Nutella quemada

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El humo se extendía por toda la habitación. En estos casos, lo mejor que se puede puede hacer es mantener la calma.

Salgo de mi cuarto con una camiseta larga y la gata subida a mi espalda mientras iba reptando por el suelo acia la puerta.

-¿Qué se supone que haces?

-¿A tí qué te parece? Salvar mi vida y la de Rochi.

-Ts, Rochi, menudo nombre para un gato ¿no crees?.- Se burla Jace. A mí me parece un nombre original para un gato, no Garfield o Bigotitos.

-Me parece que no te das cuenta de la situación. Hay humo en mi casa y tú estas burlándote del nombre de mi gato.

-Ah, el humo. Sí... esculpamía.- Lo dice bastante rápido, pero no lo suficiente.

-¿¡Qué qué!?

-Esque, estaba preparándote un desayuno para que me perdoras por lo de ayer y...

-Vale vale, no quiero saber lo que ha pasado, me hará pensar que tienes menos cerebro del que creía.

-Yo también te quiero.- Le sonrío sarcásticamente y abro todas las ventanas.

Jace me imita y en unos minutos ya se empieza a despejar el aire. Entoces lo veo.

-¿Desde cuándo la mente humana ha intentado calentar la nutella con una sartén que no es antiaderente?

-A ver, te lo explico. El menú consistía en unas tostas de tomate y jamón, frutas silvestres bañadas en chocolate y un zumo de naranja recién exprimido.

-Lo que en tu pueblo se debe de llamar pan Bimbo con keptchup y jamón York, un plátano que debiste de empezar cuando se te ocurrió esta genial idea con nutella y zumo de brik de la nevera.

-Vaya, acabas de hacer que algo refinado y glamuroso se convierta en... Eso.

-La verdad no puede ser escondida.

-Ayúdame a recojer esto.

Tardamos más de viente minutos en recojerlo y solo nos quedan 10 para arreglarnos e ir a clase. Decidimos vertinos rápido, 5 minutos cada uno en el baño y comemos algunas galletas por el camino.

Me pongo unos pantalones pitillos son unas flores estampadas y una blusa blanca con unas Converse blancas. El pelo le dejo suelto.

Entramos al instituto corriendo con trozos de galleta de chocolate por toda la boca.

Acompaño a Jace a secretaría que coja sus horarios y ¡sorpresa! Estamos en las mismas clases.

-Vamos ha hacer una cosa. Tú y yo no nos conocemos de nada ¿has entendido?

-Recibido señor sí, señor.- Bromea él. Cuando ve mi cara de desaprobación corrige.- Osea... Señora.

The long way homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora