La siguiente nota pertenece a un paciente, internado con Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en el año 1991, en un prestigioso sanatorio en el que su familia lo "dejó porque no podían verlo en ese estado de deterioro", el joven tenía 32 años, una semana después de entregar la carta en manos del enfermero, falleció poniendo punto final a sus sufrimiento.
—Tengo miedo Ariel.
—Tranquilo, acá estoy, dame la mano.
Con este relato cierro el libro, y puedo decir que todo lo que cuento ha pasado, el enfermero aquí nombrado es mi esposo y continúa trabajando, hasta que Dios lo disponga.
ESTÁS LEYENDO
Animales humanos...Crónicas de guardia.
Non-FictionAños de experiencia laboral en contacto con un gran abanico de bajezas humanas, muchas veces han conseguido minar mi espíritu. ¿De cuántas cosas podemos ser capaces?: ¡De todo! Estas historias son una recopilación de hechos reales guardados en la me...