6. Purgatorio

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(Ciudad de México, tiempo actual)

Nos habíamos reunido en el Parque España en la Colonia Condesa, para decidir si íbamos a firmar o no ese tal contrato. Al principio,  estábamos contemplando como las personas pasaban de un lado a otro sin decir ni una sola palabra.

Nos pusimos a pensar muy cuidadosamente nuestra decisión y ha desmenuzar todas las consecuencias. Aún no teníamos ni puta idea qué hacer... El tiempo y los nervios no nos ayudaban en lo absoluto.

—Nunca nos vamos a decidir si no hacemos algo... —les dije a todos.
—Sergio, ¿le haz dado una hojeada a todo lo que nos van hacer firmar ? —me dijo Cecilia.
—No, ¿por qué no empezamos por ahí? Dinos qué haz encontrado  —le dije.

—Para empezar, nos van hacer pruebas psicológicas aún más mamonas, nos van a sacar un galón de sangre, vamos a ir a un lugar en medio de la nada, lejos de la civilización y vamos a firmar todo lo necesario para que no podamos ejercer acciones legales en su contra, en dado caso. Y si decimos algo al respecto, seguramente nos carga la
chingada —dijo Cecilia.

—Bueno "osea", eso en el peor de los casos, pero, ¿si todo sale bien? Seríamos millonarios y viviríamos una vida digna —dijo Mariano.
—La neta a ti solo te importa el dinero
Mariano —le dijo Cecilia.
—No hubiera entrado a este grupo si me siguiera gustando el dinero We —le contestó.

—¡Hey! Lo importante es tomar una decisión entre todos, ¡ahora! Vale madres si a Mariano le sigue gustando el dinero o no. Prefiero saber el porqué decidieron entrar a terapia, ¿se puede?

Vi qué esta pregunta les afectó a todos, menos a Carmen, quien no ha dicho ni una sola palabra desde que llegamos.

Cecilia se puso de pie y dio unos cuantos pasos al frente.

—¿Saben que yo era actriz porno y saben que mis videos se viralizaron y gané un chingo de varo, no?

Los demás asentimos con la cabeza y escuchamos atentamente.

—Hace un año estábamos grabando una escena y al director se le ocurrió ponerme con uno de mis mejores amigos, Manuel. Porque juraba que íbamos a tener buena química frente a la cámara. Pues antes de iniciar la grabación, prácticamente le dije: que me tratara peor que a un pendejo que le ha tocado sus partes. Se lo tomó muy enserio y me mandó al hospital. Lo enviaron a la cárcel por mi culpa. Por eso estoy aquí. Porque me gustó lo que me hizo.

Cecilia se paró frente a nosotros y se me quedó viendo. Los demás nos quedamos como pendejos sin decir nada. Hasta que ella dio unos cuantos pasos hacia mí.

—¿Qué hay de ti Sergio? ¿Cuál fue tu
pecado? —me preguntó Cecilia.

—Yo jugaba fútbol con mis compañeros de la universidad —le dije sin titubear—. Había este tipo, Fernando, quién tomó el papel del entrenador; por lo atlético, líder y disciplinado que era. Pero un día me descubrió viendo sus fotos de Instagram en las regaderas, pensé que me iba a madrear, pero se me insinuó y le seguí el juego. Santiago nos descubrió y le contó a todo el equipo sobre nosotros. Obviamente nos corrieron del "fut", a él de su casa y su novia lo dejó... Fernando no soportó tantas pérdidas y se suicidó a los pocos días, es algo que no he podido superar. Por eso estoy aquí —les dije.

Silencio. Cecilia se me quedó viendo y se acercó a mí.

—La culpabilidad es una perra, ¿no crees? —me dijo mientras se acercaba a Mariano—, ahora, no es por menospreciar tu historia Sergio, pero muero por saber qué trajo aquí a Mariano.

—Da la casualidad que el resentimiento —le contestó Mariano.
—Vaya, hasta que te escucho hablar sin esa verga en la boca, mirrey —le dijo Cecilia.
—La de tú papá no me alcanzaba We —le contestó Mariano.

Cecilia se le acercó cómo queriendo golpearlo y tuve que ponerme entre los dos.

—¡Amigos, no perdamos la cabeza! Por favor Ces, deja qué cuente su historia  —le dije.
—Este hijo de papi me cayó mal desde un principio —me dijo.
—Ya quisieras que te la clave perra —dijo Mariano.
—¡Soy puta más no pendeja! —gritó Cecilia.
—¡Ya basta los dos! —les grité—, miéntense la madre después si quieren, necesitamos llegar a un acuerdo.

Mariano y Cecilia se quedaron viendo unos segundos más. Hasta que él comenzó a hablar sin perderle la vista.

—Embaracé a mis tres ex novias y las tres abortaron, una de ellas perdió la vida —dijo Mariano.

Más silencio. Cecilia y yo no supimos que decir.

—Sí haces un comentario de esto Cecilia, lo que te voy hacer, te va a encantar, porqué soy capaz de regresarte al hospital —le dijo.

Cecilia, simplemente volvió a sentarse junto a Carmen.

—Nuestras historias están de la cola —dijo Cecilia—, por eso estamos pensando si está es la mejor opción para nosotros. Aunque, faltas tú Carmen.

Carmen se nos quedó viendo un buen rato, cómo si la hubiéramos puesto en pausa.

—¿Carmen? —le preguntó.
—No creo que pueda compartir eso ahorita...
—¿Qué puede ser más culero que las historias que acabas de oír? —le dijo Cecilia.

Los cuatro nos quedamos callados.

—¿En serio no nos vas a decir? —le preguntó Cecilia.
—Como les dije, creo que no es el
momento —dijo Carmen.
—Bueno, al rato te presto uno de mis ovarios y nos pláticas, ¿vale? —le dijo Cecilia.

—No hace falta, serás la primera en saber... —le contestó con una leve sonrisa.
—"Okey", nada más no me sonrías así de raro Carmela, por favor —le dijo Cecilia.

—Yo creo que si deberíamos firmar, estamos jodidos, tenemos un chingo de pedos existenciales y la sociedad nos va a excluir cómo siempre lo hace —les dije.
—¡Ah! ¡No pongas ese ejemplo de la sociedad que me caga Serch! —dijo Cecilia.
—Está bien, ¿entonces? ¿Estamos dentro o qué? —preguntó.

—Pues no podemos salir más culeros de lo que ya estamos —dijo Mariano.
—No me hagan arrepentirme de está
mierda —dijo Cecilia.
—Güey, es coger sin parar, va a estar
chingón —dijo Mariano.
—Creo que tú y yo no tenemos la misma definición de chingón —le dijo Cecilia.
—Entonces, ¿mañana nos vemos temprano, para firmar? —les pregunté.

Todos nos quedamos viendo, esperando a que alguien dijera algo. Pero el silencio se alargó, hasta que los putos grillos comenzaron con su cantó oportuno.

Después, en una sola voz, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, dijimos: "sí".

Serotonina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora