Animales humanos...Crónicas de guardia.

El tren

No se si será la empatía que me une a este medio de transporte, que muchas veces me lleva a pensar lo desconsideradas que son algunas personas. Los suicidas que varias veces al mes lo eligen para abandonar la vida ¿Acaso no saben que el maquinista no puede frenar la formación aunque lo quiera? ¿No se conduelen de ese pobre tipo que en tantas oportunidades debe guardar en sus ojos el horror, sin tener forma de evitarlo? A veces las personas parecen jugar con el destino y a los que salen perdiendo por sus acciones, nadie les piden opinión.

Un fin de año de la década de los 90, un colectivo repleto de gente intentó ganar al tren cruzando con la barrera baja; el impacto con la locomotora, impulsó la unidad por los aires y al caer, dio de lleno contra un camión que transportaba barras de hierro para la construcción. Una fila completa de pasajeros, quedó envainada como una brochette, desde el primero al último asiento. Los bomberos cortaron los hierros para separar a las personas entre si, pero sin quitar las piezas que los atravesaban, ya que involucraban órganos vitales. Así, fueron recibidos en la guardia e ingresados a los quirófanos de acuerdo al grado de compromiso.

Las lágrimas del personal— duro a fuerza de costumbre— desbordaron al ver una jovencita de 19 años, con cola de caballo, sujetando una carterita de jean con florcitas y una barra incrustada en el hígado, saliendo por su espalda; la niña no superó la intervención.

Ese trágico dia, mas de la mitad de los pasajeros fallecieron, unos por el impacto, otros con la infección posterior, debido a la suciedad de los elementos involucrados. El maquinista del tren sufrió un shock y recibió años de tratamiento psicológico. El chofer del colectivo, fue acusado de homicidio culposo, cumplió una pena de dos años de cárcel y al salir abrió una remisería, donde siguió trasladando personas. Los familiares de las víctimas, no tuvieron nada que festejar ese año nuevo.