CAPÍTULO 10

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Regrese a casa antes de la hora acordada por no tener que afrontar a mi madre molesta, pero la casa estaba en silencio, las luces apagadas, subí a mi habitación y dejé mi bolso en la cama antes de ir a la habitación de la mujer pero no había nadie más que su cama tendida. Era extraño que no estuviera en casa un día común como lo era hoy, el ruido del teléfono me sacó de mi pensamiento y me hizo correr para atenderlo, pero la voz agitada de una mujer en el teléfono me desconcertó un poco, no entendía nada y cada vez se volvía más escalofriante.

Iba a colgar hasta que mi nombre se escuchó tras el teléfono y un dolor en el pecho me hizo soltar el teléfono de golpe, un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Cuando logré tomar aire y acercarme al teléfono solo se escuchaba el tono de que la llamada había sido cortada, que había sido eso, pero aquel dolor insoportable se hacía más denso al respirar, tuve que sentarme en el suelo para tratar de calmarlo pero era aún peor, un calor subiendo por mi espalda hasta el centro quemándome viva, quería entender qué era eso que me mortificaba.

Todo que se escuchaba al fondo se detuvo quedándose en un silencio abrumador que se rompió al escuchar el ruido estridente del teléfono de la casa, me acerque con aquella incomodidad de mi cuerpo hasta él donde levanté el aparato y no lleve a mi oído hasta escuchar la voz de una mujer que conocía.

—¿Dónde estás?

—¿Rachel?

—Lili ¿Dónde estás? —porque le importaba tanto saber dónde estaba

—En casa —un dolor punzante me hizo caer al suelo y encogerme

—¿Qué fue eso? No te muevas voy para allá

—No es na... —la llamada se cortó y antes de poder levantarme sentí como si me golpearan en la columna haciéndome gritar del dolor desesperante

Tenía que ser una broma, sentí como un líquido caliente bajaba por mi nariz y las gotas caer al suelo, que me estaba pasando todo estaba bien hasta hace unos minutos. Sentía mi corazón latir muy fuerte como si fuese a salir de mi pecho, aquel nudo en la garganta quitándome el aire, la desesperación de que nada estaba mejorando. ¿Iba a morir? No estaba tan segura de que me podía pasar en ese momento, no era extraño que algo como eso me pasará. Mi vista borrosa me advirtió que en cualquier momento perdería el sentido y así fue, el estruendo de mi cabeza estrellarse contra el suelo fue lo último que escuche.

El ruido de los pasos ir de un lado a otro me hicieron abrir los ojos, seguía en el suelo pero no tenía sangre en mis manos, no había dolor, no había nada quedándome la espalda solo vi a Rachel aparecer con un frasco de alcohol y algodón. Me ayudó a sentarme contra la pared, corrió al grifo para servir un vaso con agua pero que había pasado estaba muerta o solo era una alucinación.

—¿Qué diablos te pasó? —me ayudó a beber agua —Esto no es nada bueno

—¿Qué haces aquí? ¿Dónde está mamá? —no me dijo nada

—Tengo que llevarte al hospital

—No, voy a estar bien —no iba a ir a un hospital cuando claramente ni yo tenía idea que me había pasado

—Te acabo de encontrar en el suelo desmayada Lili, ¿acaso no estás comiendo bien?

—¿Dónde está mi mamá? —su rostro me estaba preocupando, Rachel no era muy buena ocultando cosas —¿Por qué estás aquí?

—Mi mamá sufrió un accidente de auto, está en el hospital —fue como recibir un balde de agua fría al escuchar eso —Te estoy llamando desde las cinco y no contestas el teléfono

—¿En qué hospital está? —trate de levantarme pero el mareo me hizo tambalear —Necesito ir a verla

—Como vas a ir a verla en ese estado

Propiedad de un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora