La playa

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Me separo del calor de sus labios, temiendo que si no lo hago no pueda separarme nunca.

Observo sus ojos hasta tal punto que consigo verme reflejada. Una chica escúalida, pelirroja. Horrible. Eso es lo que pensaría cualquier persona que me viera por la calle incluyéndome yo misma.

-Jace.

-Dime.- Respondo con una voz como despertando de un sueño, en un susurro, tan dulce como un cup cake.

-¿Qué está pasando?

-Eh... Un coche.

-Es amarillo...- Le miro con una cara juguetona.

-¡COCHE AMARILLO!.- Exclamamos a la vez que nos damos entre nosotros un suave puñetazo en los brazos.

Nos seguimos riendo como hace unos meses y me doy cuenta de cuanto le he echado de menos y de cuanti le quiero.

Cuando paramos me quedo mirando a los caballos que están al otro lado de la carretera. Es un negocio de equitación en el que también puedes dar un paseo con los caballos atraves de la playa.

-Es curioso como cambia todo.- Comento.

-¿Por qué lo dices?

-Cuando era pequeña, solía ir ahí casi siempre que podía y la dueña me preguntaba con cual de los caballos quería ir ese día. Yo siempre la respondia con mucho entusiasmo que cualquiera de ellos estaría bien pero que fuera alguno que no hubiera montado antes. Llegó un día en el que ya había montado todos y deje de ir.

-¿Por qué?

-No lo se.-Digo encogiendome de hombros.- El caso es que si ahora viajara en el tiempo, fuera donde mi misma de pequeña y me dijera que estoy metida en este "lio" no me lo creeria.

-¿"lio"?

-Sí, ahora me estoy preguntado si escogí bien o si debería de haberme quedado contigo o...

-Primero, obvio que te tendrías que haber quedado conmigo. Osea, por favor mírame.- Se levanta y gira ascendiendo y descendiendo las manos mientras se señala.

-Eres tontísimo ¿sabes?.

-No, soy Jace.

Me rio por su gracia y el se vuelve a sentar a mi lado. Observamos a los caballos, detrás de su valla, comiendo hierba y disfrutando de su vida. Me gusta uno de ellos, marrón con manchas blancas, la cola y la crin del mismo todo marrón. Es realmente bonito.

Giro mi cabeza para mirar a Jace, que me observa fijamente. Nuestras cabezas están a 30 centímetros. 20, me fijo en las claras pecas de sus mejillas. 10, vuelvo a verme reflejada en sus ojos azules rodeados por el borde exterior del iris con un todo verde claro, casi imperceptible. 5, deposita un beso en mi mejilla y viaja hasta mi oreja.

-El caballo marrón es el más feo que he visto nunca.- Me susurra.

-Eres el chico más idiota que ha pisado La Tierra.- Le respondo.

-Puede, pero también el más guapo.

-Ya, bueno, el segundo.

-¿De verdad lo piensas?

Asiento.

-Bueno, alguien tiene que cambiar de opinión.

Me separo un poco, pero antes de que pueda darme cuenta me sube a su hombro y me lleva como el villano de una película mala se lleva secuestrada a la chica del héroe.

Le suplico que me baje, pero no surgue mucho efecto. Unos minutos después escucho el ruido de las olas y que Jace está pisando arena.

-Oh no.

-Oh sí.

-¡Jace! Si no me bajas ahora mismo te juro que... Que...

-Estoy aterrorizado ¡Obama! V¡en a salvarme! ¡Ginebra piensa hacerme algo horrible!.- Elevo la cabeza ante sus palabras y veo que está con el teléfono en la oreja finjiendo que habla con Obama.- ¿Qué dice? ¿Que Ginebra solo se salvará si reconoce que soy el más guapo que ha pisado La tierra? Vale, gracias señor presidente. Ya le oiste.

-Sigue soñando.

-Muy bien, tú lo pediste.

Y cuando está agarrándome de la cintura para tirarme al agua, hago un ataque sorpresa. Le empujo a la arena consiguiendo que yo caiga encima suyo y no se por qué le beso.

El beso se vuelve apasionado, sus manos recorren mi espalda y consigue deshacerse de mi camiseta a la vez que yo hago lo mismo con la suya. Cuando sus manos llegan a mi feminidad reacciono y paro.
Esto no está bien pienso.

-¿Qué pasa?.- Pregunta.

-Nada, es solo que... Jace, ¿por qué no vino Scott?

The long way homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora