XVII (t2)

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Narra Marco:

Empecé a subir las escaleras rumbo al baño. Cuando llegué a la puerta estaba seguro de que el móvil estaba dentro, que le había surgido algo y había salido corriendo olvidándose del móvil pero cuando abrí la puerta me la encontré echada en la bañera, todavía salía agua de la alcachofa. — Mierda tío, tiene una brecha en la cabeza. Coche, hospital, Morata, Isco, ya. —

Cerré el agua y la sequé, estaba empapada. La cogí y me la llevé al coche. Le había puesto un chándal de Nike de color violeta y negro. Creo que nunca había hecho esto y si dieran un récord mundial, podría ganarlo dado que en menos de veinte minutos he hecho todo lo anterior teniendo a Dalia inconsciente y ya sólo nos quedan cinco minutos para llegar al hospital.

Cuando la dejan en una habitación para hacerle pruebas, curarla y esas cosas de médicos yo, inmediatamente, llamo a Morata.

- ¿Que te pasó Marquito?
- Dalia, casa, inconsciente, hospital, ¡ya!
- ¿Qué? ¿Dalia en el hospital? ¡Alice, coge a los niños que nos vamos, ya!

Luego llamo a Isco y le informo de lo ocurrido.

No sé cómo lo hacen pero llegan los dos, bueno los cuatro, a la vez. Sara y Alice me hacen un interrogatorio mientras que Álvaro e Isco discuten sobre el qué puede haber pasado. Mientras tanto Dalia sigue inconsciente y yo no hago otra cosa que agobiarme y sentirme culpable. Todavía no me creo que vayamos a pasar nuestro aniversario aquí.

Me obligan a irme a casa pero no quiero. Me dijeron que me avisarían si se despertaba pero sé que no lo va a hacer tan pronto y quiero estar presente cuando lo haga así que prefiero quedarme aquí con ella. Es mi novia y no la pienso volver a dejar sola.

Les convenzo y me quedo, me quedo con la persona que me necesita. Que, depende de cómo se despierte, me necesite siempre.

Han pasado, creo, que cuatro días y no he pasado por casa. No he comido ni, por muy guarro que les parezca, tampoco me he duchado desde hace cuatro días. Todo lo hago por ella.

Hoy había partido y no me han ni convocado. Es normal debido a que, en cuatro días, no he ido a entrenar aunque también saben la razón así que no me preocupa.

Como los chicos jugaban en casa me dijeron que cuando el partido acabara vendrían de visita y no les podía negar un poco de compañía porque, aunque no lo quiera, me siento un poco solo.

Tengo agarrada la mano de Dalia y noto como ligeramente la aprieta. Una parte de mi quiere gritar de felicidad pero cuando veo que no abre los ojos vuelvo a entristecerme.

Ha pasado una semana más. Hoy le han dado el alta a Dalia y estamos en casa ya. No puede mover las piernas así que tengo que estar cien por cien para ella y para lo que necesite. Tenía unos morados que tenían una pinta muy mala en las piernas, como si le hubieran pegado con algo, y algunos golpes en la barriga.

Tenía miedo sobre que era lo que le podía haber pasado pero sabía que en cualquier otro momento podría saberlo gracias a ella.

Siempre fuiste tú.  ||  Marco Asensio. {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora