Animales humanos...Crónicas de guardia.

¡Somos compañeros!

"Toda indicación, debe estar debidamente escrita y sellada". Esta norma, debe regir el comportamiento regular, de los sectores que funcionan dentro de las instituciones de salud, y es conocida por todos sus integrantes, pero, en ocasiones suele ser de difícil cumplimiento.

Inmersos en la vorágine de una guardia atestada de niños, poco personal y demasiadas horas de trabajo sin descanso, los protagonistas casuales, formaron parte de un cóctel, del que muchas personas, resultaron perjudicadas.

El joven médico, llevaba ya 36 horas de guardia continuada, cuando le tocó atender a un pequeño de 5 años, cuyo único síntoma visible era la alta temperatura (por sobre los 40º se atribuye a un virus y por consiguiente, no se administra antibióticos, sino que se procura descender esa fiebre). La indicación para la solitaria enfermera que lo asistía, fue entonces la de administrarle una cucharada de jarabe antitérmico. 

—Muy bien doctor, anótelo  por favor.

—¡Después! ¿Cuántas manos te crees que tengo?

—Sí, pero usted sabe que sigo indicaciones.

—¡Sí, sí, está bien, después te lo anoto, te lo sello y le pongo caritas, si querés! ¡Ahora andá y dale el jarabe! ¿o querés que empiece con convulsiones por fiebre? Somos compañeros, no hay problema, cualquier cosa es responsabilidad mía.

Y resultó que el niño se fue a su casa, y en el camino murió debido a un shock anafiláctico, provocado por la medicación a la que resultó ser alérgico. El médico olvidó consultar esos detalles y cuando se abrió la investigación, fue la enfermera que lo acompañó, quien terminó presa por muchos años. "Yo no indiqué nada, ella se manejó por su cuenta—afirmó el doctor—miren el "report", mi firma no está en ninguna parte".

Meri, no vio crecer a su hijo, y como era viuda, el pequeño fue criado por su abuela. La sentencia de "homicidio culposo" le llevó 8 años de su vida. El doctor siguió trabajando, como si nada hubiese pasado.