Un plátano de reto

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-Nos vamos en dos semanas.-dice una voz, me doy la vuelta y veo a su madre con la mía, sentadas en ese precioso parque donde suelo ir a dibujar y relajarme. Juraría que no estaban ahí cuando pasamos...

-Pero, ¿volveréis verdad? Oh Mattie, DIME QUE VAS A VOLVER.- digo casi entre lágrimas, esto no puede estar pasando. Mi mejor amigo no puede dejarme tirada en esta cuidad de locos donde cualquiera puede ser más listo que esta panda de primates a los que debo de respetar.

-Es... es probable que no volvamos cariño...-Esto no puede estar pasándome a mi. Echo a correr a Dios sabe donde, intentan cogerme pero no lo consiguen, benditas sean las clases de atletismo por un año.

Me paro cuando me choco con un chico que debía de tener unos 18 años, bastante mono, fuera de mis alcances obviamente.

-Perdona.- digo lo más fría que sé y intentando disimular mis ganas de llorar. Me mira de arriba a abajo suelta una risilla y se va, menuda gente hay por ahí, alguien dejo la bolsa de idiotas abierta y se escaparon todos para reproducirse como ratas. Llego a mi casa, dejo la mochila y me quedo pensando en la cama. Dos semanas... Pienso en todas las promesas que hicimos y aún no cumplimos hasta que me quedo dormida.

Horas después que parecen minutos llaman al timbre, abro y es Matt.

-Buenos días princesa, péinese usted o la rápese ese pelo tan feo que tiene.

- Tú si que eres feo.

-De tu envidia crece mi fama.

-Hazle un favor al universo y no vuelvas a decir eso. He estado pensando, tenemos dos semanas, así que, para que cuando te vayas no se nos haya quedado nada sin hacer... Podríamos hacer una lista de cosas que pensamos hacer pero que nunca hicimos.

-Ogh, ¿incluye eso tener un plátano mascota durante una semana y luego comérnoslo como en el libro de El Rubius?

-Obviamente.

-¡Sí!.- exclama él alzando el puño.

Esa noche hablo con mi madre sobre la operación "adiós mi matata", que era así como yo llamaba a Matt de pequeña ya que por lo visto tenía el retraso de aprenderme un nombre de una sílaba pero no uno de tres, ¡Dí que sí Ginebra!.

- Sabes que él te va ha echar mucho más de menos que tu a él.

- Ogh, Dios mío mamá ya estás con el tema...

- Sabes perfectamente lo que él siente por tí y aún así no lo quieres reconocer, eres muy rara niña.

- Eso es algo que te inventaste tú porque sí mamá...

- Uy sí

No lo aguanto más y cojo mis cosas y me voy al parque a dibujar. Me quedo ahí hasta las 12 que decido ir a casa, pero por el camino veo algo... ¿Es quien yo creo? Este día no podría ser peor.

The long way homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora