Algunas semanas pasaron desde la mudanza, apliqué a algunas universidades la verdad no me interesaba ir a una universidad prestigiosa o cara, solo me interesaba terminar mis estudios. Los trabajos remotos son un jodido problema pero no eran un reto para mí, terminé por aceptar el trabajo en una página publicitaria redactando columnas de distintos temas, no era un salario por el que me moleste pero tenía que mantener mi mente ocupada la mayor parte del tiempo.
Suelo quedarme hasta altas horas de la noche redactando un sin fin de columnas que luego envió para revisión y con suerte son publicadas. Pero esta noche era diferente me había quedado dormida muy temprano incluso no había salido a comer pero una punzada en mi vientre me despertó, tuve que sentarme para tratar de controlar mi cuerpo pero el dolor desde mi vientre recorriendo mis piernas me hizo jadear, pero ya era tarde y no quería alarmar a Rachel. Cuando trate de ponerme en pie sentí como algo caliente bajaba por mis piernas, caminé en dirección al baño de mi habitación, al encender la luz y tocar entre mis piernas vi la sangre en mis dedos.
Que mierdas me estaba pasando… Era demasiada sangre como para ser mi periodo y el dolor se estaba volviendo insoportable. Tome un par de pantalones y ropa interior limpie a las cuales les coloque una compresa, tome mi bolso para meter otro pantalón extra y mis cosas, tenía que ir al hospital antes de que Rachel despertara.
Baje hasta el estacionamiento y me subí al auto, el dolor me hizo encogerme frente al volante solo tome aire y encendí el auto para ponerlo en marcha fuera del estacionamiento. Cada vez que el dolor se hacía presente trataba de estacionarme y de no golpear a los pocos autos que transitaban. No recuerdo cómo llegué a urgencias pero una mujer me atendió, me llevó a un consultorio en el área de obstetricia, vi como me picó con la aguja para colocar la intravenosa y me pidió algunos datos.
—¿Cariño vienes con alguien? —Negué con la cabeza a su pregunta —Quieres que le hablemos a alguien para que te acompañe
—No… estoy bien —cerré los ojos por el dolor que me adormece las piernas
—Buenas noches señora Ackerman, vine lo más rápido que pude —vi a la mujer de bata blanca quitársela y ponerse otra, se colocó unos guantes de látex antes de sentarse en el banco frente a mi y examinarme —Ingreso con hemorragia vaginal y dolores fuertes
—Se le colocó una intravenosa y medicamento para el dolor
—Porque… el dolor se vuelve más… fuerte —sentí presión en mi vientre como si fuera algún tipo de cólico que me estaba desgarrando por dentro
—Esta teniendo un aborto
—¿Qué? —levante mi cabeza para ver a la mujer con las cejas fruncidas
—La hemorragia no se detiene y el dolor que su cuerpo está presentando son contracciones, no está dilatando para poder expulsar al feto —que estaba pasando en realidad, ¿un feto? ¿Estoy embarazada? O lo estaba —Tenemos que realizar un legrado para descartar riesgos, la enfermera la preparará para realizar el procedimientoSolo se quitó los guantes manchados de sangre y los lanzó a un cesto, que estaba pasando, no tuve tiempo de procesar nada a mi alrededor más que a la mujer ayudándome hasta que perdí la conciencia. Por un momento el dolor se fue solo me quedé a oscuras en mi subconsciente, tenía demasiados problemas y este se adhería a los demás.
Cuando sucedió y porqué no lo supe, acaso mi cuerpo me estaba llevando la contraria para castigarme, este era un karma que tenía que pagar. Entre más pensaba más me llenaba de dudas, preguntas que no tenían respuesta; quería respuestas para mis preguntas pero ninguna las tendría. Cuanto tiempo estuve embarazada y no lo noté, no tenía náuseas, mareos o problemas con mi cuerpo… ¿Mi cuerpo rechazo al feto? O ¿El feto me rechazo a mi?
Respuestas… Necesito respuestas
Desperté con el cuerpo adormecido acompañado del peso inmenso en mis párpados que me impedían ver con claridad la habitación, tenía que despertar lo antes posible pero aunque lo quisiera la anestesia seguía en mi sistema. Mi poca visión se dirigió a la espalda de un hombre que revisaba algo, un médico, ¿Cuánto tiempo estaré aquí? Necesito ir a casa con Rachel y Lucienne.
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Propiedad de un demonio.
Teen Fiction✠¡Oh, mi Dios he pecado! Fueron las palabras más blasfemas que salieron de mi boca al tener a ese hombre sobre mi, un vaivén de emociones desbordándose a flor de piel en cada uno de los fragmentos que forman mi alma. Pero a quién le importa un alma...