XXV (t2)

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Suena el timbre de casa y ya sé quién es o quién podría ser.
Sara viene para ayudarme con el tema de la luna de miel porque como ella ya tiene todo planeado de su boda pues pensé que ella me podría ayudar.

Esta hora y media es la primera que tenemos para hablar sobre eso pero tendremos más tiempo entre los dos meses que tenemos antes de que me case. Aunque también tenemos que medir el tiempo que pasaremos en la luna de miel pues tampoco queremos faltar a la boda de nuestros mejores amigos.

Mi boda está prácticamente sellada, todo gracias a mis dos mejores amigas. Sólo nos falta eso, el viaje.

- Y bueno, ¿a dónde quieres ir? - me preguntaba Sara encendiendo el ordenador.

- Tenemos claro que no queremos ir a ningún sitio donde hayamos estado ya antes, ya sea él con el fútbol o yo por viajes o por haber vivido allí.

- Vale, mejor, así no repetís.

- Exacto. Yo había pensado en Israel, a Tel Aviv, o a Egipto.

- Ay, Sergi me ha dicho que Tel Aviv es una ciudad súper bonita. Porque como Coral es de allí pues a veces van de visita y a él le encanta.

- Ya, a mí también me ha contado maravillas de allí pero es que no sé. Últimamente hablamos mucho de Egipto gracias a los documentales estos que dan en la tele, en Discovery Channel y esas cosas.

- Podemos hacer una cosa. Podemos mirar los dos sitios, y la "ruta" que te convenza más pues la eliges y te vas a ese sitio. ¿Qué te parece?

- Eres genial Sarita.

Y tras buscar y enlazar rutas con museos y lugares históricos de Tel Aviv junto con Jerusalén y, por otro lado, Egipto, lo tenía claro. Esas excursiones por el desierto, sumándole el solito y las vistas de las pirámides me cautivó. Decidido, nos vamos de luna de miel a Egipto. Además, sé que a Marco le hará especial ilusión pues lleva unas semanas diciendo que quiere ir a Egipto y conocer más sobre las pirámides y su pasado.

Cuando Sarita se fue, aproveché que quedaba cerca de una hora para preparar el almuerzo y hacer el plato favorito de mi prometido. Quería que disfrutase su día libre antes de irse de concentración con España a Las Rozas ya que la final de la Eurocopa se acercaba. Bueno, prácticamente quedaba una semana para medirnos ante Croacia, el subcampeón del mundial de dos mil dieciocho.
Todos sabemos que se lo están currando mucho y que Luis Enrique, el entrenador, lo está dando todo para que España vuelva a ganar otra Eurocopa.

Seguido de esa final me acuerdo de la boda. Mi boda. En menos de un mes es el día y solo de pensarlo me pongo nerviosa.

El partido de hoy de la selección española se jugaba en Mestalla y las chicas y yo íbamos de camino al estadio en otro avión, no nos dejaban viajar con los futbolistas por la estúpida idea de que sus familias les podrían desconcentrar.

En el momento en el que entramos al estadio nos encontramos con Raquel, la mujer de Ivan Rakitić, junto con Vanja, la mujer de Luka Modrić.

- Pero mira quienes vienen por ahí... Las tres mosqueteras - dijo cuando nos vio entrar a Maca, Sara y a mí hablando.

Yo era la única que, por decirlo de alguna manera, me llevaba bien con Raquel. Entre las chicas y ella no había mal rollo sino que sus maridos son rivales y bueno... Yo soy del Barça, su marido juega en ese equipo... ¿Entendéis verdad? Por suerte, me hice muy amiga de ella en uno de los clásicos que se jugaron esta temporada, al igual que nuestros chicos.
Maca y Sara saludaron a Vanja y luego nos fuimos cada una a nuestros respectivos palcos.

- Hola hola familia - dije cuando entré por la puerta esperando encontrarme con Gilberto e Igor, que se supone que llegaban antes que yo. En cambio, todo estaba vacío-. ¿Hola?

Al comprobar que no había nadie ni en los baños ni nada, decidí sentarme en las butacas que estaban cerca de la cristalera donde me iba a pasar los noventa minutos siguiente viendo a Marco jugar.

Justo llegando al final del primer tiempo tocan la puerta...

- ¿Sí?

- Dime que todavía no se ha acabado - me decía Igor casi sin aliento.

- Habeís llegado pero se acaba de terminar la primera parte. Marco ha marcado el dos a cero. ¿Vosotros estabais? 

- El avión se retrasó, tuvimos que coger otro porque el que habíamos pedido no llegaba y al final hemos llegado más tade aún - dijo, ahora, mi suegro.

- Bueno, no pasa nada. Ya estáis aquí. Vamos a disfrutar lo que queda.

Se sentaron uno a cada lado de mí: Igor a la derecha y Gilberto a la izquierda. Y tras los treinta minutos siguientes no dijimos nada hasta que me preguntaron si estaba nerviosa.

- ¿Nerviosa? ¿Nerviosa porqué?

- Por la boda. Queda una semana casi.

Siempre fuiste tú.  ||  Marco Asensio. {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora