This feeling inside

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"Ginebra, mis sentimientos no pueden ocultarse más"

A continuación hay una flecha que interpreto como que fuera a la izquierda. Mientras, suena de fondo Your song, de Elton John.

"Conocerte fue lo mejor que me pasó jamás" pone en el muro del colegio. Otra flecha me indica que mire hacia abajo.

"Quererte como debería me es imposible" Me dicen las tapas de cubos de basura. Sigo las indicaciones que me llevan al campo de fútbol.

"Debido a que no puedo hacerte invisible" Las letras estan fotografiadas desde las gradas y las componen los diferentes balones y material del gimnasio. En la última fotografía aparece la sala de ensayos. Me dirijo allí corriendo tan rápido como soy capaz. Abro las puertas y me reciben varios niños del coro y la orquesta.

"Si me dieras la oportunidad" cantan, mientras otros tocan una melodía perfectamente ensayada. "Yo te haría la más feliz de la humanidad" y todos señalan a la otra salida, que lleva al comedor.

"Dices que es mejor no comer,

Piensas que tienes que entrar en esos pantalones" una sonrisa aparece en mi cara al ver que eso está escrito con ketchup y que a la cocinera no la hace gracia.

"Cualquiera en su sano juicio,

Notaría que yo por tí estoy enloquecio' ". Encima de una pila de fruta hay un cartel que dice hall.

Esto es lo más bonito que ha podido hacer nadie por mí.

Cuando salgo, Jace está sentado con las piernas cruzadas y la cabeza mirándo al portátil que tiene posado sobre las mismas. Con una gran sonrisa en la cara.

-Y por eso, Ginebra, aunque esto no rime, quiero decirte que si he sido un capullo todo este tiempo es, porque estoy perdidamente enamorado de tí.- Dice mientras se pone en pie.

-Estás loco.- Digo con una lágrima cayendo por mi rostro. ¿Por qué estoy llorando? ¿A caso era eso lo que yo quería oir? En vez de decirlo en alto. Corro donde él y nos fundimos en un abrazo. En el que hay más sentimientos que el amor y respeto de dos primos, van más allá.

Unos aplausos rompen el silencio que hay entre nosotros dos. Me giro y Scott está a mis espaldas, con una cámara en mano.

-Scott yo...

-No digas nada. Yo sabía esto desde hace poco. Jace me pidió que grabara sin que lo notaras mientras ibas haciendo el recorrido. Quiero que lo veas.

Jace gira el portátil de antes y pone el vídeo que ha grabado Scott. La da al play.

Y ahí estoy yo. Leyendo el poema que Jace ha organizado. No quiero darme cuenta pero lo hago, he estado llorando desde que llegué al campo de fútbol y no lo sabía. En el vídeo aparece una Ginebra feliz, sonriente y llorona a la vez.

Cuando acaba el vídeo, Jace cierra el ordenador y Scott se pone a su lado.

Y llega pregunta a la que no quiero responder.

-Ginebra... Ahora nos gustaría saber...- Dice Scott mirando al suelo.

-Tienes que elegir a cual de los dos quieres.

-Y cuando lo hagas no habrá vuelta atrás.

La respuesta sale fluida de mi boca, no me es necesario pensarlo y tampoco quiero. Me guío por mi instinto porque si no, tendría que hacer una lucha contra lo que quiere mi cabeza y lo que quiere mi corazón.

Veo que se quedan atónitos y apenados a la vez.

Pero por suerte soy experta en salir corriendo de situaciones incómodas.

Cuando paro estoy casi a las afueras de la cuidad. Vislumbro un banco a unos metros de donde yo estoy, llego hasta él y envuelvo mis piernas con los brazos y escondo mi cabeza entre ambas, como un avestruz.

No puedo creer que haya dicho que no quiero estar con ninguno de ellos. Cuando estoy apunto de llorar, veo a un Jace jadeando por el esfuerzo de haber llegado hasta aquí, a un Jace con el corazón roto pero que aun así, viene donde la causante de su tristeza.

Cuando llega, se sienta a mi lado y me besa.

The long way homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora