Vamos andando hasta el carrefour. Jace insiste en cojer un autobus, es bago de naturaleza y come más que yo y ya es decir. Lo que me da envidia esque no tiene un ápice de grasa sobrante.
-Carrefour está a dos manzanas Jace.
-Me da igual, es muy cansado.- y como la persona madura que soy le respondí.
-Vale, echamos una carrera hasta el supermercado, tú en autobus y yo andando.
-Trato hecho, ¿qué pasa con el que pierde?
- Tiene que hacer la compra haciendo la croqueta.
-¡Estupendo! Te veo girando por los maravillosos suelos de Carrefour.
Como cabía de esperar, gané yo y pasó una cosa muy curiosa. Mientras él iba girando empujando el carrito, un grupo de chicas de mi instituto se le acercaron a pedirle el teléfono.
- Lo siento mucho señoritas, pero este hermoso galán carece de teléfono. Pedírsele a mi amable prima y hablamos.
Se giraron y se le pidieron a una veiteañera que estaba cerca de nosotros.
-Eh... Mi prima es esta.
-Ah ya.- Se acercan a mi mirandome de arriba a bajo, juzgándome, archivando todos mis defectos para luego tener conversación de Whatsapp a la noche.
-¡CORRE GINEBRA! EL PASADIZO ACIA EL FUTURO SE VA HA CERRAR.- Y Jace echa a corer. Yo también lo hago, aunque no lo entiendo muy bien.
Damos la vuelta a todo el supermercado con el carrito y llegamos a una zona donde las chicas esas nunca entraran. La sección de lavadoras.
-¿A qué ha venido eso?
-Tú conoces a esas chicas, ¿Me equivoco?
-Bueno, conocer... Van a alguna de mis clases en el instituto.
-¿Y no son tus amigas?
-Creo que eres el único en 100 kilómetros a la redonda que se percata de mi presencia.
-Hum... ¿no te has preguntado nunca por qué puede ser?.- Comenta mirándome de arriba a abajo. Aquello era indignante. Voy a pagar las cosas con Jace soltándome un discurso sobre las cosas que debería cambiar.
-Jace, de verdad, cállate.
-No, es enserio, si hicieras...
-YA VALE.- Le corto, aquella conversación me estaba deprimiento. No hay nada que yo pudiera cambiar.
Todos los clientes de la cola y las colas cercanas nos miraban. Pero al menos Jace mantenía la boca cerrana.
El camino a casa fue tranquilo. Cenamos unos filetes y un yogur. Cuando Jace hizo un amago de entablar una conversación sin decir palabra me metí en mi cuarto. Escuché One Direction, mi grupo favorito mientras soltaba alguna lagrimilla hasta que me dormí.
A la mañana siguiente me despertó un olor a quemado incomfundible.
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The long way home
Teen FictionGinebra Morgan es una chica normal, sencilla y hace lo que tiene que hacer, sociable 0 y cuando su mejor amigo se va a vivir a Venecia cree que su vida no puede ser peor. Entonces aparece Jace, que la ayuda a conseguir el chico de sus sueños. Pero ¿...