11. El intento de cita.

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 Capítulo 11

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El intento de cita

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Ya había pasado el tiempo dicho y ella no llegaba, lo que lo ponía ansioso ya que esperar no le gustaba.

—¿Qué no se acuerda que odio la espera? —dijo a la vez que le pegaba con el puño cerrado a la pared en la que se encontraba reposando.

—S-sí me acuerdo. L-lo siento.

Su voz lo tomó por sorpresa. ¿Quién diría que justo en el momento en el que se desquitaba con una gran cantidad de cemento y ladrillos ella aparecería?

—No, está bien, no hay problema.

Se estaba contradiciendo así mismo. ¡Qué ridículo!

—L-lo s-siento—repitió bajando la mirada.

—No importa. Bueno, ponte en marcha.

-Sí.

Sasuke comenzó a caminar, seguido detrás por Hinata. Acto que duró una cuadra, ya que el cansancio de él por tenerla detrás le ganó.

—Hinata—pronunció con voz de fastidio, a la vez que se paraba abruptamente.

—¿Qué s-sucede?

—No te quiero atrás mío, ven a mi lado— continuó mientras le seguía dando la espalda.

—¿Q-qu...?

—Te podrías apurar, ¿no?

—S-sí, l-lo s....

—No te disculpes, no estás haciendo nada malo. Es sólo que... quiero que... camines a mi lado— se dio la vuelta para mirarla a los ojos—.  Por favor.

Todos en la calle los miraban al pasar. Y con razón, si iban juntos la heredera del clan más poderoso y el renegado que abandonó la aldea hace años atrás.

Le tenían miedo, y era evidente al ver la calle despejándose al pasar.

A Sasuke mucho no le importaba, pero ella parecía que sí. Iba con la vista en el suelo como sintiéndose culpable de la situación.

Sí, culpable y no avergonzada. Cosa que hizo que a él se le asomara la culpa por lo que estaba pasando su acompañante.

—Se nota que te tienen miedo, Hina – comentó con una media sonrisa a la vez que la miraba de reojo.

No respondió nada, solo sonrió con la vista aún en el suelo.

—Llegamos— dijo Sasuke parándose frente a un restaurante, al parecer nuevo en Konoha, ya que nunca antes lo había visto.

Lo dijo con tanta seguridad y determinación como siempre sonaba su voz, que nadie se habría dado cuenta jamás que en realidad hasta hace unos segundos no tenía idea adónde podrían dirigirse para almorzar.

Por suerte su vista había ido a parar a ese nuevo lugar, con aspecto acogedor y sencillo. En verdad le había gustado.

—N-no s-sabía que c-conocías este lugar.

—Yo tampoco, entremos.

—S-sí.

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Regreso a ti [Sasuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora