Colacao

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No puede ser que esto me esté pasando a mí. Bueno, pensándolo mejor, sí lo es ¿cuándo me pasará algo de lo que no me arrepienta? Lo mejor que me podría haber pasado desde el instituto se podría considerar cuando unas chicas de un curso menos que yo se "hicieron" mis amigas. Pensaron que así se harían más popurales porque era su rimer año en el instituto y no debían de tener ni idea de que todos los errores que cometas aquí, incluso los que no considerabas como errores, se te recordarán para el resto de tus días en esta cárcel de 6 horas 5 días a la semana. El caso, esque al mes vieron que nada cambiaba y se enteraron de que era "rarita". Y quiero que esto lo sepa todo el mundo. No hay absolutamente nadie rarito. Nadie. Conocerás a una media de medio millón de gente a la que no les gusta lo mismo que a tí o que visten diferente. No les hace raritos, les hace tener una personalidad diferente a la que la sociedad está acostumbrada a ver. Y es la mejor, por muchas veces que le digas a alguien "rarito", por ejemplo, tus zapatos son feos, se les seguirá poniendo. Aunque solo sea para molestarte a tí.

Entro en casa y me hago un Cola Cao. Es lo que hago cuando estoy avergonzada, molesta, insegura... Bueno, casi para todo. Si me caso tiene que ser con algún pez gordo del Cola Cao. Cuando me empiezo a cambiar a unos vaqueros y una sudadera verde llaman a la puerta.

-¿Quién es?.- Obviamente es Jace, pero por si acaso. Esto de no tener mirilla es una desventaja.

-Soy yo.- Responde Jace.

-Bienvenido a casa, Mister Y.- Y me quedo cortada. Mister Yo no dijo que venía con Mister Scott.

-Hola.- Dice él, mientras me dedica una sonrisa, tímida, pero verdadera. Y ha sido solo para mí.

-Hola.-Yo le hago el mismo gesto y miro al suelo, igual no nota que me he puesto roja, con tanta peca cubriendo mi cara...

Los dos entran en mi casa y yo cierro la puerta. Esta situación me es muy rara. Osea, mi crush, mi amor platónico ¿está en mi casa?

-¿Eso que veo es Cola Cao?.- Pregunta Scott. Oh mierda, ¿me lo pregunta a mí?

-Sí, ¿quieres uno?.- Le respondo.

-Sí por favor, me encantan los colacaos.

-¿A sí está bien?

-Humm, sí. Gracias.

Y se lo doy. Me tiemblan un poco las manos, pero no pasa nada. Lo peor es cuando se queda mirando la taza.

-No está envenenada ni nada.- Le digo chistosa.

-No estaba pensando eso.- Se ríe.- Estaba pensando en comprarme esta taza, es realmente bonita.

Me río sarcásticamente. La taza es de Picachu y al ado hay un garabato mío de hace años. Supuestamente, el garabato soy yo. Aunque nadie se daría cuenta de no ser por el pelo naranja.

-Eh, ¿no hay colacao para mí?.- Dice Jace.

-Sí, claro, pero te le haces tú, yo soy el invitado.- Le responde Scott.

-Ginebra, hazme uno anda.

-Esque... Eso era la último que quedaba...

-Venga ya, si estás todo el día bebiendo colac... Bueno, tiene sentido que no quede.- Abre la piña y coje 5 euros.

-Wuala, ¿Y eso?.- Dice Scott sorprendido.

-Mi madre ve demasiado Sam y Cat.

Y di la conversación por sentado. Me cambié de ropa a una sudadera roja lisa y unos vaqueros. Creo que Scott iba a ser la primera persona de todo el instituto que me viera de colores.

Mientras comprabamos el colacao, Jace le iba contando a Scott nuestra súper aventura de ayer. La verdad esque no quería que lo oyera, teniendo en cuenta que se me ridiculiza por completo en el relato.

Scott y yo hablamos bastante, la verdad esque era tan buena persona como aparentaba. Además de que parecíamos los padres de Jace. Solo a él se le podría ocurrir meterse dentro de un carro y gritar 'EMPUJARME' en el supermercado.
-Nonono, dejale ahí. Ya verás como viene.- Le digo a Scott al ver que iba a empujar a Jace por todo el supermercado con un carrito de la compra. Me niego ha montar semejante espectáculo.
Asique se vino conmigo y de mientras Jace corría detrás de nosotros diciendo que eramos mala gente y que no merecíamos sus soberanos respetos. Gracias, querida familia.
-¿Sabes? Eres mucho mejor cuando te das a conocer.
-Apenas me acabas de conocer.
-Touché. Pero en el instituto eres tan...
-¿Distante?
-Exacto
-Eso es porque todo lo que tenga que ver con esa calaña a la que debo de respetar me da repelús.
-¿Yo te doy repelús?
-Aww...
-¡GINEBRA! ¡HE ENCONTRADO A TU TOCAYA!.-Grita Jace desde la otra punta del pasillo, con una botella de ginebra. Benditos seais chistes malos con mi nombre.

The long way homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora