Regreso a ti [Sasuhina]

12. A pesar de todo... ¿un buen momento?

  Capítulo 12

.

A pesar de todo... ¿un buen momento?

.

    

Sasuke bajó la mano de Hinata y comenzó a comer.

—Se te enfriará el pollo si no te apuras.

—S-sí, p-pero...

Ella estaba confundida ante esa situación, ya que no sólo Sasuke le dijo eso, sino que ignoraba lo que estaba pasando al otro lado de la ventana.

—¡Pero nada, Hinata! Estamos almorzando, no tengo tiempo para fijarme en otras cosas que no sean de aquí dentro.

Estaba furioso. Solo quería pasar un buen momento, pero como las cosas nunca se le dieron, la mayoría del tiempo, era de esperarse que algo pasara y arruinara todo.

—S-sasuke... pero e-está ahí...

—¡¿Comerás o no?!

Le estaba gritando, quería callarla. No quería seguir siendo cuestionado sobre el acto de ignorar a quien los seguía viendo.

Hinata ante ese grito, el que todos al escucharlo miraron para ver qué sucedía, bajó la vista y sin más que hacer comenzó a comer.

Ella no tenía la culpa de su enojo, pero ¿cómo le diría que ese grito salió de la nada solo por el hecho de que los habían interrumpido y encima seguía esa persona ahí?

Tendría que disculparse pero esas cosas siempre le costaron.

¿Cómo lo haría ante una Hinata al borde del llanto?

—Lo siento, no fue tu culpa.

No le respondió nada, solo continuó con su almuerzo.

—Dije que lo siento. No me hagas repetirlo una tercera vez, ya sabes lo que me cuesta admitir mis errores. Sabes que pienso que arrepentirse es caer bajo y que eso no es cosa de...

—D-de Sasuke Uchiha, lo s-sé.

Levantó la vista para que los ojos de los dos se encontraran. Los tenía húmedos pero ninguna lágrima había caído aún.

—¿Es muy común que diga eso? Porque no terminé la frase y ya sabías lo que iba a decir.

-Y-ya se sabe que es cosa tuya. A-además lo decías siempre.

-Sí... es cierto, ya me había olvidado.

.

.

.

—Y-ya se fue—dijo Hinata mientras tomaba agua.

—Sí, ya me di cuenta, antes te tapaba y solo tenías sombra en tu rostro. Ahora se te ve mejor.

El rostro de Sasuke mostraba a otra persona, ya no era la misma de hace unos minutos. Sus ojos se mostraban más cálidos, su boca se tornaba en una media sonrisa y su mirada ahora la tranquilizaba.

Todo volvía a la normalidad. El ambiente los sobrecogía en tranquilidad y paz.

El almuerzo había terminado. Después de ese desagradable suceso, habían retomado la confianza.

Hablaron de lo que había pasado en todos esos años que no se vieron. En realidad ella lo hizo, entre tartamudeos y vergüenzas, ya que él solo se dedicaba a escucharla como si fuera lo más impresionante del mundo.