La reflexión

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*Narra Scott*

Estoy media hora estirado en mi cama con los brazos cruzados detrás de la cabeza preguntándome por qué no fui detrás de Ginebra como hizo Jace. Me doy cuenta de que es obvio por qué no me escojió a mí, porque no me la merezco.
Pero la quiero me repito una y otra vez en mi cabeza.

Cuando me empiezan a doler los brazos y tengo la necesidad de cambiar de postura, los descruzo al mismo tiempo que me enderezo, quedándome con la espalda vertical y las piernas en su posición original. Suspiro.

Me pongo de pie y camino hacia mi escritorio, saco mis auriculares del cajón de la misma y también el ipod. Me pongo cada auricular en la oreja correspondiente y agarro mi cuaderno de notas con la mano distinta que sujeta el ipod. Estoy apunto de agarrar la guitarra cuando pienso que no sería buena idea ya que no tengo manos libres. Tiro el cuaderno sin cuidado alguno encima de la cama y cuando me doy la vuelta para agarrar la guitarra oigo el ruido de unas hojas caerse al suelo. Suelto un maldición, ¿Quién inventó el karma?

Cuando he recojido todo el desastre anterior y me he orgnizado un poco, aseguro que la guitrra está bien afinada y después practico unos acordes básicos.

Suelto un nuevo suspiro y desbloqueo el ipod para escojer la canción que llevo practicando desde hace unas semanas. Wanted de Hayes Hunter empieza a reproducirse mientras yo la toco a la vez que él, solo que yo solo escucho su versión de la canción.

La repito una y otra vez hasta que los acordes son fluidos y no necesito volver a empezar la canción porque no he colocado correctamente los dedos o algun fallo de esos. Me lleva unas 4 horas y son las 6 de la tarde y decido levantarme a cojer algo para picar, hoy no tengo mucha hambre asi que seguramente comeré dos bolsas de patatas.

Cuando me estoy levantando elevo ligeramente la cabeza porque... no se por qué lo hago. Veo a Ginebra en el marco de la puerta. La vuelvo a agachar y a la velocidad del rayo la vuelvo a mirar

-¿Ginebra? ¿qué haces aquí? ¿cuánto tiempo llevas ahí? ¿Has oido algo?

-Hola, puees quería hablar contigo. Unos 5 minutos y sí, no sabía que tocaras la guitarra. Se te da bien.

-Gracias ¿de qué querías hablar?.- Digo mientras coloco todo donde estaba y a la vez intento que no se note las ganas que tenía de verla.

-De lo que pasó antes... Verás, necesitabais los dos una explicación y yo no os la di. Jace está en tu salón.

-Me gustan las explicaciones.- Digo en un tono burlón y ella suelta una corta carcajada.

Recorremos el pasillo y desde ahí puedo oir todo lo que Jace echó de menos a Estela.

-Ayy perrita guapa. Sí, ya se que me quieres mucho pero yo también lo hago y no te estoy chupando una oreja.-Este chico es de lo que no hay.

Ginebra espera a un lado de la puerta corredera para que yo la habra y lo hago. Entro y Jace me mira.

-¡Hola Scotty!

-¿Qué tal Jace?

-Muy bueno ese solo de guitarra, a Estela la gustaría que lo tocaras en nuestra boda, aunque yo estoy más a favor de un DJ.

-Creo que yo soy más de la idea de Estela.

Seguimos bromendo hsta que estamos todos acomodados en los sillones. Yo me tumbo en el sofá y me pongo mis zapatillas de andar por casa imitación de unos pies de dinosaurio, los dos supuestos primos me lanzan miradas de sorpresa.

-¿Qué mirais? Estaes mi casa. Mi casa, mis zapatillas ¿vale?

Miro a Jace que está sentado en un sillón que se encuentra enfrente de la ventana y a su izquierda hay unas flores que evito porque huelen super mal para mi gusto. Ginebra se sienta delante de la mesita que se encuentra en medio de la sala, con las piernas como los indios, los brazos están apoyados y cruzados y su cabeza descansa sobre ellos.

The long way homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora