Regreso a ti [Sasuhina]

10. No me mires, me distraes... y me vuelvo idiota .

 Capítulo 10

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No me mires, me distraes... y me vuelvo idiota

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Había estado entrenando bajo su supervisión al menos durante dos horas, o eso había intentado.

¿Cómo se podía entrenar mientras ella lo miraba? Es difícil, realmente difícil.

No lo soportaba más, no quería que lo observara. Se sentía nervioso, asustado como un niño al cual le entregan el examen y al ver de qué se trata llega a la conclusión de que no sabe nada.

Desesperado.

¡Basta! Le diría que habían terminado por hoy, o que se uniera a él. Con tal de dejar de ser evaluado.

¿Cómo soportaría una semana en esa situación?

Se detuvo y decidió encaminarse a ella con el motivo de proponerle alguna de esas dos opciones, aunque no sabía cuál sería la que le diría.

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Mientras se dirigía vio que ya no lo miraba, sino que anotaba algo en la carpeta que traía con ella.

Se paró frente a ella, la cual estaba muy concentrada ya que ni se había percatado de su presencia.

—¿Qué haces?—le preguntó

Vaya susto que le había pegado, el lápiz que hasta hace segundos estaba en su mano se había caído.

—S-sasuke, m-me asustaste—le respondió, a la vez que este intentaba ver lo que ella había escrito.

—Creí que estarías observándome. ¿Qué es más importante que mi entrenamiento? Déjame ver. —decía mientras le sacaba la carpeta— ¿Una carta para Naruto?

¿Por qué dijo eso? Estaba todo tan bien ¿Por qué lo había mencionado?

Estaba enojado.

Celoso

¿Celoso?

No. ¿Por qué volvía esa sensación? Hace tiempo que no la sentía.

—¿Q-qué?—formuló ella.

En ese momento su vista volvió a Hinata, la cual estaba roja por haber escuchado ese nombre.

Estúpido, estúpido, estúpido, se repetía él internamente. Hasta hace unas horas se sonrojaba a causa mía y por una idiotez de tu parte, Sasuke, ahora se sonroja por él.

—¿S-sasuke?

—Lo siento, fueron celos.

¡¿Qué?! ¿Lo había dicho en voz alta?

¿Acaso había admitido algo que no se le fue preguntado?

¡Qué persona más idiota en la que se había convertido desde que llegó! Sin duda estar con ella lo cambiaba, y para peor.

Se dio la vuelta ocultando lo rojo que estaba, alejándose mientras leía lo que ella, otra cara roja en ese campo, había escrito.

¡Qué alivio! Solo eran observaciones. Por un momento había creído que tal vez era una carta.

Qué ingenuo.

Leyó todo. Tenía una linda letra.

Se sorprendió al ver su trabajo. Estaba todo impecable, las ideas ordenadas y hasta decía que había llegado tarde.

—¿M-me lo d-devolverías?

Escuchó su interrogación cerca... demasiado cerca, además de una cosquilla en su cuello.

Giró su cabeza para encontrársela detrás de él, con su cara cerca de su oreja.

—Sí, buenas observaciones—dijo, a la vez giraba todo su cuerpo para quedar frente a ella.

Sus caras estaban a pocos centímetros.

—Y-ya e-es t-tiempo d-de v-volver – le comentó ella roja por la proximidad, además de su nerviosismo — T-terminamos c-con el entrenamiento. Ahora vete a almorzar y a las cinco v-vuelve aquí p-para continuar.

Hinata tomó la carpeta y se disponía a marcharse pero algo le impedía. Sasuke le tomaba del brazo. Su expresión era de disgusto.

—No irás a ningún lado—le dijo mientras se acercaba a su oído—. No sin mí, Hina.

La soltó y se dirigió hacia las cosas de ella que reposaban bajo un árbol, las tomó y volvió hacia ella, a quien le entregó la canasta para desocuparse.

De repente, la sujetó entre sus brazos. Se veían como una pareja de recién casados.

Ella no comprendía qué pasaba. ¿A dónde se la llevaba?

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Llegaron a la mansión Hyuuga, donde él, aún con ella en brazos, trepó hasta la ventana que le pertenecía a su habitación.

—¿Es este todavía tu cuarto?— le preguntó a la vez que la bajaba.

—S-sí.

—Perfecto. Ahora deja todo y cámbiate o báñate rápido, como quieras. En media hora te estaré esperando en la esquina, no quiero que me tiren toda la guardia de tu clan por verme aquí.

—P-pero, ¿por qué? D-deberías ir a descansar, y alimentarte también.

—Eso haré... haremos. Apresúrate.

Antes de desaparecer le dio un beso en la mejilla.

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Tendría media hora antes de verla nuevamente, así que iría a su casa a bañarse.

Antes de seguir camino se giró para observar la mansión. Se rió al recordar ese acercamiento en el campo de entrenamiento.

—Si no te hubieras dado vuelta en ese momento, quizá te habrías arrepentido —volvió a ponerse en marcha y al colocar sus brazos tras su cabeza largó un suspiro—.  Bueno, el beso tendrá que esperar para otra oportunidad.

Sasuke siguió su camino con una gran sonrisa.

A pesar de las estupideces que se mandó ese día le había ido bien, pero este todavía no había terminado.

Aligeró el paso, sino no llegaría a la cita que tendría con Hinata el resto del día.

Sí, sería una cita, solo que ella no lo sabía... aún.

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Continuará...