4. Debate mental.

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Capítulo 4

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Debate mental

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Tsunade suspiró pesadamente, se le notaba el cansancio.

—Mire, Hokage, si está pensando en incluir suspenso dentro de esta habitación para darme la noticia, no servirá.

—Escucha, Sasuke, primero no intento crear ni incluir suspenso, y segundo, déjame preguntarte algo.

—¿Qué cosa?

—¿Por qué quieres volver a la aldea?

¿Qué no se lo había dicho ya? Porque quería. A veces, tener que repetir las cosas lo cansaban.

No podría decirle que otro objetivo se le había sumado tras ese encuentro anterior, que de a poco estaba removiendo su pasado.

—Como le dije anteriormente, porque quería—se decidió por lo más sencillo, por lo que en un principio había querido desde que abandonó la sombra de quienes querían reclutarlo tras la muerte de su hermano.

—¿Por nada más?

¿Cómo? ¿Acaso se le leía en la cara lo que estaba pensando?

No, era imposible. ¡Qué idiota! Otro nivel más que bajaba su orgullo. Ya no solo había vivido el sentimiento de ansiedad, sino que ahora también pareciera que se perdía su cordura. ¿Cómo pensar que una persona podía leerle la cara?

¡Grandioso, Sasuke! La ingenuidad oculta salía a flote.

Ese no era él. O tal vez sí, sólo que estaba oculto tras esa máscara de frialdad y cansancio.

No, ese no era él.

¡Vaya!, otra palabra más a su lista: indecisión.

—No, por el momento. Pero nunca se sabe, ¿no, señora Hokage?—contestó al fin tras su debate mental.

—De acuerdo. Mira, la cosa es así... Al principio, al Consejo no le gustó la noticia de que habías regresado, y mucho menos tu petición de quedarte definitivamente. Tras un largo debate, accedieron a que te quedaras, pero no sin antes ponerte a prueba.

—¿Ponerme a prueba? Lo entiendo, ya que no es fácil confiar en la palabra de un renegado, y mucho menos asesino, ¿no?

—Sí.

—¿Qué debo hacer, entonces?

—Se te vigilará durante una semana, se te pondrá una persona que siga tus pasos y así asegurarnos que no estés en contacto con ninguna otra persona indeseable.

—¿Y... quien será el que me vigile?

¿Debería llamarse idiota nuevamente al creer que ella pudiera ser la afortunada?

¿Afortunada? En realidad el afortunado seria él, ya que para ella solo sería una misión más.

Otra vez con su debate mental.

No sólo había ansiedad, ingenuidad e indecisión en un solo día, sino que también... ¿esperanza? No, no sabía cómo llamar esa última palabra. Y no quería. Esa lista cuyo título seria "Ya ni el orgullo le queda" no se llenaría mas con palabras indeseables.

-Aún no está decidido, pero estamos entre dos opciones. Puede ser un Hyuuga, ya que poseen el Byakugan, o también Kakashi, poseedor de otro Sharingan.

—Me parece bien —dijo escondiendo ¿felicidad? al escuchar ese apellido.

—Está bien, te lo haré informar mañana. Por el momento, ve a tu casa, arréglala un poco y también... cámbiate.

—¿Cambiarme?—¿Qué tenía de mal su apariencia?

—Sí, no quiero que estés en Konoha con la misma apariencia que Orochimaru, y encima con esa katana. Estás a prueba, no en una batalla.

—Bien, lo haré. ¿Eso es todo?

—Sí, ya puedes retirarte—y así, ella le dio la espalda esperando su salida.

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Sasuke, se dirigió hacia lo que fue su casa. Primero la recorrió para ver el estado en el que se encontraba y, tras eso, decidió encaminarse a la habitación que antes le había pertenecido a su hermano.

Subió las escaleras y abrió la puerta, todo estaba intacto.

No quería recordar nada, así que busco rápidamente las ropas que había dejado tras escapar. Encontró una remera azul con el símbolo de su clan en la espalda y junto a un pantalón negro completó lo que por el momento sería su atuendo.

Necesitaba aire, así que decidió volver donde había estado esa mañana.

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Al llegar, se sentó a contemplar el paisaje. Había tenido la diminuta esperanza de que ella siguiera ahí, pero con la suerte que siempre tuvo era pedir demasiado.

Estuvo por un rato en silencio, sólo viendo el agua que transportaba el río hasta que escuchó unos pasos.

¿Esperanza? ¿Podría ser ella?

Giró su cabeza para ver a ella o al intruso que se atrevía a corromper la calma que estaba teniendo.

Al ver a la persona, solo una palabra se cruzó por su mente: decepción.

-Sólo eres tú. Ha pasado bastante tiempo.

-Sí...

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Continuará...

Regreso a ti [Sasuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora