaya, tienes talento con las chicas.

Su gesto se endureció y por ello supe que lo que había dicho lo hizo enojar.

-Sabes que esto fue un error.
-¿Por qué?
-¡¿Por qué?! Por que no quiero esto para ti. Tuviste esos impulsos para remplazar los sentimientos tan deprimentes por lo que sucedió con Nick.

Jamás había visto a Edward perder el control de esa forma y ni hablar de lo que me había dicho. Fue tan cruel.

-Tal vez tengas razón, lo sé. ¿Crees que no me atormenta pensar en que pude tener una vida con quien probablemente era el amor de mi vida? Esa noche Nick me iba a pedir matrimonio Edward... pude decir que si, casarme y no lo sé... pero preferí que tuviera una vida normal con alguien que si lo fuese. Todo eso lo pienso todos los malditos días desde que lo dejé ahí. Lo peor es que le dije que volvería y desde hace meses que no lo veo. No necesito que me recuerdes la maldita vida que tengo y la posibilidad de que hacer mi vida con alguien es imposible... no puedo juzgarte pero tu tampoco me juzgues...

Ninguno dijo nada. Ni siquiera podíamos vernos a la cara, no era necesario.

-Solo dile a Emmett que venga a terminar mi entrenamiento.

Edward se fue dejándome confundida. Espero que nadie haya escuchado al respecto. Lo más probable es que no ya que no escuché otra mente cerca.

Decidida a seguir entrenando fui yo misma por Emmett ya que Edward estaba tardando. Pero ya estando un poco más cerca de casa escuché otras mentes.

Estaba por acercarme cuando la mente de Edward me detuvo.

-Vete, antes de que noten que estas aqui.
-¿Que sucede?
-Los Vulturies, saben que existes. Debes irte.
-No, ¿Que pasará con ustedes?
-No importa, debes irte ahora.
-Aro los matará si no me entregan.
-¡Dije que te vayas!

Sin hacer mucho caso a lo que Edward dijo, fui a casa sabiendo lo que me esperaba al llegar.

Al estar a unos pasos dos neófitos me tomaron de ambos brazos y me obligaron a caminar hasta estar frente a, quien por sus pensamientos supe que se trataba de Aro.

Podía ver que tenían a todos de rodillas, como si de una ejecución se tratase.

-Miren, es la mitad humana y mitad neófita.

Aro tomó mi rostro analizandolo y de forma brusca me aparté de él.

-Ve al punto de lo que en realidad quieres, Aro.
-Ni siquiera me he presentado. ¿Que tenemos aquí? ¿Una telépata tal vez? Tiene el don de la leer la mente, es igual a su hermano.
-Déjala Aro, arreglemos esto como solíamos hacerlo.
-Al ocultarnos a esta neofita, mi querido Carlisle, tu clan a cometido un pecado de lo más grave. ¿Como deberíamos castigarlos?

En las mentes de los demás podía escuchar que nos deseaban la muerte, pero algo particular en la de Aro llamaba mi atención.

Quería que Edward, Alice y yo, nos unieramos a los Vulturies.

-¿Y como podría perdonarnos?

Una sonrisa de satisfacción podía ver en Aro ante lo que dije. Sabía sus intenciones y me daba rabia no poder hacer nada al respecto.

-Haz uso de tu don, deberías saber.
-Iré contigo Aro. Pero además de perdonar, deberás dejar a Edward y a Alice con mi clan.
-No estas en posición de exigir.
-Solo digo que no serán necesarios teniendome.

Papá me rogaba por que no diera a conocer mi don, pero sabía bien que si no lo hacía, todos morirían y no quería ser tan egoísta.

-deberás Convencerme de ello.

Extendió su mano hacia mi y sabía a lo que se refería. Le di mi mano y con cada cosa que veía su rostro cambiaba de expresión.

Al soltar mi mano podía ver la fascinación que tenía hacia mi y que estaba consciente de que ahora yo poseía el mismo don que él.

-Carlisle, ¿Por que ocultarnos a tu preciada hija? Pero eso ya no importa. Desde ahora deben sus vidas a ella, quien ha tomado una decisión tan sabia.
-Nesecito despedirme de ellos, si me lo permites.
-Apresúrate. Tengo planes para ti mi querida Kate.

Escuchar como arrastraba cada letra de mi nombre me daba asco.

Tenía solo unos minutos con mamá y papá.  No iba a llorar por que no quería que me vieran asi.

-Kate, no debiste...
-Shhh, haría lo que fuese por ustedes, hicieron lo mismo por mi y sé que harían cualquier cosa por protegerme. Déjenme hacer lo mismo por ustedes. Solo les pido que no me busquen y mucho menos intenten ir por mi. Hagan que esto valga la pena y no tienten su suerte. Los amo.

Uno de los acompañantes de los Vulturies me tomó del brazo para obligarme a caminar junto a él.

Aro tenía muchos planes para mi.

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