Regreso a ti [Sasuhina]

24. ¿Tan pronto termina la paz?

 Capítulo 24

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¿Tan pronto termina la paz?

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El beso comenzó a volverse más pasional a la vez que Sasuke la aferraba más a su cuerpo. Su espalda era cada vez más presionada a la pared, pero eso no le molestaba, al contrario, no sabía cómo, pero se dejaba llevar por las caricias y los besos que aquel muchacho le regalaba. Sentía una gran sensación en su pecho, opuesta al temor y la desolación que siempre habían convivido en su ser; ahora sentía alivio, paz.

Sasuke dejó de besarla y la miró fijamente. Su respiración al igual al igual que la de ella era agitada; sus ojos, que antes se mostraron rígidos, ahora volvían a ser los mismos que ella había conocido hace muchos años atrás, esa tarde cuando al estar con su querida y ahora difunta madre, sintió la presencia de otras personas con las cuales se vio obligada a ver de quien se trataba. Recordó al niño de cinco años de edad, de ojos dóciles y apacible sonrisa que amablemente le ofreció su mano para llevarla a jugar.

Nunca se había olvidado de aquel día en el que una nueva persona había entrado a su vida, llenándola de buenas e inolvidables experiencias. Hasta en el momento más difícil que había transitado él la había acompañado: la muerte de su madre. Ese día creyó que sus días soleados se habían esfumado junto con la vitalidad de su progenitora, pero no fue así. Él la sacó de la oscuridad que poco a poco quería apoderarse de ella.

Siempre pensaba en él, en su muy buen amigo que le hacía olvidar la tristeza del mundo; aún después de la muerte de su clan y del alejamiento que se produjo en ambos no dejó de preocuparse por él, y ni el más mínimo sentimiento de rencor, que jamás emergió, pudo hacerle odiar. Después de todo, ella quería a su gran amigo.

El tiempo había pasado, el se había alejado y no vuelto a ser el mismo de siempre. Su mirada se había apagado, su sonrisa esfumado y nunca más vista en su delicado rostro, implantando en éste una seriedad y frialdad que seguiría acompañándolo en todo momento.

Ya no era el mismo, y le dolía.

También sufrió con su ida, nunca se hubiera imaginado verlo partir en busca de venganza hacia su hermano, aquel modelo a seguir que siempre había admirado.

Nunca más vio aquellos ojos que ahora volvían a aparecer, frente a ella en esa habitación. Su corazón latía con mayor rapidez y sus mejillas comenzaban a arder de la vergüenza de no saber que hacer, de cómo reaccionar.

-Lo siento – le dijo apoyando su frente en la de ella y acariciándole con una mano una de las rojas mejillas – Lo siento, pero quería hacerlo, Hinata.

-No t-tienes porque pedir p-perdón, Sasuke – le contestó bajando la vista – No me obligaste a n-nada.

-De acuerdo – escuchó y seguido a eso sintió cómo se alejó de ella.

Levantó el rostro y lo vio dirigirse hacia la cocina, dejándola como si nada hubiera pasado. ¿En qué estaría pensando?

Había dicho que quería besarla pero, ¿por qué habría sido? ¿Sentiría algo por ella? El tan solo hecho de pensar un "sí" hacia que su corazón aumentara nuevamente su velocidad.

Lo vio regresar seriamente con su bolsa en mano. Cuando se paró frente a ella le tendió ésta con total naturalidad, como si nada hubiera pasado.

-Se hace tarde – le dijo cuando ya había tomado sus pertenencias – Será mejor que te acompañe hasta tu casa.

Hinata asintió, pero por más que intentó no logró realizar movimiento alguno. Sasuke, a su vez, abrió la puerta y se giró al no sentirla junto a él, encontrándosela todavía recargada en la pared.