19. Deseos

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Así fue cómo continúe durante 14 días. Repitiendo lo mismo una y otra vez, ya lo tenía más que estudiado:

Sexo con André, dormir, comer, sexo con el equipo de fútbol, reunión con los demás en la habitación "Y", sexo con las celebridades, sexo con André, dormir, comer, sexo con el equipo de fútbol, reunión con los demás en la habitación "Y", sexo con las celebridades, sexo con André, dormir, comer, sexo con el equipo de fútbol, reunión con los demás en la habitación "Y", sexo con las celebridades y volver a repetir, volver a repetir, volver a repetir y volver a repetir. "¿Quedó claro?", me dije a mí mismo cuando llegó el catorceavo día.

Fue un día antes de llegar a la primera quincena, cuando ya estaba optando por decirle a André, qué mejor nos dedicáramos a dormir, pero no había manera de liberarme de él.

Tenía que ser así, sin parar, sin atrasar el proceso. Comenzaba a sentirme obligado, más bien, violado.

Esa supuesta electricidad que sentía al inyectarme la vacuna, era ya casi una ligera chispa. Ya no sentía nada, empezaba a tener relaciones casi en automático.

Creo que por fin el proyecto está dando sus frutos, "para cuando cumpla los 30 días, creo que me volveré padre para alguna iglesia", pensé.

Lo que me estaba preocupado enserio, era la salud de Cecilia, cada vez la veía más deteriorada por los golpes que recibía en su versión de la habitación "X", la cuál, era muy distinta a la mía.

Para mí, era el estadio de fútbol; para ella, era un callejón con graffiti, lleno de hombres violentos.

"Creo que no pensaron en una vacuna extra para ayudarla a soportar el dolor o evitar que le salieran esas lesiones".

Ahora, creo que Cecilia ha de sentir más fuertes esos madrazos, ya que la vacuna no nos hace ningún efecto.

Traté de decirle a André y a Fernando que le avisaran a alguien de las instalaciones, pero ellos me ignoraron y me dijeron que no me preocupara por el "avance" de los otros pacientes.

Sentía qué mientras más pasaba el tiempo, más me hablan como científicos. Eso me hacía sentir un golpe en el estomago tan fuerte, que aveces me daban ganas de pegarles en vez de cogérmelos.

Estaba por llegar la quincena, y yo tenía muchas dudas con respecto a la habitación "Z". Así que, como siempre, después de haber cogido con André, le pregunté varias cosas antes que se durmiera.

—Oye, mañana se abre la supuesta habitación "z". ¿Ya me vas a platicar qué hay ahí? —le pregunté un poco cortante.
—Sabes que no puedo revelar cosas del proyecto, es protocolo —me dijo.
—Sí lo sé, no me tienes que decir todo —le dije.
—Es mejor que lo averigües tú mismo
mañana —me dijo.
—Dime. Me estoy aburriendo de hacer siempre lo mismo —le dije.
—Vamos progresando —me dijo, acariciándome el rostro—, la habitación "Z" está a oculta justo por eso, piénsalo cómo el último engrane que mueve todas las piezas para cumplir el objetivo.

—Dímelo en español —le dije.

André se rió y se acostó boca arriba, sin reaccionar a mis contestaciones.

—La Habitación "Z" pretende aumentar tu interés para cumplir con tu tratamiento. Almacena algo de tu subconsciente.

—Quieres decir, ¿algo qué quiero pero no puedo admitir?
—Algo así, ahora duerme, necesitas tus energías —me dijo, al acostarse de su lado derecho para evitar la plática.

Ya solo quería patearlo fuera de la cama y decirle que mejor se pierda en algún lugar de esta jungla. Me giré al lado contrario y traté de dormir en contra de mis pensamientos.

Serotonina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora