XV (t2)

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¿Pero que es esto? ¿Una rata muerta? Ah espera, que hay un papel también.

Si no dejas a Marco ahora mismo, así es como vas a quedar tú. Eres una puta y no vales la pena. Has destruido algo muy bonito. Muérete.

¿Pero que...? Voy a guardarlo en la habitación para enseñárselo luego a Marco.

(...)

Solo me acuerdo que Marco llegó a casa y le enseñé el tema de la rata y tal pero después de eso... Lo veo todo borroso.

Me acabo de despertar y estoy en una camilla en el hospital, no hay nadie en la habitación, no sé escucha nada. No recuerdo haber llegado aquí y mucho menos recuerdo el porqué de estar aquí. Creo que pasan unas tres horas hasta que viene un médico. Pensaba que esto era un sueño pero ese pensamiento de disipó cuando me clavaron la aguja del suero. Si de verdad esto es un sueño, es bastante real.

No pasa nadie por mi habitación salvo el médico hasta el día siguiente que aparece ¿Carlos? Qué cojones está pasando y dónde está Marco.

- Hola cariño.
- ¿Eh? ¿Qué dices? ¿Qué cariño ni que hostias? ¿Tú estás bien?
- Claro, cariño, soy yo, Carlos. Dios, por fin te has despertado. Llevas cuatro días en coma - — ¿Yo? ¿En coma? —.
- ¿Pero qué haces? Suéltame la puta mano joder.
- ¡Médico!

Desde ese momento no recuerdo nada más. Aunque eso no me importa. Lo realmente importante es... ¿Qué cojones hace Carlos aquí? Perdón, no les he dicho quién es Carlos.

Carlos fue mi novio hace un tiempo, como unos cinco años o más (ya no me acuerdo). Al principio es como todos: el mejor novio del mundo, el que siempre te cuida, siempre te ayuda, el novio que toda chica desea tener. Después de unos meses se volvió un poco más brusco: a veces me daba alguna que otra hostia o me gritaba si llegaba de la universidad y no tenía la comida hecha, lo típico cuando se vuelven unos machistas. Para que os hagáis una idea de su físico, es rubio y tiene los ojos verdes. A simple vista puedes pensar que está muy bueno y qué es un cachito de pan pero no todo lo que reluce es oro.

Me habló en turco, lo que quiere decir que estoy en Turquía. Mierda, en Turquía. ¿Qué hago yo aquí?

Espero que esto sea solo un sueño. Voy a pensar eso, a ver si así se hace realidad y solo es un sueño.

- Dalia... Dalia... Dalia despierta... Se te va a hacer tarde cariño... No vas a llegar a clase.
- ¿Qué? - digo aún aturdida por el sueño - ¿Qué pasó? - todavía tenía los ojos cerrados.
- ¿Marco? Marco no voy a ir a clase. Estoy en el hospital.
- ¿Qué Marco? Hija, soy yo, mamá.

En ese momento abrí los ojos de golpe. Pensaba que estaba en Turquía, en el hospital, pero estoy en casa con mis padres y... ¿mi hermano? Sí, mi hermano. No sé qué hace mi hermano aquí, pero está porque lo puedo ver y puedo hablar con él.

No sé qué hago en Utrera, no sé que ha pasado en los últimos días y no sé qué ha sido de mi desde que le dije a Marco lo de la rata muerta, espera ¿era una rata? Bueno, a lo que voy, no me acuerdo de nada.

Voy hasta el espejo y cuando me veo estoy horrible. Tengo el pelo como si hiciera meses que no me lo lavo, estoy muy delgada como si no hubiera comido en mucho tiempo, mis ojos tienen unas ojeras que no sé ni cómo describirlas pero, a fin de cuentas, estoy horrible. No sé cómo voy a ir a dar clase así porque yo era profesora ¿no?

Cuando salgo del colegio donde impartía las clases un coche negro para a mi lado. Un chico con el pelo rizado, una gorra y gafas de sol me dice que me suba que él me lleva a mi casa. En el interior está Francisco, un niño a los que le doy clase. Confío en el que el padre de mi alumno no es un violador y acepto a subirme en su coche. No tengo muchas ganas de caminar.

Pasamos por delante del Retiro, del Bernabéu... Espera, no estamos en Utrera, estamos en Madrid.

- ... Y pues por esas razones creo que Sara está embarazada. Dalia... ¿Dalia, me estás escuchando?
- ¿Eh? No, ¿qué pasó?
- No te voy a volver a repetir todo lo que he dicho ahora mismo. Estás rara. ¿Qué te pasa?
- Nada, nada.

El chico me deja en mi casa y yo entro. Es verdad que estoy rara pero no sé qué es lo que me pasa.

Cuando abro la puerta lo primero que me encuentro es un tacón de color marrón en el suelo. Yo no uso esos tacones y menos de ese color. Sigo caminando hasta la cocina y me encuentro con el otro tacón. Pero que... El salón y una falda, aparentemente, de tubo. Las escaleras y una camisa. El pasillo y un sujetador. Nada de esto es mío. Abro la puerta y...

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¡Hola! Este es el capítulo especial que he decidido escribir por el cumpleaños de Marco, que hoy nos cumple 23 añazos y está hecho todo un señorito.
Espero que lo disfruten como lo he hecho yo escribiéndolo.
¡Besos!💋

Siempre fuiste tú.  ||  Marco Asensio. {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora