Envenenado

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Hacía tiempo, que Ramón venía sospechando un engaño, pero desechaba la idea, pensando que no sería posible. Con la casa, los chicos y el trabajo, Marisa no tenía mucho tiempo; sin embargo, la duda permanecía, alentada quizás por el cansancio que ella le manifestaba y con el que conseguía, la mas de las veces evitar las relaciones maritales. Cuando le dio la noticia del embarazo, no se mostró entusiasmado. La pareja tenía ya dos niñas de 3 y 5 años, fruto de una relación de 8 años.

El día del nacimiento, el hombre terminó de confirmar la sospecha. Un chico que en nada se le parecía, dormía plácidamente en la cuna dispuesta junto a la cama de su mujer. La llegada de las visitas de familiares, sirvieron para postergar el tratamiento del tema que envenenaba su razón, por que siempre creyó que las cosas de familia, allí debían quedar, pero en ningún momento dejó de observan los gestos de su esposa, tratando de descubrir algo que la delatara. Ella lo miraba como siempre, con los ojos redondos y temerosos, sin decirle una palabra. El horario de visita terminó y cuando todos se retiraron, la mujer entró al baño. Las salas de los hospitales son generalmente compartidas, por al menos 4 madres con sus recién nacidos, por ello, Marisa no entendía, como ninguna de las presentes supo decirle, por que su niño no estaba en la cuna, cuando ella se ausentó unos minutos. Primero los interrogantes y luego los gritos desgarradores, alertaron al personal, que comenzó una búsqueda desesperada por las instalaciones y el predio circundante. Mas de dos horas después dieron con el bebé, en el fondo de un tacho de basura donde se descarta el material patológico. El pequeño tuvo que ser sometido a profilaxis con antibióticos, para prevenir infecciones derivadas del contacto con el material tóxico y antivirales por la presencia de sangre infectada.

Luego de ver al niño, Ramón reconoció el parecido con un compañero de trabajo de su esposa y aunque ésta no lo reconociera, el estudio de ADN lo confirmó. Por la característica del caso, se dio intervención a justicia de menores, que ordenó pericias psicológicas a todos los involucrados y derivó al pequeño a un hogar sustituto durante un año, permitiendo el contacto con su madre, para no perder el vínculo parental. Aparentemente, como la mujer no radicó denuncia contra su marido, luego del tiempo prefijado, el juez les entregó la tenencia y viven en concordia, pareciendo no recordar en absoluto el problema que desató el incidente.

Animales humanos...Crónicas de guardia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora