Frío amor

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En uno de los hospitales del conurbano, que no he de nombrar, ocurrieron los echos que expondré en esta ocasión.

Fines de la década de los 80, los hospitales públicos, no contaban con demasiada infraestructura para el volumen de pacientes atendidos. La morgue no tenía ningún parecido a la de las películas pudiendo aplicarse los de "Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia". Se contaba con 4 heladeras, por lo tanto, si se superaba el número de defunciones, debían ser retirados lo antes posible para evitar el proceso natural de descomposición. Esta morgue, era depósito de rápida circulación de cuerpos, que eran enviados luego de constatarse el óbito y hasta tanto los familiares lo reclamaran. Sin embargo; en ocasiones los cadáveres correspondían a personas en condición de calle y sin familiares o apoderados que los reclamaran, de esta forma se los mantenía durante unos días y de no existir nadie que se presentara para velarlos, se trasladaban por orden judicial al Cementerio Municipal, donde se procedía a su entierro en un osario común donde se lo clasificaba como NN (del latín nomen nescio: Desconozco el nombre). Ese era mas o menos el procedimiento a seguir.

La morgue, estaba a cargo de un individuo sesentón, calvo, con cara de bonachón, que poseía una mano izquierda cuya malformación congénita hacía que desde un muñón, salieran en ramillete múltiples pequeños dedos de una sola falange, la explicación es para aclarar que debido a este inconveniente físico, se le facilitó el ingreso al sector, donde nadie se impresionaría por su dificultad.

El encargado de la morgue, llevaba 10 años de servicio, sin una llamada de atención o mínima reprimenda por su desempeño, hasta que ocurrió algo imprevisto.

Hubo un accidente vial, que involucró varias muertes, por un error administrativo, una joven fallecida fue ingresada como NN. Cuando las familias fueron a retirar a sus seres queridos, la muchacha permanecía sin reclamar, debido a que era una estudiante cuya familia vivía en Mendoza, las noticias no llegaban rápidamente en esa época y para cuando se enteraron los padres habían pasado varios días del fallecimiento. Algo les resultó extraño y pidieron una revisión al cadáver de su hija, donde se constató presencia de fluidos corporales, compatibles con relaciones sexuales post morten y luego de investigación se comprobó que el encargado mantenía esa conducta, en forma habitual con los cuerpos sin identificar, nunca se enteraron ya que nadie los reclamaba hasta que se los enviaba al cementerio. El hombre fue removido de su puesto, pero como en el país no está contemplado como delito la necrofilia, se retiró a su casa donde murió poco después, sin familia y enterrado en el osario común, casi como un NN.


Animales humanos...Crónicas de guardia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora