A la mañana siguiente Yoongi despertó con un solo objetivo en su cabeza: Ver a Jungkook.
Se levantó como toda mañana pero sin embargo esta no sería igual. No iba esperar a Jungkook en la acera como todos los días, tampoco hablaría con él ni vería su sonrisa al acabar de contar una anécdota divertida.
No estaría más allí con él, estaba solo de nuevo. Casi olvidaba como se sentía no tener a nadie a su lado, había perdido la tolerancia a estar de esa manera.
A Yoongi siempre le había gustado estar solo ya que consideraba la dependencia por alguna persona algo dañino, no quería sentirse débil y dependiente de alguien, pero era exactamente lo que estaba haciendo.
No quería abrir ese día, se sentía mal emocionalmente y no tendría la capacidad de recibir a los clientes con una sonrisa, ni tampoco con postres porque no tenía ganas de hacer nada para el publico.
Sus pasos lo llevaron a la cocina instintivamente, aún con su pijama puesta abrió el refrigerador y saco algunos ingredientes. No estaba seguro de lo que iba a hacer pero lo haría.
Solo estaba pensando en Jungkook, y en medio de su indecisión decidió prepararle algo especial, algo para agradecerle y mostrar el aprecio que le tenía.
Extendió una harina que ya había preparado sobre el mesón de la cocina y empezó a amasar. Esta no era de esas masas comunes y flojas para hacer pasteles. Luego incluyó otros ingredientes como arequipe, leche condensada y canela. Al meter al horno su creación desprendió un olor que inundó todo el lugar, un olor dulzón a canela que a cualquiera le haría la boca agua.
Al sacar su creación se sintió un poco orgulloso de sí mismo, había hecho un postre que definía a la perfección a aquel joven: unos rollitos de canela.
Yoongi río un poco al compararlos, era cierto que se parecían al menos un poco. Ambos eran dulces y tiernos al paladar, portaban un olor y aspecto exquisito, además de que cuando se acababan dejaban a sus comensales con ganas de más.
Exactamente era su misma historia, pero versión dulce. Yoongi no quería que su rollito de canela se acabara aunque ya se había comido todo de él.
En medio del silencio de la cocina Yoongi dejo escapar un pequeño suspiro y se dispuso a colocar los postres en el refrigerador, el mas esponjado y bonito lo metió en una cajita de cartón con detalles delicados. Luego se le vino a la mente que quizás ese suspiro tenía ese significado que de daban los adolescentes actuales, "Cada suspiro significa un beso que no se ha dado".
Pero estaba seguro que ese beso posible no sería de parte de su niño, Jungkook.
Había pasado ya la mañana entre tantos pensamientos y suspiros dedicados a esa persona especial, esperando el momento de poder ir a encontrarse con ella.
Estaba impaciente a pesar de que era una despedida.
Cuando llegó el medio día se vistió con abrigo de lana algo grande de color rosa viejo y un jean negro, estaba realmente motivado, sin embargo no podía sentir felicidad.
Salió de su casa al frío ambiente de la calle con la cajita del rollito de canela en la mano, mientras caminaba en dos oportunidades algunos niños se detenían a preguntar con curiosidad que tenía allí por el olor tan apetitoso que desprendía.
Al montar en el metro no pudo evitar recordar aquella vez que lo hizo con Jungkook, mentalizó también cuando el joven se había avergonzado al tocarle su retaguardia, y automáticamente sonrió. Algunas personas que estaban a su lado lo miraron raro, pero a el no le importó, ese momento era algo que nunca olvidaría.
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Sacarosa 🍰 [YoonKook/KookGi]
Fiksi PenggemarUn día mientras un repostero llamado Yoongi barría la acera de su negocio siente un empujón de alguien, cae y es necesario llevarlo al hospital. Jungkook el culpable se hace cargo de todos los gastos, aunque al principio no se lleven muy bien... 🍰...