Animales humanos...Crónicas de guardia.

María

Sala de primeros auxilios "La salita". El lugar de atención primaria, localizada por lo general en poblaciones vulnerables, asentamientos o villas de emergencia.  Cuenta con un plantel básico de: Un ginecólogo, clínico, pediatra, a veces un dentista y un enfermero por turno.

María era una joven enfermera de 25 años, soltera y con un hijo de 2 años, a quién cuidaba con ayuda de sus padres. La salita donde trabajaba, se ubicaba a 8 cuadras de la parada del colectivo. Estas cuadras no contaban con asfaltado y en invierno permanecían anegadas por la falta de drenaje y cubiertas de barro. De lunes a viernes, María llegaba a las 6,30 de la mañana, ya que a las 7 comenzaba a anotar a los pacientes. La tarea de enfermería en el lugar consiste en: Entrega de números para la atención, organizar las historias clínicas, controles de tensión arterial, peso, curaciones, vacunación, entrega de leche y medicamentos para los planes de nutrición materno infantil y algún otro procedimiento que pudiera surgir.

Ese lunes, al llegar los médicos que empezaban a atender a las 8 de la mañana, se encontraron con una cola de personas esperando fuera de la sala, que estaba cerrada.

De María no se tenían noticias. Al hablar con su madre, ella les informó a los médicos que su hija salió de la casa como todos los días para ir a trabajar. Se inició entonces un operativo policial que barrió todo el asentamiento.

María fue encontrada en una especie de predio baldío, que se reserva para jugar a la pelota. "La canchita" del barrio. La muchacha fue violada, quemada con cigarrillos, cortada con hojas de Gillette, estaqueada y arrojada a un pozo en el medio de aquel sitio. Nadie fue. Nadie vio nada. En este tipo de lugares, la gente a la que María atendió, cuidó, vacunó y entregó la leche para sus hijos durante 5 años no dijo nada. Sin testigos ni elementos, el caso quedó cerrado. Finalizaba la década de los años 80.