Actualmente dormía bien ya que no habían pesadillas solo pequeños sueños que parecían irreales, en algunos podía ver a Sebastián reírse y en otros sólo era yo quería creer que era real hasta que la luz de la mañana o el despertador me levantaban. Tenía que superarlo a las malas ya que mi cerebro y corazón no lo entendían a las buenas.
—¿A qué horas regresaras? —Rachel estaba en la isla de la cocina comiendo un tarro de mantequilla
—Antes de las ocho, ¿Necesitas algo? —metí mi teléfono en el bolso
—Podrías comprarme una caja de tampones —camino hasta donde estaba su bolsa y saco su billetera para entregarme un poco de su dinero
—Muy bien, algo más —sabía que pediría algo más
—Una vida nueva —su sarcasmo me hizo darle un golpe en el hombro —Oye eso me dolió
—Te traeré la caja de tampones y algo de cenar
Ella se quedaría en casa todo el día debido a que recientemente había perdido su empleo y por esa misma razón no pudo pagar el alquiler del apartamento en el que estaba viviendo. Actualmente el clima era de locos solía estar soleado, luego se oscurecía y terminaba por llover, no podía salir de casa sin un abrigo caliente o un paraguas. trabajar de mesera no era tan malo como lo creía, Sky solía decir que no era muy sociable o amable con las personas que no conocía.
Anteriormente Sky trataba de estar en contacto conmigo con tal de que no me sintiera sola por lo de mi mamá, pero eso es lo que menos me afectaba, en lugar de hablar sobre mi termine escuchando sus problemas amorosos con un chico que estaba saliendo y que no conocía en lo absoluto, era como escuchar a una niña de secundaria hablar pero me divertía, era la única que podía sacarme una risa en estos momentos.
Lo único que odiaba de viajar en autobús era el insoportable calor por el abrigo que traigo encima y los distintos olores mezclados en el ambiente, por momentos deseaba irme de esa ciudad y comenzar en un lugar diferente pero era imposible o me estaba limitando a avanzar. Las mujeres que trabajan en la cafetería son muy amables conmigo ya que soy la más joven de todas, es entretenido hablar con ellas mientras limpiamos y servimos comida, se vuelve algo que quieres repetir constantemente.
Estaba a unas cuadras del lugar cuando un hombre me golpeó por accidente parecía ir de prisa pero se detuvo y me pidió disculpas, es un cura, pero estaba alterado, cansado como si estuviera huyendo de algo.
—¿Se encuentra bien? —el hombre veía a todos lados buscando algo —Señor
—Si, no, ¿ha visto a un bebé por aquí? —sus palabras me desconcertaron por completo
—¿Un bebé?
—Si, es que... olvídalo
Se giró para alejarse, que hacía un cura buscando a un bebé, no es como si un pequeño fuera tan lejos a menos que ya pudiese caminar. El golpe en el hombro me distrajo y ya iba un poco tarde, me apresure hasta llegar al lugar donde la chica a la que cubriría estaba algo molesta por llegar tarde.
—Llegas tarde, las demás personas tenemos cosas que hacer —me entregó el libro de entrada para firmar —Madruga
—Lo lamento —no se despidió solo salió del lugar molesta por mi hora de llegada
—Al parecer Rosali no tuvo una buena noche, no te tomes personal su carácter suele ser así
—No era mi intención llegar tarde, choque con un cura unas cuadras atrás y me detuve
—¿Un cura?
—Si, estaba aturdido y apresurado
—No hay iglesias por aquí, la única está a una hora de aquí en media carretera —eso era absurdo —Es muy tenebrosa
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Propiedad de un demonio.
Dla nastolatków✠¡Oh, mi Dios he pecado! Fueron las palabras más blasfemas que salieron de mi boca al tener a ese hombre sobre mi, un vaivén de emociones desbordándose a flor de piel en cada uno de los fragmentos que forman mi alma. Pero a quién le importa un alma...