Dos y media de la madrugada. En medio de gritos y corridas, una joven mujer entraba pidiendo ayuda. Su esposo había tenido un ataque y apenas llegó a a subir al auto, cuando se desmayó. El hombre de unos 60 años y gran porte, tuvo que ser retirado del interior del coche, por cuatro camilleros, que lo subieron a la camilla y lo llevaron al shock room para poder iniciar las maniobras. Por desgracia el paciente no sobrevivió, ya que fue víctima de un infarto generalizado imposible de recuperar.
Entre hipos, su acompañante relató que estaban en un hotel alojamiento y después de ingerir las famosas "Pastillas azules", comenzó con taquicardia, mareos y dolor en el pecho. Asustados fueron hasta el coche, pero él se desplomó apenas entró y ella lo trajo hasta el hospital.
De todo esto, inferimos que en realidad no se trataba de la esposa, puesto que por otra puerta entraba una señora de la misma edad que el occiso, la cual fue avisada por alguien que aguardaba en la sala de espera para ser atendido, cuando los camilleros lo trajeron. Aparentemente era un comerciante de muchos años en la zona, muy conocido y respetado.
Ante el cuadro que se presentaba, se optó por que la acompañante saliera por una puerta mientras la esposa entraba por la otra; era suficiente el dolor de que su esposo falleciera, para aclararle las circunstancias de su muerte, cuando ella lo creía de viaje para comprar los insumos del negocio.
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Animales humanos...Crónicas de guardia.
Non-FictionAños de experiencia laboral en contacto con un gran abanico de bajezas humanas, muchas veces han conseguido minar mi espíritu. ¿De cuántas cosas podemos ser capaces?: ¡De todo! Estas historias son una recopilación de hechos reales guardados en la me...