CAPÍTULO 12

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Ver la caja ser enterrada con el cuerpo de la mujer que se suponía que conocía como la palma de mi mano, no fue para nada agradable, la mayoría de sus conocidos lamentaban su partida, estaba dejando un vacío en el corazón de otras personas sin saber que muy dentro de ella todo esto solo era un trabajo más, el cual había fallado.

Sky se había tomado la molestia de estar presente en ese horrible día, pero de quien no sabía era de Arthur que desde su aparición en el hospital yacía desaparecido. Tal vez moriría pronto al fallarle a su Dios, en qué estaba pensando. Al terminar ese martirio toda la familia terminó en la casa, no era nada agradable tener a todas las mujeres que me odian a excepción de Rachel en casa, pero no se perdió el tiempo antes de que comenzaran a reclamar las cosas de valor que mis padres tenían.

—Soy la mayor de ustedes yo tendría que quedarme con la casa

—Porque crees tener más derecho que todas nosotras —no era de esperar una ardua discusión entre todas

—Es en serio —Rachel hablo molesta desde la cocina —La mujer a penas fue enterrada y ustedes se están disputando quien mierdas se va a quedar con la casa, podrían tener un poco de respeto

—Lo dices porque no tienes derecho a nada, respeto deberías tener tú, cómo tuviste la decencia de poner un pie en la iglesia después de lo que hiciste

—¿Te importa más lo que hice? vine por mi madre y por Lili no por ustedes

—No se porque se molestan en pelear por la casa —hable por lo bajo desde el marco de la puerta

—¿Y tú qué? Mi madre no estaba feliz contigo por si no lo olvidas —Violet se fue directo al problema —No deberías hablar incluso deberías pensar donde vas a vivir

—La casa no es de mamá —lo dije sin interés —Ninguna de ustedes se molesto a presentarse a la lectura del testamento de papá hace un año, pero si quieren puedo tráelo tengo una copia

Me acerqué a uno de los muebles de la sala, tuve que moverlo para que el documento cayera al suelo. Cuando lo tuve camine hasta la mesa donde estaban para tirarlo en el centro.

—Léanlo y quéjense todo lo que quieran —les hice un ademán para que lo tomaran, Beatriz lo tomó en sus manos para comenzar a hojearlos, al principio todo estaba bien pero al llegar al final sus cejas se fruncieron y me miro molesta —Dilo

—¿Qué dice Beatriz?

—La casa —la mujer se mordió la lengua al tratar de contenerse

—La casa y todo lo que está dentro de la propiedad es mío —todas vieron a Beatriz para confirmar lo que acababa de decir

—Debe estar jugado —las que estaban en la mesa tomaron los papeles

—¿Por qué ella?

—La casa esta a mi nombre desde hace diez años, nadie puede sacarme de aquí ni mamá lo hubiera podido hacer

—No, esto debe ser falso

—Así —regrese a la mesa de antes y urge entre las gavetas hasta encontrar una tarjeta, regrese con ellas para entregarla —Si no lo creen llamen al abogado de papá y no me interesa lo que esté en el testamento de mi mamá, que Rachel se lo quede.

—No voy a tomar algo que no me pertenece —iba a subir a mi habitación hasta que hablo

—Solo me importa la casa —mi papá se había esforzado en mantener la casa en pie después de años y perderla contra esas mujeres sería absurdo —Puedes quedarte con lo que sea, yo tengo la herencia de papá y ustedes la de mamá

—Esto no puede ser así, papá debió estar delirando cuando hizo esto —no iba a ponerme a discutir con ellas por lo que el hombre había hecho hace diez años

Ninguna de ellas quiso quedarse en la casa, se fueron en busca del abogado que había citado el testamento. La única que no corrió como loca fue Rachel que se quedó en el comedor bebiendo café. No iba a pelear por algo que no era de ella, siempre había tenido ese pensamiento sensato.

—¿Cómo te trata la vida? —me acerque a la mesa para tomar asiento junto a ella y hablar un poco —No se de ti desde que te fuiste de casa

—Estoy bien —por su expresión sabía que algo la estaba molestando

—¿Dónde vives?

—¿Por qué me preguntas?

—No tienes porque mentirme, soy tú hermana —dejó la taza de café sobre la mesa —¿Dónde estás viviendo?

—En mi auto, ¿por qué? me vas a decir que soy una tonta como lo hacía mamá —se puso a la defensiva

—Puedes regresar a casa, después de todo este lugar también es tu hogar —apretó sus manos sobre la mesa antes —Lo que hayas hecho no me debe de importar a mi, si cometiste un error esta bien, yo los cometo todo el tiempo

—Asesinar a alguien no es un error Lili

—Fue en defensa propia, si ese sujeto no hubiera atentado contra tú vida nada de eso tendría que haber ocurrido. Lo que digan los demás no debe importarte estabas salvando tú vida, cosa que nadie hubiera hecho al verte.

—No minimices un acto tan inhumano como lo es quitarle la vida a un ser humano

—Inhumano es pensar que tú tuviste la culpa de que ese sujeto te siguiera, cuando sabemos que no es así. Sabes olvidemos este tema para mi no existe y así será siempre —me levanté de la silla y la coloque en su lugar —Puedes regresar a casa, tu habitación... espera

Subí al segundo piso y entré a la habitación de mis padres recibiendo de golpe una briza fría causando un escalofrío en todo mi cuerpo, me acerqué al mueble de noche donde estaban las llaves de las habitaciones que nadie utilizaba y saque la que era del cuarto de Rachel. Regresé al comedor donde vi a la mujer por irse pero la detuve.

—Regresa a casa —le entregue la llave —Tus cosas están en la habitación

—No voy a regresar

—Una cama es mejor que el asiento de un auto, puedes regresar cuando quieras

Subí a mi habitación y cerré la puerta, era la primera vez que se sentía tan vacío, no había color, ni luz entrando por las ventanas, el día era opaco y sin vida. Me tumbé en la cama pensando en Rachel, era injusto ser juzgado por algo como lo que había sucedido hace años. Cuando tenía veinte un sujeto cualquiera quiso sobrepasarse con ella y al no ceder fue golpeada casi al punto de morir, en el momento en el que su cuerpo entró en pánico y aquella enorme carga de adrenalina golpeó su sistema nervioso hizo lo que cualquier otra persona hubiera hecho, golpeó al sujeto con una barra de metal que encontró entre los escombros del callejón causándole la muerte.

Mis padres no validaron su acción al defenderse ya que había dañado la integridad física de un humano causándole la muerte, fue juzgada ante la sociedad la cual la determinó inocente, su cuerpo era prueba evidente del daño que ella había sufrido y si no se hubiera defendido, ella sería la víctima, pero nuestra familia no pensó lo mismo. Se fue de casa por esa razón y jamás supe de ella hasta ahora y no pensé que su vida fuera tan mala, siendo ella una persona maravillosa.

Las personas buenas son las que más carga tienen, son aquellos que luchan contra la vida como si fueran el único guerrero en un campo lleno de soldados, el único que no se rinde, pero el cuerpo se magulla, arde, se cansa, se debilita y pierde el interés de seguir de pie contra esta lucha llamada vida. Como llamas vida al acto que te está matando, uno pide paz en tiempos de tempestad.

Propiedad de un demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora